viernes, 28 de diciembre de 2012

Permaneced en Mí, dijo Jesús.



Si lo que habéis oído desde el principio permanece dentro de vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que Él os ha hecho: la vida eterna.  Os estoy escribiendo estas cosas para advertiros acerca de los que están tratando de descarriaros. En cuanto a vosotros, si esa Unción que habéis recibido de Él permanece en vosotros, no tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Pero, como Su Unción os enseña acerca de todas las cosas y es verdadera y no es mentira, y como Él os ha enseñado, permaneced en Él. Así que, hijitos, permaneced en Él para que, cuando aparezca, tengáis confianza y no os escondáis de Él avergonzados en Su Venida. Como sabéis que Él es justo, debéis daros cuenta de que cualquiera que obra justicia es nacido de Él. 1 Juan 2:24-29.

Juan está exhortando a los suyos para que permanezcan en las cosas que han aprendido; porque así permanecerán en Cristo. El gran interés de este pasaje se encuentra en una expresión que Juan ha usado ya. En el versículo 20 ya ha hablado de la unción que los suyos han recibido del Santo y por medio de la Cual todos ellos están equipados con conocimiento. Aquí habla de la unción que ellos han recibido y que les enseña todas las cosas. ¿Qué pensamiento hay detrás de esta palabra, unción? Tendremos que remontarnos considerablemente en el pensamiento hebreo para descubrirlo.

En la práctica y el pensamiento Hebreos la unción se relacionaba con tres clases de personas. (i) Los sacerdotes eran ungidos. La prescripción ritual dice: «Luego tomarás el aceite de la unción, lo derramarás sobre su cabeza y le ungirás» (Exo_29:7 ; cp. 40:13; Lev_16:32 ). (ii) Los reyes eran ungidos. Samuel ungió a Saúl como rey de la nación (1Sa_9:16 ; 1Sa_10:1 ). Más tarde Samuel también ungió a David como rey (1Sa_16:3; 1Sa_16:12 ). A Elías se le ordenó que ungiera a Hazael y a Jehú (1Re_19:15 s). La unción equivalía a la coronación. (iii) Los profetas eran ungidos. A Elías se le mandó que ungiera a Eliseo como sucesor suyo (1Re_19:16 ). El Señor había ungido al Profeta para que diera buenas nuevas a la nación (Isa_61:1 ).

Así es que aquí encontramos la primera cosa significativa. En los días antiguos, el recibir la unción había sido el privilegió de unos pocos escogidos: los sacerdotes, los reyes y los profetas; pero ahora es el privilegio de todos los cristianos, por muy humildes que sean. Así es que la unción representa el privilegio que tiene el cristiano en Jesucristo.

Al sumo sacerdote se le llamaba el ungido; pero el supremo Ungido era el Mesías (Mesías es la palabra hebrea que quiere decir el Ungido, lo mismo que Jristós en griego). Así es que Jesús fue el Ungido en grado superlativo. Entonces surgió la cuestión: ¿Cuándo fue ungido Jesús? La respuesta que ha dado siempre la Iglesia es que en Su bautismo Jesús fue ungido con el Espíritu Santo (Hch_10:38 ).

En el mundo griego también se conocía y practicaba la unción. Era una de las ceremonias de iniciación en las religiones misteriosas que pretendían ofrecer al hombre un conocimiento especial de Dios. Sabemos que por lo menos algunos de los falsos maestros pretendían tener una unción especial que les aportaba un conocimiento especial de Dios. Hipólito nos dice que esos falsos maestros decían: " Nosotros somos los únicos entre todos los cristianos que completamos el misterio en el tercer portal y somos allí ungidos con una unción inefable.» La respuesta de Juan es que es el cristiano normal y corriente el que tiene la única verdadera unción, la unción que da Jesús.

¿Cuando recibió esa unción el cristiano, y en qué consiste?
La primera pregunta es fácil de contestar. No había nada más que una ceremonia por la que todos los cristianos pasaban, y era el bautismo; de hecho era costumbre en un tiempo algo posterior el ungir al bautizado con el óleo santo, como nos dice Tertuliano.

La segunda pregunta no es tan fácil. Hay, de hecho, dos respuestas igualmente aceptables.
(i) Puede ser que la unción quiera decir la venida del Espíritu sobre el cristiano sobre el bautismo. En la Iglesia Primitiva aquello sucedía de una manera constatable (Hch_8:17 ). Si en este pasaje sustituyéramos la unción por el Espíritu Santo obtendríamos un sentido excelente.
(ii) Pero hay otra posibilidad. Los versículos 24 y 27 son casi exactamente paralelos en la expresión. En el 24 leemos: " Que lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros.» Y en el 27 leemos: " Pero la unción que recibisteis de Él permanece en vosotros.» Lo que habéis recibido desde el principio y la unción son expresiones paralelas. Por tanto, bien puede ser que la unción que recibe el cristiano sea la instrucción en la fe cristiana que se le da desde el principio de su entrada en la Iglesia.

Bien puede ser que no tengamos que escoger entre estas dos interpretaciones, y que las dos estén presentes en este pasaje. Esto querría decir algo muy valioso: que tenemos dos comprobantes por los que podemos juzgar cualquier nueva enseñanza que se nos ofrezca. (i) ¿Está de acuerdo con la tradición cristiana que se nos ha enseñado? (ii) ¿Está de acuerdo con el testimonio interno del Espíritu Santo?

Aquí tenemos dos criterios cristianos de la verdad. Hay una comprobación externa. Toda enseñanza debe estar de acuerdo con la tradición que nos han transmitido la Escritura y la Iglesia. Hay una comprobación interna. Toda enseñanza debe pasar la prueba del testimonio del Espíritu Santo en nuestro corazón.
W. Barclay.

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