La Orotava, Tenerife, 12/04/2009.
El Maestro .
Uno
de los tantos títulos dados al Señor Jesucristo, en su ministerio terrenal, fue el de
Maestro. Título obtenido por la manifestación de su personalidad enseñadora,
que se desprendía de Él cuando se relacionaba con su gente; Y es que el Dios encarnado, tenía mucho que
transmitirle a sus criaturas, enseñando de manera habitual, como era
su costumbre. Recordemos que Él había venido a revelarnos al Padre.
Para
los judíos el título de maestro podía entenderse de varias formas, dependiendo del
grado de honor al que se quería expresar. Así que esta palabra podía
clasificarse de cuatro formas diferentes:
a.- El grado más bajo en la escala del honor, era
“RAB” que significa enseñador o simplemente Maestro, en el N.T. aparece
en 10 ocasiones: Mat_26:25 (2), Mat_26:49, Mar_9:5, Mar_11:21, Mar_14:45 (2), Jn_4:31,
Jn_9:2, Jn_11:8.
b.- El grado ascendente que le seguía
era “RABÍ” que significa “mi Maestro” y pareciera que este significado tenía
un grado más personal y de apropiación por parte del discípulo que lo utilizaba.
Aparece en 8 ocasiones en el N.T. Mat_23:7-8 (3), Jn_1:38, Jn_1:49, Jn_3:2,
Jn_3:26, Jn_6:25.
c.- Este es el uso plural de apropiación
de la palabra, “RABBAN”, nuestro
Maestro.
d.- Y el grado mayor de todos “RABBONI”, que significa mi gran Maestro
y Señor.
Esta
expresión solo podía salir de un corazón que rebosara plena devoción y admiración hacia su Maestro. Y es usada
solo una vez en todo el N.T, y como no podía ser de otro modo esta palabra estaba
en los labios de María, la encontramos en Jn 20:16, dice: “Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere
decir, Maestro)”.
Ahora bien, en la actualidad y a pesar de
todo el tiempo que ha transcurrido, desde que el divino Maestro caminó en medio
nuestro, aun quedan discípulos seguidores de las enseñanzas celestiales que
Cristo nos dejo. Pero lo destacable no es eso, sino ¿Cómo calificaríamos a
nuestro Maestro? Que palabra usaríamos para describir lo que significa para
nosotros su majestuosa persona. Sigamos el ejemplo de María, fue la única que
expreso el mayor grado de admiración de un discípulo hacia su enseñador. Si no hubiese sido por ella no encontraríamos, en la palabra de
Dios esta expresión sublime “mi gran Maestro y Señor”.
El
grado de apreciación que yo tenga de mi Maestro, definirá que tipo de discípulo
seré. Y tu ¿Cómo llamarías a tu Maestro?
Revisemos nuestro servicio al Señor. Que nos
falta de lo anterior, para completar la tarea que el divino Maestro nos ha
encomendado. Tal vez sea lo que él no nos ha dado ni nos ha impuesto a la fuerza.
Nuestra disposición voluntaria de obedecerle y servirle.
Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna,
interesante y hasta curiosa para el conocimiento
sobre la Biblia, la poderosa palabra de Dios.
Si ha sido de provecho compártelo en tus redes sociales,
para que otros también sean bendecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario