sábado, 26 de julio de 2025

Cristo Revelado en Contrastes: La paradoja divina encarnada. txt, no. 103

  

    Uno de los aspectos más sublimes de la revelación bíblica es cómo Jesucristo es presentado a través de contrastes complementarios. En Él convergen realidades que parecen opuestas, pero que en su persona se armonizan sin contradicción. Es el Cordero inmolado y el León vencedor, el Sacerdote eterno y la Ofrenda perfecta, el Siervo sufriente y el Rey soberano, el Hijo obediente y el Señor exaltado. Estas imágenes, tomadas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, revelan la plenitud de su persona y su misión redentora.


Este artículo busca guiarte por una lectura exegética que integre la teología bíblica con aplicaciones relevantes tanto para el creyente comprometido como para el incrédulo pensante.


    1. Cordero y León. 📖A continuación te presento algunas referencias clave: 

  • Éxodo 12:5–7 – El cordero pascual sin defecto.
  • Isaías 53:7 – “Como cordero fue llevado al matadero.”
  • Juan 1:29 – “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
  • Apocalipsis 5:5–6 – “El León de Judá… vi un Cordero como inmolado.”

    Cristo, como Cordero, es la figura sacrificial que satisface la justicia de Dios (Lev. 17:11; Heb. 9:22). Como León, es el rey mesiánico de la tribu de Judá (Gén. 49:9–10), aquel que viene con autoridad para gobernar y juzgar. El libro de Apocalipsis une ambas imágenes: el Cordero es también el León, y solo Él es digno de abrir los sellos del destino redentor para la humanidad.

    Adoramos a un Salvador que nos amó lo suficiente como para morir por nosotros, pero también nos guía con poder como Rey soberano. Este equilibrio elimina la arrogancia (ante su sangre) y el temor (ante su realeza). Hoy, Jesús se presenta como Cordero que ofrece perdón. Pero quien rechaza su sacrificio, enfrentará un día al León que juzga con justicia (2 Tes. 1:7–9).


    2. Sacerdote y Ofrenda, 📖 Referencias clave:

  • Levítico 16 – El sumo sacerdote el Día de la Expiación.
  • Isaías 53:10 – “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado.”
  • Hebreos 4:14; 9:11–14 – Cristo como Sumo Sacerdote que se ofrece a sí mismo.
  • Juan 10:18 – “Nadie me quita la vida, yo la pongo de mí mismo.”

    El sistema levítico exigía que un sacerdote ofreciera sangre ajena. Jesús, el nuevo y perfecto Sacerdote según el orden de Melquisedec (Salmo 110:4; Heb. 7:17), rompe ese patrón: Él mismo es la víctima. Esto transforma radicalmente el culto: ya no hay necesidad de sacrificios repetidos (Heb. 10:12).
    
    Ya no dependemos de rituales humanos ni mediadores religiosos. Cristo intercede eficazmente y eternamente por nosotros los creyentes (Heb. 7:25). Toda religión humana busca "ofrecer algo". El Evangelio dice: Dios ya se ofreció a Sí mismo. Rechazar ese sacrificio es despreciar la única ofrenda suficiente delante de Dios por tus pecados (Heb. 10:29).

    3. Siervo y Rey, 📖 Referencias clave:
  • Isaías 42:1–3; 53:3–11 – El Siervo sufriente.
  • Zacarías 9:9 – El Rey humilde montado en un pollino.
  • Mateo 20:28 – “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir.”
  • Apocalipsis 19:11–16 – Cristo como Rey de reyes, Juez guerrero.

    En Isaías, el Siervo es despreciado, cargado con nuestros pecados. En los Evangelios, Jesús sirve, lava los pies de sus discípulos, muere. Pero también resucita, asciende y regresará como el Rey vencedor, montado en un caballo blanco. La humildad del Siervo no niega su autoridad real, sino que la revela.


    Las escrituras nos llama a imitar su siervo-reinado: servir en humildad mientras esperamos su regreso glorioso. Este modelo cristiano es el antídoto contra el liderazgo egocéntrico. Jesús te sirve hoy con paciencia y gracia. Pero Él regresará con poder. ¿Lo recibirás como Rey voluntario o como Juez inevitable?


    4. Hijo obediente y Señor exaltado, 📖 Referencias clave:

  • Filipenses 2:5–11 – Se humilló… por lo cual Dios lo exaltó.
  • Lucas 22:42 – “No se haga mi voluntad, sino la tuya.”
  • Colosenses 1:15–18 – “Primogénito (Señor) de toda creación… cabeza del cuerpo.”
  • Hebreos 5:8 – “Aprendió obediencia por lo que padeció.”

    La gloria de Cristo se basa en su obediencia radical al Padre. La exaltación no es un añadido, sino la consecuencia inevitable de su humildad perfecta. Esta unión de sumisión filial y autoridad suprema revela que el verdadero liderazgo nace del sacrificio. La obediencia no nos degrada, nos configura con Cristo. Aquellos que se humillan con Él, también reinarán con Él (2 Tim. 2:12). Jesús, aunque Señor, se sometió por amor. ¿Cómo puedes resistirte a un Señor así?


    Las paradojas de Cristo; son testigos de su grandeza divina y humana. Solo alguien verdaderamente Dios y verdaderamente hombre puede ser a la vez:

  • El Cordero sacrificado y el León conquistador,
  • El Sacerdote eterno y la Ofrenda perfecta,
  • El Siervo humilde y el Rey glorioso,
  • El Hijo obediente y el Señor universal.
    > Este Cristo no puede ser simplemente ignorado o desestimado. Hay que rendirse ante Él… o resistirse a Él. Pero lo que no se puede hacer es ignorarlo sin sufrir las consecuencias eternas de ese desvarío. ¿Qué harás con este Cristo de contrastes? Acéptalo hoy como tu Señor y Salvador personal!

Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
 conocimiento sobre Dios y tu futuro eterno. 

                      

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