La Orotava, Tenerife, 23/05/10.
Quién es mi...
¿Quienes es mi hermano?; Saber quiénes son mis hermanos nos prepara para ser
verdaderos cristianos.
Mar 3:33 El les respondió
diciendo: ¿Quién es mi madre y mis
hermanos? Mar 3:35 Porque todo aquel que hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
CONDICIONES DEL PARENTESCO.
Aquí
Jesús establece las condiciones del verdadero parentesco. No es cosa de carne y
sangre exclusivamente. Puede suceder que una persona esté realmente más cerca
de uno que no es pariente suyo que de los que están relacionados con ella por
los lazos más estrechos de parentesco y de sangre. Entonces, ¿de qué depende,
el verdadero parentesco?
(i) El
verdadero parentesco depende de una experiencia común, especialmente
cuando es una experiencia en la que dos o más personas han pasado por
situaciones importantes juntas. Se ha dicho que dos personas llegan a ser
realmente amigas cuando se pueden decir la una a la otra: " ¿Te acuerdas?»
Y entonces siguen hablando acerca de cosas que han pasado juntas. La base de un
verdadero parentesco radica en una común experiencia; y los cristianos
comparten la experiencia de ser pecadores perdonados, redimidos por la preciosa
sangre del cordero de Dios Jesucristo.
(ii) El verdadero parentesco depende de un interés común. A. M. Chirgwin nos dice una
cosa muy interesante en su libro “La Biblia
en el evangelismo internacional”. Una de las mayores dificultades que
tienen los distribuidores de las escrituras
no es tanto vender sus libros como hacer que la gente los lea. Y prosigue:
"Un vendedor en la China pre comunista había mantenido por años la costumbre de ir de
tienda en tienda y de casa en casa. Pero a menudo se llevaba un chasco, porque
muchos de sus nuevos lectores de la Biblia perdían el interés; hasta que se le
ocurrió un plan: ponerlos en contacto entre sí y formar con ellos un grupo de
adoración y estudio, que a su tiempo llegaban a organizarse como iglesia.» Sólo
cuando esas unidades aisladas llegaban a ser parte de un grupo unido por un
interés común se daba entre ellas el verdadero parentesco. Los cristianos
tenemos ese interés común, por ser personas que deseamos conocer a Jesucristo
más íntimamente.
(iii) El verdadero
parentesco depende de una obediencia común. Los discípulos eran un grupo
muy heterogéneo. Entre ellos se daban toda clase de creencias y opiniones. Un
cobrador de impuestos como Mateo y un nacionalista fanático como Simón el
Celote tendrían que haberse odiado mutuamente a muerte, y probablemente se
habrían odiado antes. Pero ahora estaban vinculados, porque habían aceptado a
Jesucristo como su Maestro y Señor. Cualquier pelotón de soldados estaría
formado por hombres de diferentes trasfondos y profesiones y convicciones; sin
embargo, si están un tiempo suficiente juntos, formarán un grupo de camaradas a
causa de la obediencia que comparten. Las personas pueden llegar a ser amigas
cuando comparten un jefe en común. Las personas pueden amarse mutuamente
solamente cuando aman a Jesucristo.
(iv) El verdadero
parentesco consiste en una meta común. No hay nada
que una tanto a las personas como una finalidad común. Aquí hay una gran
lección para la Iglesia. A. M. Chirgwin, hablando de un interés renovado en la
Iglesia, pregunta: "¿Señala esto la posibilidad de un nuevo enfoque al
problema ecuménico, basado más bien en consideraciones bíblicas que en
cuestiones eclesiásticas?» Las iglesias nunca se aproximarán entre sí mientras
discutan acerca de la ordenación de sus ministros, la forma de gobierno
eclesiástico, la administración de los mandatos Bibñicos y todo lo demás. La
única cosa en la que se pueden encontrar es el hecho de que todas están
tratando de ganar almas para Jesucristo. Si el parentesco viene de una
finalidad común, entonces los cristianos poseemos el secreto por encima de
todos los demás seres humanos, porque todos nos estamos esforzando por conocer
mejor a Jesucristo e introducir a otros en Su Reino. Aunque no estemos de
acuerdo en otras cosas, en eso podemos encontrar y reconocer nuestra unidad.
El Señor quería resaltar el hecho de que existe un vínculo mayor que el consaguíneo, uno que puede unir a las personas, sin que estas se hallan visto antes en la vida. Y este enlace es el deseo común de hacer la voluntad del que nos amó a nosotros primero, Jesucristo.
(Haz clic sobre las referencias bíblicas para leer el versículo completo).
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Tu post me ha recordado a una película titulada Basket Case. ¿Dónde te escondes, hermano?
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