martes, 13 de noviembre de 2012

El Hades y el castigo eterno. A. J. Pollock



13/11/2012, La Orotava, Tenerife.




El HADES Y EL CASTIGO ETERNO


¿Cómo sabemos que hay un cielo? Nuestra única fuente de información es la Biblia. No podemos lógicamente recibir la revelación de que existe el cielo sin recibir todo lo que la Biblia enseña, y la Biblia de igual manera y muy claramente nos dice que hay un infierno.


Nuestra creencia en el uno se afinca precisamente en el mismo terreno de nuestra creencia en el otro. No podemos ser consistentes en creer que hay un cielo y rehusar creer que hay un infierno. Tenemos que creer en ambos o rechazar a ambos. “A la ley y a los profetas,” entonces. Dejad que las Escrituras hablen por sí mismas.


Para despejar el terreno será necesario examinar cuidadosamente punto por punto las Escrituras referentes a esta materia. Al empezar podemos decir que las referencias al hebreo y al griego [1] con frecuencia denuncian una crasa ignorancia de, y un ataque malicioso a la Palabra de Dios. Por ejemplo oímos al finado “Pastor” Russell [2] (el fundador de los llamados «Testigos de Jehová») decirle a una audiencia de cerca de mil personas que sheol quiere decir sepulcro. Pero no significa tal cosa, y con todo eso cientos de personas insensatas creyeron su aseveración por ser agradable al paladar de ellas. Uno de los oyentes, un hombre completamente mundano, exclamó con deleite, que el liberalmente contribuiría al sostenimiento financiero de la causa, porque daba una sensación de comodidad el pensar que no existe el infierno.


El finado W. E. Gladstone, al comentar la negación del castigo eterno, dijo: «¿Qué es esto sino mutilar todas las sanciones de la religión y dar a la maldad de suyo desenfrenada una nueva amplitud de licencia?»


El mejor comienzo que podríamos dar a nuestro examen sería la consideración del significado de la palabra sheol. Hay dos palabras traducidas muchas veces con el significado de “sepulcro” en el Antiguo Testamento.

1.    Qeber  ―  sepulcro, sepultura, a saber, un sitio.

2.    Sheol  ―  el estado de las almas desincorporadas, a saber, una condición.

Qeber es siempre justamente traducido sepulcro, o lugar de enterramiento.

Sheol  nunca se traduce justamente sepulcro.

Qeber es traducido sepulcro 51 veces y sepultura 15 veces; en efecto, siempre es traducido por la palabra sepulcro o sus equivalentes. Viendo que el hombre desde el principio había estado familiarizado con el sepulcro, las referencias a éste no presentarían ninguna dificultad al traductor. Qeber significa el sepulcro y nada más que el sepulcro. Esto es indisputable.

Sheol es traducido infierno 11 veces; el profundo 4 veces; abismo 3 veces; fosa 2 veces; huesa 2 veces; sepulcro 31 veces; y sepultura 12 veces. En el caso de qeber los traductores siempre nos dan la misma palabra o sus equivalentes. ¿Por qué no hacen lo mismo con sheol? Lo traducen infierno 11 veces y sepulcro o sepultura 43 veces. A la faz de esto no puede traducirse por dos palabras tan disímiles en su significado. Si el sepulcro significa el sitio de enterramiento de los cuerpos despojados de sus almas, y el sheol la condición de las almas sin sus cuerpos; no son más indistintas que si la misma palabra fuese traducida Londres y locura. Londres es un sitio. Locura es una condición.


Al citar las Escrituras sobre este importante punto, hallaremos en cada caso que con la palabra queber está asociada la idea de localidad y nunca la idea de condición, y con la palabra sheol siempre va asociada la idea de condición y nunca la de localidad.


Qeber se encuentra en plural 27 veces. Sheol nunca se encuentra en plural. El enterramiento de quinientos cuerpos en un cementerio significa muchos sepulcros.

La entrada de quinientas almas desincorporadas en la eternidad significa una sola condición.

Qeber se refiere al qeber o sepulcro exclusivo de un individuo. 

Nunca se habla de sheol como el sheol exclusivo de ningún individuo. Es claro entonces que una condición, a saber, la de ser desincorporado, es común a todos los que han muerto. Para ilustrar esto aducimos los siguientes pasajes de las Escrituras.


Qeber es referida como “mi sepulcro” (Génesis 50:5),  “sepulcro de Abner”  (2 Sam. 3:32); “su sepulcro” (1.º Reyes 13:30); “tus sepulcros” (2.º Crónicas 34:28); “sus sepulcros” (Jeremías 8:1) etc., etc.


Sheol es traducido erróneamente por sepulcro o sepultura 43 veces, pero en cada caso sin excepción es traducido “el sepulcro”. Nunca es traducido “mi sepulcro”, “su sepulcro”, etc., etc. Ahora bien, si sheol hubiese significado sepulcro, hubiese poseído al igual que qeber estas distintas variaciones, pero no lo significa. Sheol NO significa sepulcro pero se traduce así erróneamente.

Qeber lleva asignada posición geográfica. “Heredad de sepultura de Perón el Hetheo, delante de Mamre.” (Génesis 50:13); “¿No había sepulcros en Egipto?” (Ex. 14:11); “En Sela en el sepulcro de Cis” (2.ª Samuel 21:14); “la ciudad de los sepulcros de mis padres” (Neh. 2:5); “Yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel” (Ezequiel 39:11)

Sheol no tiene asignada a él posición geográfica alguna. Una condición no tiene geografía.


Se habla de qeber en relación  con la entrada del cuerpo en él. “Y puso su cuerpo en el sepulcro” (1.º Reyes 13:30); “arrojaron al hombre (esto es, su cuerpo muerto) en el sepulcro de Eliseo” (2 Reyes 13:21); “los matados que yacen en el sepulcro” (Salmos 88:5); “echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo” (Jeremías 26:23)


No se habla del sheol nunca en relación con el cuerpo. La razón es obvia. No tiene relación con éste. Sólo tiene que ver con el alma.


Qeber tiene relación con una posesión en esta tierra, exactamente igual que podemos poseer una casa o una finca. “Heredad de sepultura” (Génesis 23:4); “posesión de sepultura” (Génesis 23:9, 20).


Nunca se habla de sheol en esta relación. No podemos poseer una condición. No podemos tener título de propiedad para una condición.


Qeber puede ser cavado o hecho. “En mi sepulcro que yo cavé para mí” (Génesis 50:5); “Haréla tu sepultura.” (Nahúm 1:14).

Nunca se dice que sheol sea cavado o hecho.

Una aparente excepción a lo arriba expresado sirve para enfatizar la verdad de los que se ha demostrado. En relación con la rebelión de Coré, Dathan y Abiram leemos:


“Mas si Jehová hiciere una nueva cosa, y la tierra abriera su boca, y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al abismo (sheol), entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.” (Números 16:30)


La cosa nueva a que se hace referencia es muy obvia. Los cuerpos de los rebeldes hallaron enterramiento abriendo su boca la tierra y tragándolos. Pero podría argüirse que ellos descendieron vivos al abismo, lenguaje que parece aplicarse al “sepulcro”.

A. J. Pollock (El Hades y el castigo eterno).

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