La Orotava, Tenerife,
11/11/2012.
Llamados de las tinieblas a la luz.
1Pe 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido; para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable. (RVG Reina Valera Gómez).
Introducción:
La luz y las tinieblas son temas recurrentes en
algunos libros de la Biblia, Dios es luz, se nos dice en 1ª Jn 1:5, en tanto que Satanás es “la potestad de las
tinieblas” (Lc 22:53). Las personas aman o la luz o las tinieblas, y ese amor
controla sus acciones (Jn 3:16-19) Así como la primera creación empezó con sea
la luz, así la nueva creación empieza con la entrada de la luz en el corazón de
los creyentes, 2 Co 4:3-6.
La luz en la Biblia está asociada con muchos
aspectos prácticos en nuestra vida, mencionaremos solo algunos de los muchos
que encontramos en ella:
1.- Evangelio:
2Co 4:3 Que si nuestro evangelio está aún encubierto,
para los que se pierden está encubierto;
4:4
en los cuales el dios de este mundo cegó la mente de los incrédulos,
para que no les resplandezca la luz del glorioso evangelio de Cristo, el
cual es la imagen de Dios.
2.- Lugar de habitación: 1Ti 6:16 el único que tiene inmortalidad, y habita
en luz inaccesible; a quien ningún
hombre ha visto ni puede ver. A Él sea honra y poder sempiterno. Amén.
3.- Conocimiento: 2Co 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación
del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
4.- Condenación: Jn 3:18 El que en Él cree, no es condenado, pero el
que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito
Hijo de Dios. 3:19 Y ésta es la condenación; que la luz vino
al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas. 3:20 Porque todo el que hace lo malo aborrece la
luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. 3:21
Pero el que obra verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus
obras son hechas en Dios.
5.- Comunión: 1Jn 1:6 Si decimos que tenemos comunión con Él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
Hijos de luz.
Era una manera común de hablar entre los hebreos.
Se dice que una
persona es el hijo de cualquier influencia que determina su carácter. En el A.T. leemos a los hijos
de Belial Jue 19:22. En el N.T. Se nos
dice de los hijos del trueno Mr 3:17. Bernab.e es llamado “hijo de consolación”.
Hch 4:36. Los que hemos creído en Cristo somos “hijos de luz” Jn 12:36. En
esta frase está implícita una acción trascendental de nuestra parte, para ser
hijos es requisito indispensable haber sido engendrados. Y en el terreno
espiritual este nacimiento se efectúa por parte del Espíritu de Dios. El Señor
Jesús le dijo a Nicodemo, os es necesario nacer de nuevo y este nacimiento
tiene su origen en el espíritu y el agua.
Algunos deberes en nuestra vida que si somos
genuinos Hijos de Luz, deberíamos poner en práctica.
1.- Si somos hijos de luz debemos Creer en la luz.
Jua 12:36 Entre tanto que tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos
de luz.
Para ser genuinos hijos de luz, debemos creer en
la luz, para los discípulos el aprovechamiento de la cercanía del hijo de Dios,
era garantía de luz en ellos. Para nosotros los creyentes, creer en la luz
significa apoyarnos en la claridad que emana de la persona de nuestro Señor, ya
que nuestra fuente de luz es Dios mismo, consideremos lo siguiente:
Dios es luz, lo declara el mismo Juan en su carta 1ª
capitulo 1:5.
Jesucristo es la luz del mundo, esto se nos dice en Jn 8:12;
9:5.
Los creyentes en Cristo somos luz del mundo, como declara Mt
5:14. Hemos recibido de la fuente cuando creímos y nos mantenemos en ella al
estar fieles y cerca de Cristo.
El término que resalta aquí y que va asociado a
la luz es creer, y en griego es pisteuo (πιστευω, G4100), creer, también ser persuadido de, y por ello fiarse de, confiar.
Significa, en este sentido de la palabra, apoyarse en, no una mera creencia. Se
halla con gran frecuencia en los escritos del apóstol Juan, especialmente en su
Evangelio. No usa el nombre (véanse pistis, en FE). En cuanto a la
primera utilización del verbo, véase Jua_1:50. De los escritores de los Evangelios, Mateo usa el verbo en diez
ocasiones, Marcos diez, Lucas nueve, Juan noventa y nueve. ¿Por qué Juan la usa
más? Juan quiere que sus lectores tengan claro que para poder apreciar la
imagen invisible del Mesías prometido, es necesario tener presente esta
palabra, creer. Ya que el nos muestra el lado oculto de Jesucristo, su
divinidad.
2.- Si somos hijos de luz debemos Diferenciarnos de los hijos de este siglo.
Luc 16:8 Y alabó el señor al mayordomo injusto por haber
hecho astutamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más astutos que los hijos de luz.
Es destacable la diferencia que hace el Señor,
entre los hijos de este siglo y los hijos de luz. La misma sagacidad y previsión
que demuestran los sabios según el mundo en las cosas materiales, deben ser
imitadas por aquellos que hemos resuelto vivir una vida en luz, adelantándonos
siempre a los posibles problemas que se nos presenten en nuestro cometido de
irradiar nuestro fulgor a aquellos que nos observan.
Esta
palabra astuto aquí mencionada, en griego es fronimos (φρόνιμος, G5429), prudente, sensato, con una sensatez práctica. Se utiliza en este
pasaje, con el grado comparativo fronimoteros, «más sagaces». La
comparación marca claramente una diferencia entre los hijos de este siglo y los
hijos de luz. Para ello el Señor nos muestra una parábola de un mayordomo que
actuó con sagacidad, perdonando a los deudores de su señor, para ser recibido,
posteriormente por ellos en sus casas.
Si
somos hijos de luz, debemos ser diferentes, demostrando previsión ante las
dificultades espirituales.
3.- Si
somos hijos de luz debemos Andar en
su luz.
Efe 5:8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois
luz en el Señor: Andad como hijos
de luz. 2Co 6:14 No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y
qué comunión la luz con las tinieblas?
Andad G4043 περιπατέω peripatéo
de G4012 y G3961;
andar todo alrededor, i.e. andar en general (específicamente
como prueba de capacidad).
Andar
como hijos de luz significa mantenernos en movimiento en el camino de Dios sin
tener nada que esconder. Es relativamente fácil esconder algo de otras gentes
ya que ellos no pueden ver nuestro corazón ni nuestra mente. Pero todas las
cosas están desnudas y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar
cuenta un día (Heb 4:13).
Un
escritor le pidió permiso a Charles Spurgeon para escribir su biografía, a lo
que este gran predicador le respondió: “¡Puedes publicar todo lo que quieras sobre mi vida, no tengo
nada que esconder!”
Si
andamos en luz tendremos comunión los unos con los otros. 1Jn 1:7 más si andamos en luz, como Él está en luz,
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
¿Estamos
andando como genuinos hijos de luz, reflejando una vida diáfana y transparente
a todos los que nos rodea?, o estamos estancados en un movimiento estacionario
dando luz solo dentro de las puestas de la iglesia donde nos reunimos.
4.- Si somos hijos de luz, debemos recordar de dónde venimos y qué futuro nos espera.
1Ts 5:5 Porque todos vosotros sois hijos de luz,
e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas.
La
luz es el elemento natural del creyente y su ambiente normal. Nos son las
tinieblas ni las sombras. Aparte de ser hijos de luz, los creyentes también somos hijos del día. Para los que hemos sido
iluminados por el Espíritu de Dios (Heb 10:32) viven y caminan en la luz y
avanzan hacia aquel día cuando serán
participantes de la herencia de los santos en luz (Col 1:12). Hijos del día va más
allá que hijos de luz. La repetición de una frase produce énfasis y un llamado
de atención para captar nuestro interés. No solamente tienen ellos iluminación propia
al ser hijos de luz, sino que el día es el reino de ellos ya que son hijos del
día.
Hay
un insecto llamado luciérnaga, esta es capaz de producir una luz propia muy tenue,
como resultado de una reacción química que se produce en su organismo. Cuando
es de noche la luciérnaga es un “insecto de luz”, pero cuando la noche remite y
el amanecer se ilumina transformándose en día, su luz tenue es inapreciable e inútil.
Al contrario, los creyentes somos hijos
de luz mientras las sombras reinan a nuestro alrededor, pero cuando se
manifieste el sol de justicia, Jesucristo mismo, dejaremos de ser hijos de luz,
para ser transformados en hijos del día. Y reinaremos con Él por toda la
eternidad. Qué futuro glorioso nos espera en aquella maravillosa mañana.
¿Tenemos
cumplidos nuestros deberes? Hemos creído en la luz, ¿somos diferentes a las
sobras y a la oscuridad que nos rodean? Andamos en comunión con nuestro
entorno, ¿recordando la mañana gloriosa que nos espera? Recordemos el encomiable llamamiento que
Pedro nos hace, con el único objetivo de anunciar las virtudes de aquel que nos
llamó de las tinieblas a su luz admirable. Jesucristo mismo.
Escucha el mensaje en mp3 aquí: Llamado de las tinieblas a la luz.
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