miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Cómo llamarías a tu Maestro? txt


La Orotava, Tenerife, 12/04/2009.



El Maestro .

Uno de los tantos títulos dados al Señor Jesucristo, en su ministerio terrenal, fue el de Maestro. Título obtenido por la manifestación de su personalidad enseñadora, que se desprendía de Él cuando se relacionaba con su gente; Y es que el Dios encarnado, tenía mucho que transmitirle a sus criaturas, enseñando de manera habitual, como era su costumbre. Recordemos que Él había venido a revelarnos al Padre. 

Para los judíos el título de maestro podía entenderse de varias formas, dependiendo del grado de honor al que se quería expresar. Así que esta palabra podía clasificarse de cuatro formas diferentes:

a.-  El grado más bajo en la escala del honor, era “RAB” que significa enseñador o simplemente Maestro, en el N.T. aparece en 10 ocasiones: Mat_26:25 (2), Mat_26:49, Mar_9:5, Mar_11:21, Mar_14:45 (2), Jn_4:31, Jn_9:2, Jn_11:8.
b.- El grado ascendente que le seguía era “RABÍ” que significa “mi Maestro” y pareciera que este significado tenía un grado más personal y de apropiación por parte del discípulo que lo utilizaba. Aparece en 8 ocasiones en el N.T. Mat_23:7-8 (3), Jn_1:38, Jn_1:49, Jn_3:2, Jn_3:26, Jn_6:25.
c.- Este es el uso plural de apropiación de la palabra, “RABBAN”, nuestro Maestro.
d.- Y el grado mayor de todos “RABBONI”, que significa mi gran Maestro y Señor.
      Esta expresión solo podía salir de un corazón que rebosara plena devoción y admiración hacia su Maestro. Y es usada solo una vez en todo el N.T, y como no podía ser de otro modo esta palabra estaba en los labios de María, la encontramos  en Jn 20:16, dice: “Jesús le dijo:  ¡María! Volviéndose ella,  le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir,  Maestro)”.
     
      Ahora bien, en la actualidad y a pesar de todo el tiempo que ha transcurrido, desde que el divino Maestro caminó en medio nuestro, aun quedan discípulos seguidores de las enseñanzas celestiales que Cristo nos dejo. Pero lo destacable no es eso, sino ¿Cómo calificaríamos a nuestro Maestro? Que palabra usaríamos para describir lo que significa para nosotros su majestuosa persona. Sigamos el ejemplo de María, fue la única que expreso el mayor grado de admiración de un discípulo hacia su enseñador.  Si no hubiese sido  por ella no encontraríamos, en la palabra de Dios esta expresión sublime “mi gran Maestro y Señor”.

     El grado de apreciación que yo tenga de mi Maestro, definirá que tipo de discípulo seré. Y tu ¿Cómo llamarías a tu Maestro?
     
      Revisemos nuestro servicio al Señor. Que nos falta de lo anterior, para completar la tarea que el divino Maestro nos ha encomendado. Tal vez sea lo que él no nos ha dado ni nos ha impuesto a la fuerza. Nuestra disposición voluntaria de obedecerle y servirle. 

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