domingo, 5 de octubre de 2025

Una cruz personal, tomar nuestra propia cruz. txt, no. 120.

    El mandato de Jesús de tomar la cruz no es un simple símbolo religioso ni una metáfora poética: es la esencia del discipulado cristiano. Los evangelios nos presentan esta expresión en distintos contextos, iluminando su significado profundo y radical. A continuación, reflexionamos sobre lo que implica “tomar la cruz” a la luz de las sagradas Escrituras.

1. Un reflejo de dignidad.

Mateo 10:38 – “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.”

    Aquí Jesús establece que el discipulado no es opcional en sus demandas. Tomar la cruz es un acto que identifica al creyente con Él. No se trata de una dignidad humana, sino de la dignidad de ser contado entre aquellos que caminan con Cristo, aún a costa del rechazo o la pérdida.

2. Un estado de negación personal.

Mateo 16:24 – “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

    Tomar la cruz requiere decir “no” al yo, a los intereses egocéntricos que compiten con la voluntad de Dios. La negación personal no es un ascetismo (austeridad) vacío, sino una reorientación radical hacia el propósito de Cristo.

3. Un llamado universal.

Marcos 8:34; Luc 9:23 – “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

    Este llamado no es exclusivo para un grupo selecto de líderes espirituales. Jesús extiende la invitación a toda la multitud. La cruz, por tanto, no es una opción para los “más consagrados”, sino la señal de todo aquel que decide seguir al Maestro.

4. Una acción cotidiana y continua.

Lucas 9:23 – “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame..”

    La vida cristiana no se reduce a un momento decisivo en el pasado. Jesús nos invita a una perseverancia diaria. Tomar la cruz “cada día” significa vivir en una constante entrega: renovar el sí al llamado de Cristo con cada amanecer.

5. Una credencial necesaria de identificación como discípulo.

Lucas 14:27 – “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”

    No se trata de un añadido opcional a la fe, sino de una condición "sine qua non" del discipulado. La cruz es el sello que identifica a los discípulos genuinos, el vínculo que nos une a Aquel que entregó su vida.

    Tomar la cruz es más que un símbolo; es una realidad transformadora. Es dignidad porque nos identifica con Cristo; es negación porque nos libera del ego; es universal porque todos somos llamados; es cotidiana porque nos recuerda perseverar; y es condición porque define nuestra identidad como discípulos.

    Finalmente, al mirar a Jesús cargando su cruz, comprendemos que nuestro llamado no se fundamenta en un esfuerzo humano, sino en la gracia de Aquel que primero caminó hacia el Gólgota para abrirnos el camino llevando la cruz que era nuestra.

    Te hago esta pregunta: ¿Estas llevando tu cruz como lo ordenó nuestro divino maestro?

Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
 conocimiento sobre Dios y tu futuro eterno. 

                      

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