En Isa_63:1-6 tenemos a Cristo como el Guerrero salpicado de sangre, regresando de su victoria sobre las naciones en la batalla del Armagedón (Apo_19:11-21). Su victoria se ilustra como un labrador que exprime el jugo en el lagar. El primer milagro de Cristo en la tierra fue convertir el agua en vino; su última victoria antes de establecer su reino en la tierra será pisar el lagar de su ira. ¿Por qué Cristo derrotará a las naciones que tratan de destruir a los judíos? Debido a su gracia y fidelidad con su pueblo terrenal (vv. Isa_63:7-9). Cuando Isaías consideró la bondad de Dios hacia Israel, a pesar de su rebelión, tuvo que clamar en oración por el limpiamiento de la nación (Isa_63:15 - Isa_64:12). Cuánto anhelaba ver a Dios obrar poderosamente como lo hizo en el pasado. El templo estaba profanado y la nación lo poseyó tan solo durante unos pocos años (Isa_63:18). Isaías destaca sus pecados: impureza (Isa_64:5-6), despreocupación (Isa_64:7) y obstinación (Isa_64:8). Cuando Jesús entró en Jerusalén, entró en paz sobre un asno. Cuando venga a la tierra por segunda vez cabalgará en majestad en un caballo blanco. Y las naciones sabrán que el Príncipe de Paz es también Varón de Guerra, juzgando el pecado y librando a su pueblo.
fuente: Comentario al A.T. de W.W. Wiersbe.
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