¿Quién es mi adversario?
Isa 50:8
Cercano está de mí
el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos.
¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
Nos toca ver la tercera y última respuesta
a nuestra pregunta: “¿quién es?”, en esta ocasión tocante al aspecto de “¿Quien es mi adversario?”. Isaías se plantea muchas
preguntas entre ellas esta, para el eran muchos los que le adversaban, para
nosotros tal vez no tantos como a él, pero no quisiera referirme a opositores
terrenales, ni a adversarios semejantes a nosotros; Quiero que meditemos en
nuestros enemigos espirituales y al mayor y principal de nuestros opositores, Satanás
mismo.
Este ser es el principal enemigo de Dios y
se ha opuesto a todo el que tenga que ver con Él; Su nombre significa
adversario o el que está en contra, Satanás es solo uno de los 40 nombres de este ser
espiritual, de los cuales algunos son descriptivos mientras que otros son títulos
que la palabra de Dios le asigna. He aquí alguno s de ellos:
“Acusador de
los hermanos” Apc
12:10.
Príncipe de
este mundo Jn
12:31, 14:30, 16:11.
Príncipe de
la potestad del aire Efe
2:2.
el dios de este
siglo. 2Co
4:4
Lucero hijo de la mañana Su nombre antes de la caída. /Isa 14:12
Satanás (palabra de origen hebreo) Resistidor, destructor, adversario.
Diablo Acusador o calumniador.
Serpiente que
expresa su sutileza en el ataque.
Dragón hace
referencia a su poder /Apc 12:9.
Cada uno de
los adjetivos antes descritos nos dan una idea de sus“cualidades”,
quien se ha vendido, como un personaje imaginario e inexistente en estos últimos
tiempos, siendo este tal vez uno de sus mayores logros, ya que ha llevado a la
perdición en incredulidad a muchas personas ignorando las advertencias que Dios
nos hace de él en su palabra; Haciéndonos ver a los que creemos en lo que Dios
dice, como personajes anticuados y pasados de moda.
Dios no solamente
nos advierte sobre nuestro adversario, sino que también nos da algunas armas
para pelear esta batalla intangible y espiritual. Estos recursos lo podemos
observar en la tentación de nuestro Señor descrita en Lucas capítulos 3 y 4,
las cuales describiremos a continuación.
(i) La
Oración. Luc 3:21 Aconteció que
cuando todo el pueblo se bautizaba,
también Jesús fue bautizado; y
orando, el cielo se abrió. La oración fue
una actividad frecuente y habitual en la vida del Señor, y esto nos lleva a
preguntarnos ¿necesitaba El usar este recurso? A lo que responderíamos que como
hombre, sí que lo necesitaba, pero sabemos que además lo hizo apara darnos el
ejemplo a seguir en cada tentación. Muchas fueron las ocasiones en las que Jesús
oró: Lucas 5:16,
6:12, 9:18, 11:1, 23:34, 46. Como el perfecto Hijo del hombre el Señor oraba en
sujeción a su Padre. El oro antes de ser bautizado, antes de ser tentado, al escoger
a sus discípulos, en Getsemaní antes de su muerte; En fin hizo de este recurso
de comunicación divina, una práctica habitual en su vida la cual dio como
resultado una vida plena para Dios y para toda la humanidad. Usemos la oración
poderosa y con fe, para derrotar a nuestro adversario.
(ii) El
Respaldo del Padre. Luc 3:22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en
forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres
mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Este es la primera ocasión de las tres, en las que aparece el Padre hablando
desde el cielo, las otras dos las encontramos en (Luc
9:28-36; Jn 12:28). Dándonos a entender el respaldo pleno y absoluto del
que gozaba nuestro Señor. Nuestras vidas victoriosas son solo, si nos
encontramos ubicados del lado de Dios. Si Dios no respalda nuestras vidas como
creyentes, jamás podremos vencer a nuestro enemigo. Debemos vivir vidas a las
que Dios apruebe, vidas separadas del pecado y puestas al servicio del Dios
infinitamente santo.
(iii) El
Poder del Espíritu. Luc 4:1 Jesús,
lleno del Espíritu Santo, volvió
del Jordán, y fue llevado por el
Espíritu al desierto. Uno de los atributos dados al E. Santo es su
poder, el Señor le advirtió a sus discípulos que recibirían este poder, cuando el
Espíritu Santo fuese un morador permanente en ellos Hch 1:8. La palabra poder presenta dos
significados en el griego: dunamis, indica un poder
inherente al E. Santo, y que es capaz de llevar a cabo cualquier cosa. El otro
significado es kratos: Es el poder
manifestado por la acción. Así que tenemos a nuestra disposición el ilimitado
poder del E. Santo, a partir del momento en que le hemos hecho huésped permanente
en nosotros, por medio de la experiencia de la salvación, y adicionalmente a
eso tenemos la responsabilidad de hacer manifiesto ese poder en nosotros por
nuestras actitudes pertinentes a lo que Dios espera de mi, producto de una vida
santa y apartada del mal. Si somos salvos, tenemos ese poder, pero no nos sirve
de nada si no respaldamos la acción que el E. Santo quiere hacer en nosotros, llevando
una vida separada en santidad para Dios. Veamos un ejemplo, supongamos que somos
propietarios de un potente Ferrari, capaz de desarrollar velocidades de hasta
390 Km/hr. Tenemos el poder inherente capaz de desarrollar semejante potencia, pero
si no nos capacitamos primero, y nos subimos a este vehículo y menos aún si no
estamos dispuestos a pisar el acelerador. No podremos manifestar toda la
potencia que este tiene a nuestra disposición. A veces pisamos el acelerador
sin estar preparados, o peor aún estamos preparados y subidos, pero no queremos
pisar del acelerador. ¿Cuál es tu condición? ¿Quieres triunfar espiritualmente?
Prepárate, súbete y actúa en la lucha a la que Dios nos ha llamado. Si hacemos
esto tendremos con seguridad la victoria.
(iv) La
Palabra de Dios. (¨Escrito está¨). Luc. 4:4, 8, 12 El último recurso mencionado
por Lucas es la palabra. Por la palabra entendemos que fueron creadas todas las
cosas, fue la palabra la que sirvió de puente conductor entre la verdad de Dios
y los pecadores confundidos. La palabra dio la sanidad y la vida a los necesitados.
Y Juan nos presenta a la palabra hecha vida Jesucristo mismo, llamándolo el verbo
de Dios. Y es aquí donde una vez más la palabra sirva para dar la victoria
sobre la tentación y sobre Satanás, “Escrito está”. Pero para que esto sea
posible es necesario la meditación en ella, dedicar tiempo y esfuerzo para
memorizarla y comprenderla. Alguien dijo que la digestión es al cuerpo lo que
la meditación es al alma. Si solo leemos y memorizamos la palabra, pero no
meditamos en ella, nuestra digestión espiritual quedará incompleta. ¿Apartamos
tiempo para esta bendita práctica? Si queremos vencer al destructor de nuestras
almas, debemos meditar en la palabra poderosa de Dios. Usándola en su debido
momento.
Saber quién es mi
adversario nos prepara para luchar.
facebook: Sergio Simoes
tweeter: @heraldo67
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