jueves, 31 de julio de 2025

📖 ¿Es única la historia de la unción de Jesús por María en Juan 12:1-8? txt no. 106.

    📖 ¿Es única la historia de la unción de Jesús por María en Juan 12:1-8? Excelente pregunta, y la respuesta es importante tanto para la exégesis como para evitar confusión entre pasajes parecidos. No es la única, pero sí es distinta de otras unciones registradas en los Evangelios. Hay cuatro relatos que hablan de una mujer que unge a Jesús, pero no todos narran el mismo evento. Aquí los desgloso para ti:

    🧴 1. Juan 12:1-8 María de Betania unge los pies de Jesús:

                (haz clic sobre las citas bíblicas para leer el texto completo).

  • Lugar: Betania, en casa de Lázaro.
  • Tiempo: Seis días antes de la Pascua (muy cerca de la crucifixión).
  • Mujer: María, hermana de Marta y Lázaro.
  • Parte del cuerpo ungida: Los pies de Jesús.
  • Reacción: Judas critica el desperdicio del perfume.
  • Énfasis: Devoción personal, anticipación de su muerte.

    Este relato es único de Juan, aunque hay paralelos en los sinópticos que comparten similitudes temáticas.

    🧴 2. Mateo 26:6-13 y Marcos 14:3-9 Mujer no nombrada unge la cabeza de Jesús:

  • Lugar: Betania, en casa de Simón el leproso.
  • Tiempo: Dos días antes de la Pascua.
  • Mujer: Anónima.
  • Parte del cuerpo ungida: La cabeza de Jesús.
  • Reacción: Algunos discípulos (no solo Judas) critican el gasto.
  • Énfasis: Jesús interpreta el acto como preparación para su sepultura.

    Este relato es muy parecido al de Juan 12, pero no idéntico. Podría ser una tradición distinta de un acto similar, o una variante del mismo evento desde otra perspectiva.

👉 Existen algunas diferencias notables, veamos cuales son:

  • En Juan, la mujer es María; en Mateo/Marcos, es anónima.
  • En Juan se ungen los pies, en Mateo/Marcos la cabeza.
  • En Juan es seis días antes de la Pascua; en Mateo/Marcos, dos días antes.

    Muchos estudiosos creen que Juan relata el mismo evento que Mateo y Marcos, pero con más precisión sobre la mujer (María) y el gesto (los pies). Otros creen que son eventos similares pero distintos.

    🧴 3. Lucas 7:36-50Mujer pecadora unge los pies de Jesús:

  • Lugar: Galilea, en casa de Simón el fariseo.
  • Tiempo: Mucho antes de la Pasión.
  • Mujer: Anónima, descrita como una "pecadora".
  • Parte del cuerpo ungida: Los pies de Jesús.
  • Reacción: El fariseo piensa mal de Jesús por dejarse tocar.
  • Énfasis: Perdón de pecados, amor como respuesta al perdón.

    Este relato es claramente otro evento, no relacionado con Juan 12.

👉 Diferencias notables claves:

  • Diferente ciudad (Galilea, no Judea).
  • La motivación no es preparación para la sepultura, sino agradecimiento por el perdón.
  • Contexto hostil (fariseo incrédulo), no íntimo (amigos de Jesús).

🧾Resumen comparativo:

Relato         Evang. Ciudad Casa de              Mujer      Parte ungida     Motivación

Jn 12:1-8         Juan         Betania Lázaro/Marta María      Pies            Devoción / sepultura

Mt 26:6-13 Mateo Betania Simón el leproso Anónima      Cabeza      Sepultura

Mr 14:3-9 Marcos Betania Simón el leproso Anónima     Cabeza      Sepultura

Lc 7:36-50 Lucas Galilea Simón el fariseo Pecadora     Pies            Gratitud por perdón

    ✍️De lo anterior podemos  concluir,  Sí, hay varios relatos de mujeres que ungen a Jesús, pero el de Juan 12:1-8 es especial por: Identificar claramente a María de Betania. Enfatizar el amor personal y el acto profético de preparación para la muerte. Mostrar la profunda intimidad entre Jesús y sus amigos más cercanos justo antes de la cruz. Estos relatos nos enseñan que el corazón verdaderamente tocado por Jesús responde con adoración costosa, ya sea por gratitud (Lucas) o por revelación profética (Juan, Mateo, Marcos).

    ¿De todos estos relatos cual sería tu reacción o con cual te identificas?

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miércoles, 30 de julio de 2025

El contacto divino: Jesús toca al leproso (1)– Mateo 8:3. txt no. 105.



    Para una generación que lucha con el aislamiento, el miedo al contagio y la desconexión relacional, estas escenas no son solo históricas: son espiritualmente contemporáneas. ¿Qué significó que Jesús tocara a un leproso, a una niña muerta o a los ojos de un ciego? ¿Y qué implica eso para nosotros hoy? Veamos a continuación cuando Dios extiende su mano:

  •      Jesús toca al leproso – Mateo 8:3; Marcos 1:41; Lucas 5:13.

> “Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio.” (Mateo 8:3).

    La palabra griega usada frecuentemente en estos pasajes es “ἥψατο” (hēpsato) — del verbo haptomai, que significa “tocar” o “asir”. No es un roce accidental, sino un acto intencional. El mismo Señor propició estos contactos deliberadamente. Al igual que en ese momento es Jesús quién quiere tener un contacto cercano y personal contigo, hoy si se lo permites.

    El leproso era considerado impuro, intocable. Cualquiera que lo tocara quedaba también contaminado (Lev. 13:45-46). Pero Jesús, lejos de contaminarse, purifica. Este toque revierte el orden natural religioso: la santidad de Cristo vence la impureza. Nada de lo hayas hecho le impide querer relacionarse contigo.

    Cristo no teme nuestra inmundicia moral, emocional o espiritual. Él se acerca a nuestras heridas más repulsivas con el único propósito de sanarlas. Durante su ministerio público Jesús comía y bebía con publicanos y pecadores, El solo busca almas que sientan su necesidad de sanidad. 

    El toque de Jesús no es solo poder. Es presencia. Como señala el eminente escritor Jhon Lennox en sus escritos, <el cristianismo es único en su afirmación de un Dios que entra en el mundo físico. No se limita a “enviar energía” desde el cielo. Él se involucra corporalmente>. La encarnación no es solo un dogma: es una declaración radical de que Dios se compromete con nuestra materia, nuestra miseria, nuestra humanidad. En cada toque, Jesús reitera que no vino a evitar nuestra suciedad, sino a redimirla.

 ¿Quieres tu ser sano de las heridas que tu vida alejada de Dios te ha dejado? Déjate tocar con su poder sanador hoy, y serás salvo(a) por toda la eternidad.

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lunes, 28 de julio de 2025

3 porqués debemos asistir a la iglesia .txt .mp4 no. 104


    ¿Por qué congregarse importa realmente? En un mundo donde la espiritualidad es cada vez más individualizada, muchos creyentes sinceros se preguntan: ¿Es realmente necesario congregarse? ¿No puedo tener mi fe desde casa, orar solo, leer la Biblia a mi ritmo, y aún así estar bien con Dios?

    La fe cristiana no se trata de una experiencia privada sin contenido ni comunidad. Se trata de la verdad revelada, razonada y vivida en cuerpo. Y la Escritura no guarda silencio al respecto.

    Hoy exploraremos tres razones fundamentales para congregarnos, extraídas directamente de tres poderosos pasajes: Salmo 133:1–3, Salmo 84:10–11 y Hebreos 10:25–26. Razones que no solo son teológicas, sino existenciales y eternas.

  • 1. Porque Dios derrama bendición donde hay comunión verdadera.

    📖 Salmo 133:1–3 — “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!... Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.” Este Salmo es una joya poética con implicaciones teológicas profundas. La comunión fraternal no es simplemente agradable: es el lugar donde Dios ordena su bendición.

    El salmista usa dos metáforas: El aceite sobre la cabeza de Aarón, símbolo de unción y consagración sacerdotal (Éxodo 29:7). El rocío de Hermón, fuente de frescura y vida para una tierra árida.

    Ambos elementos apuntan a una verdad clave: la comunión no solo es agradable, es vital. Dios decide bendecir donde hay unidad. Al congregarnos, participamos de un espacio donde su favor fluye y su presencia se manifiesta (Mateo 18:20).

  • 2. Porque Su presencia es mejor que cualquier privilegio terrenal.

    📖 Salmo 84:10–11 — “Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos Porque Sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová.” Aquí el salmista declara con pasión: preferiría barrer en la casa de Dios antes que habitar en las mansiones de los impíos. ¿Por qué? Porque el valor de la presencia de Dios supera cualquier otro beneficio temporal.

    Este no es un lenguaje retórico: es una evaluación del alma. Congregarse es entrar, simbólicamente, en los atrios de Dios. Y donde Él está, hay gracia, gloria, protección y provisión (v.11).

    Negarse a congregarse es elegir el mundo en lugar del lugar donde mora Su gloria. Como dijo David:   > “Una cosa he demandado a Jehová  esta buscaré, estar en la casa de Jehová todos los días de mi vida” (Salmo 27:4)

  • 3. Porque el peligro de apartarse es real y progresivo.

    📖 Hebreos 10:24–26 — “No dejando de congregarnos... Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados.”

    Este pasaje es contundente. Abandonar la congregación es parte de un patrón más peligroso: el pecado voluntario, que puede llevar al endurecimiento del corazón y al juicio (v.27).

    El autor de Hebreos no está describiendo una simple ausencia dominical. Está advirtiendo contra un estilo de vida que se aleja de la comunidad de fe y, progresivamente, de la fe misma. Congregarnos no es un ritual. Es un ancla espiritual. Nos mantiene conectados, corregidos, exhortados y animados (v.24). Es parte del diseño de Dios para preservar nuestra fe hasta el día de Cristo (Filipenses 1:6).

    Congregarnos es gracia, no carga. La iglesia no es un club social. Es el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27), el templo vivo de Dios (Efesios 2:22), y el lugar donde Su gloria se manifiesta en medio de vasos imperfectos redimidos por gracia.

    Lo que NO es Congregarse:

  • No es opcional, es esencial (Hechos 2:42)
  • No es legalismo, es obediencia gozosa (Juan 14:23)
  • No es carga, es refugio, consuelo y entrenamiento para la eternidad. (Salmo 122:1, Proverbios 18:10, Isaías 4:6, Efesios 4:11-13).

    > “Donde hay comunión hay bendición. Donde hay presencia hay vida. Donde hay perseverancia, hay esperanza.”

    No te congregues por rutina, hazlo por revelación, su Palabra nos lo dice. Porque en Su casa, somos renovados. Y juntos, esperamos el día glorioso de Su regreso. AMÉN.

    Ahora te dejo la pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que te reuniste con los Santos de Dios en su casa? Deja ya de perder bendiciones y corre! a la presencia divina en compañía de los hijos de Dios en la casa de Dios.

    Si quieres ampliar este tema te dejo este enlace, haciendo clic sobre el título: ¿Se puede ser cristiano y no asistir a la iglesia? 

3 porqués debemos asistir a la iglesia, 4 Ago. 2025 ICE la Orotava, Tenerife. ES.


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sábado, 26 de julio de 2025

Cristo Revelado en Contrastes: La paradoja divina encarnada. txt, no. 103

  

    Uno de los aspectos más sublimes de la revelación bíblica es cómo Jesucristo es presentado a través de contrastes complementarios. En Él convergen realidades que parecen opuestas, pero que en su persona se armonizan sin contradicción. Es el Cordero inmolado y el León vencedor, el Sacerdote eterno y la Ofrenda perfecta, el Siervo sufriente y el Rey soberano, el Hijo obediente y el Señor exaltado. Estas imágenes, tomadas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, revelan la plenitud de su persona y su misión redentora.


Este artículo busca guiarte por una lectura exegética que integre la teología bíblica con aplicaciones relevantes tanto para el creyente comprometido como para el incrédulo pensante.


    1. Cordero y León. 📖A continuación te presento algunas referencias clave: 

  • Éxodo 12:5–7 – El cordero pascual sin defecto.
  • Isaías 53:7 – “Como cordero fue llevado al matadero.”
  • Juan 1:29 – “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
  • Apocalipsis 5:5–6 – “El León de Judá… vi un Cordero como inmolado.”

    Cristo, como Cordero, es la figura sacrificial que satisface la justicia de Dios (Lev. 17:11; Heb. 9:22). Como León, es el rey mesiánico de la tribu de Judá (Gén. 49:9–10), aquel que viene con autoridad para gobernar y juzgar. El libro de Apocalipsis une ambas imágenes: el Cordero es también el León, y solo Él es digno de abrir los sellos del destino redentor para la humanidad.

    Adoramos a un Salvador que nos amó lo suficiente como para morir por nosotros, pero también nos guía con poder como Rey soberano. Este equilibrio elimina la arrogancia (ante su sangre) y el temor (ante su realeza). Hoy, Jesús se presenta como Cordero que ofrece perdón. Pero quien rechaza su sacrificio, enfrentará un día al León que juzga con justicia (2 Tes. 1:7–9).


    2. Sacerdote y Ofrenda, 📖 Referencias clave:

  • Levítico 16 – El sumo sacerdote el Día de la Expiación.
  • Isaías 53:10 – “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado.”
  • Hebreos 4:14; 9:11–14 – Cristo como Sumo Sacerdote que se ofrece a sí mismo.
  • Juan 10:18 – “Nadie me quita la vida, yo la pongo de mí mismo.”

    El sistema levítico exigía que un sacerdote ofreciera sangre ajena. Jesús, el nuevo y perfecto Sacerdote según el orden de Melquisedec (Salmo 110:4; Heb. 7:17), rompe ese patrón: Él mismo es la víctima. Esto transforma radicalmente el culto: ya no hay necesidad de sacrificios repetidos (Heb. 10:12).
    
    Ya no dependemos de rituales humanos ni mediadores religiosos. Cristo intercede eficazmente y eternamente por nosotros los creyentes (Heb. 7:25). Toda religión humana busca "ofrecer algo". El Evangelio dice: Dios ya se ofreció a Sí mismo. Rechazar ese sacrificio es despreciar la única ofrenda suficiente delante de Dios por tus pecados (Heb. 10:29).

    3. Siervo y Rey, 📖 Referencias clave:
  • Isaías 42:1–3; 53:3–11 – El Siervo sufriente.
  • Zacarías 9:9 – El Rey humilde montado en un pollino.
  • Mateo 20:28 – “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir.”
  • Apocalipsis 19:11–16 – Cristo como Rey de reyes, Juez guerrero.

    En Isaías, el Siervo es despreciado, cargado con nuestros pecados. En los Evangelios, Jesús sirve, lava los pies de sus discípulos, muere. Pero también resucita, asciende y regresará como el Rey vencedor, montado en un caballo blanco. La humildad del Siervo no niega su autoridad real, sino que la revela.


    Las escrituras nos llama a imitar su siervo-reinado: servir en humildad mientras esperamos su regreso glorioso. Este modelo cristiano es el antídoto contra el liderazgo egocéntrico. Jesús te sirve hoy con paciencia y gracia. Pero Él regresará con poder. ¿Lo recibirás como Rey voluntario o como Juez inevitable?


    4. Hijo obediente y Señor exaltado, 📖 Referencias clave:

  • Filipenses 2:5–11 – Se humilló… por lo cual Dios lo exaltó.
  • Lucas 22:42 – “No se haga mi voluntad, sino la tuya.”
  • Colosenses 1:15–18 – “Primogénito (Señor) de toda creación… cabeza del cuerpo.”
  • Hebreos 5:8 – “Aprendió obediencia por lo que padeció.”

    La gloria de Cristo se basa en su obediencia radical al Padre. La exaltación no es un añadido, sino la consecuencia inevitable de su humildad perfecta. Esta unión de sumisión filial y autoridad suprema revela que el verdadero liderazgo nace del sacrificio. La obediencia no nos degrada, nos configura con Cristo. Aquellos que se humillan con Él, también reinarán con Él (2 Tim. 2:12). Jesús, aunque Señor, se sometió por amor. ¿Cómo puedes resistirte a un Señor así?


    Las paradojas de Cristo; son testigos de su grandeza divina y humana. Solo alguien verdaderamente Dios y verdaderamente hombre puede ser a la vez:

  • El Cordero sacrificado y el León conquistador,
  • El Sacerdote eterno y la Ofrenda perfecta,
  • El Siervo humilde y el Rey glorioso,
  • El Hijo obediente y el Señor universal.
    > Este Cristo no puede ser simplemente ignorado o desestimado. Hay que rendirse ante Él… o resistirse a Él. Pero lo que no se puede hacer es ignorarlo sin sufrir las consecuencias eternas de ese desvarío. ¿Qué harás con este Cristo de contrastes? Acéptalo hoy como tu Señor y Salvador personal!

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jueves, 24 de julio de 2025

3 beneficios del Temor a Dios: Un pequeño paseo por el Salmo 34.txt, no. 101

 

                            Tres beneficios del temor a Jehová: Un breve análisis del Salmo 34

    Un canto desde la cueva: David escribió el Salmo 34 en uno de los momentos más vulnerables de su vida. Según el título del salmo, se trata de aquel episodio registrado en 1 Samuel 21, cuando David fingió locura ante Abimelec (Aquis, rey de Gat) para evitar ser capturado. Huido de Saúl, sin recursos ni ejército, refugiado en una cueva, compone esta alabanza llena de gratitud, reverencia y enseñanza.

    Lo que sorprende es que en medio de la presión, el salmista no cae en desesperanza, sino que invita a otros a “temer a Jehová”. Para David, el temor del Señor no es un recurso religioso decorativo, sino una fuerza vital que sostiene, protege y enseña. En los versículos 7, 9 y 11 encontramos tres beneficios concretos del temor a Dios.

  • 1. Protección divina: (Salmo 34:7) > “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.”

    El hebreo "malʾakh YHWH" ("El ángel de Jehová"), se refiere a la manifestación activa de la presencia de Dios —no sólo un mensajero angelical, sino una figura divina que aparece con poder y cercanía (cf. Éxodo 3:2; Jueces 6:12). La imagen del campamento implica permanencia, cobertura y compañía.

    Quien teme a Dios no vive expuesto. No es invulnerable, pero sí guardado por una presencia real que lo rodea y defiende. Hoy, muchos buscan seguridad en sistemas, ideologías o alianzas humanas. Pero la Escritura enseña que el temor del Señor coloca al creyente bajo una custodia celestial que ninguna fuerza humana puede igualar ni traspasar.

  •     2. Provisión sin carencia: (Salmo 34:9) > “Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.”

    El verbo hebreo ḥāsēr ("faltar") comunica necesidad básica o carencia esencial. La promesa es clara: los que viven en reverencia ante Dios no experimentan una vida de escasez espiritual ni de abandono.

    David no promete riquezas, pero sí suficiencia. La vida marcada por el temor de Dios se caracteriza por la confianza en que Él proveerá lo necesario. En una cultura de consumo y comparación, esta verdad libera al creyente para vivir con contentamiento. El temor a Dios desactiva la ansiedad por lo material porque deposita la seguridad en el Dador, no en los dones.

  •     3. Formación espiritual:  (Salmo 34:11) > “Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré.”

    Este versículo introduce una sección didáctica del salmo. David adopta el rol de un maestro (incluso paternal), mostrando que el temor de Dios no es innato, sino aprendido. "Os enseñaré..." implica que hay contenido y práctica en esta reverencia.

    El temor a Jehová es formativo. Nos disciplina, corrige nuestra lengua (vv.13-14), nos guía en la búsqueda del bien y de la paz. En otras palabras, produce madurez. En un mundo que celebra la autonomía sin límites, temer a Dios es ceder el control a Aquel que verdaderamente sabe lo que conviene al alma.

    El temor que trae vida: Lejos de ser un temor esclavizante, el temor a Jehová según el Salmo 34 es fuente de consuelo, provisión y crecimiento. David no escribe desde una torre de marfil teológica, sino desde una cueva, perseguido y vulnerable. Y aun así puede decir que Dios lo ha rodeado, sustentado y enseñado. Del mismo modo lo puede hacer contigo.

    En tiempos inciertos, necesitamos recuperar esta verdad: el temor del Señor no oprime, edifica. Nos coloca en el lugar correcto ante un Dios soberano, amoroso y justo. > “Temed a Jehová, pues nada falta a los que le temen.”– Salmo 34:9. ¿Y tu de que manera vives el temor a Jehová?

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miércoles, 23 de julio de 2025

El Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento: Sombra del Cristo Eterno .txt no. 102

(haz clic sobre las citas bíblicas para leer).

    En el corazón del antiguo sistema levítico encontramos al sumo sacerdote: una figura central en la vida religiosa de Israel. Su rol no era simbólico, sino vital. Entraba una vez al año al Lugar Santísimo (Levítico 16), llevando sangre por sus propios pecados y por los del pueblo, intercediendo ante Dios en el Día de la Expiación. Era el único puente humano entre un pueblo pecador y un Dios absolutamente santo.

  Pero esa figura, por gloriosa que fuese, era solo una sombra de una realidad mayor (Hebreos 10:1). A lo largo del Antiguo Testamento, vemos anticipos, tipos y símbolos que encuentran su cumplimiento en Jesús, el verdadero y eterno Sumo Sacerdote.

    El autor de Hebreos declara con firmeza: “tenemos un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios” (Heb. 4:14). A diferencia de los sacerdotes levíticos, Jesús no ofreció sangre ajena, sino la suya propia. No entró a un tabernáculo terrenal hecho por manos humanas, sino al cielo mismo, presentándose ante el Padre como intercesor eterno (Heb. 9:24–26).

    Jesús es al mismo tiempo el sacerdote, el sacrificio y el mediador. Su obra es definitiva. “Consumado es”, clamó desde la cruz (Juan 19:30), y con ello, el velo del templo se rasgó (Mateo 27:51), abriendo acceso directo a Dios para todos los que se acercan por medio de Él.

    Para el creyente, esto significa que ya no necesita mediadores humanos, ritos ni estructuras religiosas para acercarse a Dios. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” (Heb. 4:16). La obra de Cristo es suficiente. Podemos vivir en libertad, sin temor, sabiendo que tenemos un abogado fiel que intercede por nosotros constantemente (1 Juan 2:1).

    Para el incrédulo, esta verdad es una invitación urgente. No hay otro camino, no hay otro sacerdote, no hay otro sacrificio. Cristo es suficiente, pero también exclusivo. Rechazar su mediación es quedarse sin expiación, sin esperanza y sin acceso al Dios vivo.

    El sumo sacerdote del Antiguo Testamento apuntaba a algo mayor: a Jesús, el verdadero Mediador. Para todo corazón que anhela reconciliación con Dios, la puerta está abierta. No por obras, no por religión, sino por gracia, a través del Sumo Sacerdote que vive para siempre.


Amplia este tema aquí:( Funciones de el Sumo sacerdote. ).
(clic aquí para escuchar o leer).
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sábado, 19 de julio de 2025

¿Pueden coincidir nuestros deseos con la Voluntad de Dios? txt, no. 100.

 

Deseos del Corazón vs. Voluntad de Dios: Una Exégesis de: Salmo 37:4, Juan 15:7 y 1 Juan 3:21-23

    Uno de los anhelos más comunes de los creyentes es ver sus oraciones respondidas y sus deseos cumplidos. Pasajes como el Salmo 37:4, Juan 15:7 y 1 Juan 3:21-23 suelen citarse como promesas que abren el cielo a nuestras peticiones. Pero ¿Qué significan realmente estos versículos dentro de su contexto? ¿Prometen que Dios nos dará todo lo que pidamos? Veámoslo desde la lupa de la exégesis bíblica, dentro de su contexto histórico, teológico y espiritual.

  • Salmo 37:4 – “Deléitate en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”.

    Este salmo, atribuido a David, es una meditación sapiencial que contrasta la suerte de los impíos con la de los justos. Fue escrito en un tiempo de crisis moral donde parecía que los malvados prosperaban. No es un salmo de lamento, sino de instrucción y esperanza (cf. Salmo 1).

    “Deléitate en Jehová” no implica una actitud superficial, sino un gozo profundo y constante en la persona, carácter y voluntad de Dios. La palabra hebrea para "deleitarse" (עָנַג, anag) también puede implicar una ternura y disfrute íntimo. El enfoque está en cambiar el deseo, no simplemente satisfacerlo. “Y él te concederá las peticiones de tu corazón”: esto no es una promesa de indulgencia sino de transformación. Cuando el corazón se deleita en Dios, sus deseos se alinean con los de Dios (cf. Salmo 145:19; Proverbios 3:5-6).

  • Juan 15:7 – “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.

    Este versículo forma parte del discurso de despedida de Jesús en la Última Cena. Aquí, Jesús usa la metáfora de la vid verdadera (Juan 15:1-11), subrayando la necesidad de una unión vital y continua con Él.

    “Permanecéis en mí” implica una relación activa, constante, de dependencia, como la rama al tronco. “Y mis palabras permanecen en vosotros” sugiere que Su verdad moldea nuestros pensamientos y deseos. La promesa: “pedid todo lo que queréis” está condicionada por esa comunión transformadora. El "querer" aquí no es carnal ni egoísta, sino redimido por la Palabra. Como en Romanos 12:2, al renovar la mente se transforma la voluntad.

  • 1 Juan 3:21-23 – “...tenemos confianza delante de Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos...”.

    La primera epístola de Juan combate el gnosticismo incipiente y recalca que la evidencia del nuevo nacimiento es una vida de amor, obediencia y fe verdadera. No se trata de legalismo, sino de fruto espiritual. La “confianza delante de Dios” (parresía en griego) es una seguridad valiente, producto de una conciencia limpia (cf. Hebreos 4:16). El texto dice que Dios responde a la oración cuando:

    1. Guardamos Sus mandamientos (obediencia externa),

    2. Hacemos lo que le agrada (obediencia interna),

    3. Creemos en Cristo y amamos al prójimo (v. 23, cf. Mateo 22:37-40).

    Aquí se revela la conexión entre fe, obediencia, amor y oración eficaz (cf. Santiago 5:16; Juan 14:13-15).

    Un corazón transformado pide con poder.  Estos tres pasajes no son fórmulas mágicas para obtener favores divinos. Juntos forman una teología bíblica de la oración que enseña que Dios responde al corazón que ha sido y está alineado con Él.

📖 Referencias clave:

  • Romanos 12:2 – La renovación de la mente lleva a desear lo que Dios desea.
  • Salmo 66:18 – El pecado obstaculiza la oración.
  • Mateo 6:33 – Buscar primeramente el Reino redefine las prioridades.
  • Filipenses 2:13 – Dios pone tanto el querer como el hacer.
  • 1 Juan 5:14 – Pedimos conforme a Su voluntad, y Él nos oye.

    Dios no está comprometido con nuestros caprichos, sino con nuestra transformación. Si queremos oraciones respondidas, necesitamos vivir una espiritualidad de comunión, obediencia y fe viva. La clave no está en pedir más, sino en permanecer más. Entonces, nuestros deseos serán reflejo de Su corazón.

  

  Deléitate, permanece y obedece. Esa es la progresión bíblica hacia una vida de oración eficaz. Cuando Cristo reina en el corazón, nuestras peticiones ya no son exigencias, sino expresiones de una voluntad unida a la suya. Y en ese lugar, la promesa se cumple: “todo lo que pidieres, os será hecho”… porque ya no se pide por lo que el hombre quiere, sino por lo que Dios ama conceder. Y sabemos que El siempre querrá lo mejor para nosotros. Amén.

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miércoles, 16 de julio de 2025

3 visiones de la tormenta, en los evangelios: Mateo 14:22–33. txt .mp3 no. 99.

Jesús en la Tormenta: Fe que camina sobre el miedo.

    Una de las escenas más impactantes de los evangelios es aquella en la que Jesús camina sobre las aguas en medio de una tormenta. Esta narrativa no solo revela el poder de Cristo sobre la creación, sino también el proceso formativo de la fe en sus discípulos. En Mateo 14:22–33, encontramos una lección profunda sobre confianza, duda y la presencia salvadora de Jesús.

    Este pasaje ocurre después del milagro de la multiplicación de los panes y los peces (Mateo 14:13–21). Jesús envía a los discípulos al otro lado del mar de Galilea mientras Él se retira a orar solo en la montaña (v. 23). Este es un patrón revelador: Jesús ministra, luego ora, y luego vuelve a intervenir en la vida de sus discípulos.

    El mar, en la cosmovisión hebrea, representaba el caos, lo incontrolable (cf. Génesis 1:2; Salmo 77:16). Que Jesús camine sobre él no es un truco sobrenatural: es una afirmación mesiánica. Es el Dios soberano dominando las fuerzas que el hombre teme.

    Hagamos una pequeña comparación de los relatos evangelísticos; Este evento se narra también en: Marcos 6:45–52 y Juan 6:16–21. Ambos evangelistas destacan la soberanía de Cristo, pero sólo Mateo incluye el episodio de Pedro caminando sobre el agua, lo que sugiere una intención pastoral dirigida a una comunidad de discípulos en formación (probablemente judeocristiana), que enfrentaba desafíos reales a su fe.

  • Marcos, enfatiza que los discípulos "no habían entendido lo de los panes" y sus corazones estaban endurecidos (Mc 6:52). Su enfoque está en la incredulidad y la sorpresa, no tanto en el aprendizaje.
  • El evangelista Juan nos relata una historia más breve. Muestra a Jesús acercándose con poder y declarando: "Soy yo, no temáis" (Jn 6:20). El énfasis está en la revelación de la identidad de Jesús.
  • Y Mateo nos muestra a un Jesús formador de fe: invita a Pedro a salir de la barca. Este relato es el único que destaca la fe personal, la duda, y el rescate. La historia no gira solo en torno a Jesús, sino también en la respuesta del discípulo.

    Veámos una modesta exégesis de Mateo 14:22–33: Verso 24: Los discípulos estaban “azotados por las olas”, y el viento era contrario. Es un símbolo del discipulado: obedecer a Cristo no exime del conflicto. Verso 25: Jesús se acerca “en la cuarta vigilia”, entre las 3 y 6 a.m. Él llega tarde según nuestros relojes, pero a tiempo según el  reloj del Reino. Verso 27: "¡Tened ánimo! Yo soy; no temáis." Esta frase evoca el nombre divino “Yo Soy” (Éxodo 3:14). No es solo consuelo; es una autorrevelación divina en medio de la crisis. Versos 28–31: Pedro pide caminar hacia Él. Y lo hace… hasta que pone su vista en el viento. La fe le sostiene, pero la duda le hunde. Aun así, Jesús lo toma de la mano inmediatamente. Este es el centro teológico: la gracia sostiene incluso al que duda (cf. Judas 1:22–23). Verso 33: Los que estaban en la barca le adoraron y dijeron: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”. Este es el clímax teológico. No es solo una historia de peligro superado; es una epifanía del Mesías. La fe nace en el asombro ante su identidad.

    Este relato es un espejo para todo discípulo de hoy:

  • La barca representa nuestras zonas de aparente seguridad, pero Jesús nos llama a salir de ellas.

  • El viento contrario son las realidades que desafían nuestra fe.

  • Caminar hacia Jesús implica riesgos, pero es el único camino hacia una fe madura.

  • La duda no cancela el llamado, y el fracaso no termina el discipulado.
  • Jesús no solo calma la tormenta: camina con nosotros en medio de ella.

    En conclusión podemos decir que Mateo 14:22–33 no es simplemente un relato de milagro, sino un aprendizaje sobre la fe en acción. Nos enseña que Jesús no es solo digno de admiración desde la barca, sino de confianza fuera de ella. Nos llama a caminar sobre el agua, no porque el viento haya cesado, sino porque Él está presente. Y cuando la fe flaquea —porque inevitablemente lo hará—, Él extiende su mano, nos levanta y nos forma. Así, llegamos no solo al otro lado del mar, sino a un nivel más profundo de adoración y conocimiento del Hijo de Dios.

    Y tu ya sabes que visión tienes en medio de tus tormnetas? Decidete hoy a salir de tu barca y caminar sobre las olas de tus problemas y ven a un encuentro cercano con tu Señor! Amén.

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Nehemías 8:8 – La Palabra leída y explicada, Ilumina y transforma. txt, no. 98.

“Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” — Nehemías 8:8 (RVR1960).

    En un tiempo de restauración nacional y espiritual, Nehemías 8 nos transporta a un momento clave en la historia de Israel. Tras el exilio en Babilonia, el pueblo ha regresado a Jerusalén con el liderazgo de Nehemías y Esdras. En este escenario, la lectura pública de la Ley se convierte en el corazón del renacer espiritual del pueblo. El versículo 8 destaca no solo la lectura del texto sagrado, sino su explicación, lo que marca un modelo eterno para la vida de fe: entender la Palabra para obedecerla.

    Analicemos el  contexto histórico de este pasaje: El pueblo de Israel había estado décadas en el exilio y, al regresar, muchos ya no hablaban hebreo con fluidez; probablemente se comunicaban en arameo. Esto hacía necesaria no solo la lectura del texto en hebreo, sino su traducción y explicación para que todos pudieran comprenderla. Los levitas, junto a Esdras, asumieron esta tarea en un acto que unificó al pueblo alrededor de su identidad espiritual.

    La escena se desarrolla durante la Fiesta de los Tabernáculos, y representa un momento litúrgico poderoso: una asamblea masiva, hombres, mujeres y niños atentos, sedientos de verdad. La centralidad de la Escritura se convierte aquí en un acto de renovación del pacto.

    Nehemías 8:8 nos enseña que la Palabra de Dios no es solo para ser leída, sino para ser entendida. Aquí encontramos una triple acción: leer, explicar y aplicar. Esto refleja una teología del discipulado profundamente relacional y pedagógica. No basta con tener acceso a la Escritura; se requiere enseñanza fiel que lleve al entendimiento de ella.

    Teológicamente hablando, este pasaje anticipa el ministerio didáctico de Cristo (Lucas 24:27) y de la Iglesia primitiva, donde la enseñanza clara de la Palabra formaba la base del crecimiento (Hechos 2:42). El texto legitima también la labor de exégesis y predicación fiel como medio por el cual Dios edifica a Su pueblo.

    En un mundo saturado de información pero falto de formación, Nehemías 8:8 nos recuerda que el verdadero avivamiento comienza con el retorno a la Palabra de Dios, leída con reverencia y explicada con claridad. Nos desafía a no conformarnos con una lectura superficial, sino a buscar comprensión profunda con ayuda de buenos maestros, pastores y la comunidad de fe. 

    Del mismo modo este versículo nos motiva también a valorar la predicación expositiva y la enseñanza bíblica seria. Como creyentes, estamos llamados no solo a escuchar, sino a entender y obedecer. La Escritura no es un adorno litúrgico, sino el alimento del alma que nos transforma.

    En conclusión, Nehemías 8:8 es un recordatorio atemporal de que Dios habla cuando Su Palabra es leída y explicada. En tiempos de confusión, el entendimiento claro de la Biblia es lo que ilumina el camino. Que, como el pueblo en Jerusalén, podamos acercarnos con humildad y deseo de aprender, tengamos oídos atentos y corazones dispuestos, para ser renovados por la Palabra viva de Dios.

    Para ampliar este tema te invito a leer este artículo, haz clic sobre el título para abrirlo: La predicación expositiva, volviendo al modelo bíblico.

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