sábado, 19 de julio de 2025

¿Pueden coincidir nuestros deseos con la Voluntad de Dios? txt, no. 100.

 

Deseos del Corazón vs. Voluntad de Dios: Una Exégesis de: Salmo 37:4, Juan 15:7 y 1 Juan 3:21-23

    Uno de los anhelos más comunes de los creyentes es ver sus oraciones respondidas y sus deseos cumplidos. Pasajes como el Salmo 37:4, Juan 15:7 y 1 Juan 3:21-23 suelen citarse como promesas que abren el cielo a nuestras peticiones. Pero ¿Qué significan realmente estos versículos dentro de su contexto? ¿Prometen que Dios nos dará todo lo que pidamos? Veámoslo desde la lupa de la exégesis bíblica, dentro de su contexto histórico, teológico y espiritual.

  • Salmo 37:4 – “Deléitate en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”.

    Este salmo, atribuido a David, es una meditación sapiencial que contrasta la suerte de los impíos con la de los justos. Fue escrito en un tiempo de crisis moral donde parecía que los malvados prosperaban. No es un salmo de lamento, sino de instrucción y esperanza (cf. Salmo 1).

    “Deléitate en Jehová” no implica una actitud superficial, sino un gozo profundo y constante en la persona, carácter y voluntad de Dios. La palabra hebrea para "deleitarse" (עָנַג, anag) también puede implicar una ternura y disfrute íntimo. El enfoque está en cambiar el deseo, no simplemente satisfacerlo. “Y él te concederá las peticiones de tu corazón”: esto no es una promesa de indulgencia sino de transformación. Cuando el corazón se deleita en Dios, sus deseos se alinean con los de Dios (cf. Salmo 145:19; Proverbios 3:5-6).

  • Juan 15:7 – “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.

    Este versículo forma parte del discurso de despedida de Jesús en la Última Cena. Aquí, Jesús usa la metáfora de la vid verdadera (Juan 15:1-11), subrayando la necesidad de una unión vital y continua con Él.

    “Permanecéis en mí” implica una relación activa, constante, de dependencia, como la rama al tronco. “Y mis palabras permanecen en vosotros” sugiere que Su verdad moldea nuestros pensamientos y deseos. La promesa: “pedid todo lo que queréis” está condicionada por esa comunión transformadora. El "querer" aquí no es carnal ni egoísta, sino redimido por la Palabra. Como en Romanos 12:2, al renovar la mente se transforma la voluntad.

  • 1 Juan 3:21-23 – “...tenemos confianza delante de Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos...”.

    La primera epístola de Juan combate el gnosticismo incipiente y recalca que la evidencia del nuevo nacimiento es una vida de amor, obediencia y fe verdadera. No se trata de legalismo, sino de fruto espiritual. La “confianza delante de Dios” (parresía en griego) es una seguridad valiente, producto de una conciencia limpia (cf. Hebreos 4:16). El texto dice que Dios responde a la oración cuando:

    1. Guardamos Sus mandamientos (obediencia externa),

    2. Hacemos lo que le agrada (obediencia interna),

    3. Creemos en Cristo y amamos al prójimo (v. 23, cf. Mateo 22:37-40).

    Aquí se revela la conexión entre fe, obediencia, amor y oración eficaz (cf. Santiago 5:16; Juan 14:13-15).

    Un corazón transformado pide con poder.  Estos tres pasajes no son fórmulas mágicas para obtener favores divinos. Juntos forman una teología bíblica de la oración que enseña que Dios responde al corazón que ha sido y está alineado con Él.

📖 Referencias clave:

  • Romanos 12:2 – La renovación de la mente lleva a desear lo que Dios desea.
  • Salmo 66:18 – El pecado obstaculiza la oración.
  • Mateo 6:33 – Buscar primeramente el Reino redefine las prioridades.
  • Filipenses 2:13 – Dios pone tanto el querer como el hacer.
  • 1 Juan 5:14 – Pedimos conforme a Su voluntad, y Él nos oye.

    Dios no está comprometido con nuestros caprichos, sino con nuestra transformación. Si queremos oraciones respondidas, necesitamos vivir una espiritualidad de comunión, obediencia y fe viva. La clave no está en pedir más, sino en permanecer más. Entonces, nuestros deseos serán reflejo de Su corazón.

  

  Deléitate, permanece y obedece. Esa es la progresión bíblica hacia una vida de oración eficaz. Cuando Cristo reina en el corazón, nuestras peticiones ya no son exigencias, sino expresiones de una voluntad unida a la suya. Y en ese lugar, la promesa se cumple: “todo lo que pidieres, os será hecho”… porque ya no se pide por lo que el hombre quiere, sino por lo que Dios ama conceder. Y sabemos que El siempre querrá lo mejor para nosotros. Amén.

Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
 conocimiento sobre Dios y tu futuro eterno. 

                      

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