sábado, 11 de octubre de 2025

El Rey que eligió una cruz antes que un trono.txt, mp4 no. 122

 El Rey que no es de este mundo.

    Desde los primeros capítulos del Evangelio de Mateo hasta la inscripción en la cruz, una sola verdad resuena con poder creciente: Jesús es el Rey de los Judíos (Mateo 2:2; 27:37). Sin embargo, su realeza no se parece a la de ningún monarca humano. No impone su dominio por la espada o por la fuerza, sino por el amor; no conquista territorios, sino corazones.

    Alguien dijo en una ocasión que el cristianismo no teme las preguntas profundas, porque la verdad resiste el escrutinio. Así, cuando Pilato pregunta: “¿Eres tú el Rey de los Judíos?” (Mateo 27:11), Jesús responde con majestuosa sencillez: “Tú lo dices”. En otras palabras, sí lo soy, pero no como tú lo imaginas.

    Su corona es de espinas (Mateo 27:29), su trono, una cruz; y su proclamación pública, una tabla que declara ante el mundo: “Este es Jesús, el Rey de los Judíos” (Mateo 27:37).

    Existen algunas recomendaciones para la vida devocional del cristiano genuino que quisiera compartir a continuación:

  • Reconoce la autoridad de Cristo en toda tu vida: Si Jesús es verdaderamente Rey, entonces no solo gobierna sobre lo espiritual, sino sobre nuestras decisiones, emociones y prioridades. Su señorío exige rendición. El reinado de Cristo no esta dividido: o Cristo reina en nosotros, o existen cosas o personas en nuestra vida que tratan de ocupar su trono.
  • Adora como los magos, no como los religiosos: Los magos vinieron de lejos buscando al “Rey de los Judíos” (Mateo 2:2) para adorarle, mientras los líderes de Jerusalén, que sabían dónde nacería el Mesías, no se movieron ni un paso. La devoción auténtica no se mide por conocimiento, sino por obediencia y adoración activa.
  • Sigue al Rey manso y humilde: Jesús entra en Jerusalén montado sobre un pollino (Mateo 21:5), no sobre un corcel blanco de guerra. El cristiano genuino refleja la mansedumbre de su Rey: firme en la verdad, pero tierno en el trato. La humildad no es debilidad, sino fuerza bajo control.

  • Confía en el Rey que vence a través del sacrificio: En la cruz, el poder del Reino se revela en la paradoja del amor. Mientras el mundo exige que descienda para creer, Él permanece para salvar (Mateo 27:42). Nuestra fe madura cuando reconocemos que la victoria de Cristo se manifestó en lo que parecía derrota.

    Cuando Natanael exclamó: “Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:49), expresó lo que todo corazón redimido debe confesar. El título “Rey de los Judíos” no se limitó a un pueblo, sino que se extendió al cosmos entero: Cristo es Rey de reyes y Señor de señores. En un mundo que busca autonomía, el creyente encuentra libertad solo al rendirse ante su verdadero Rey.

    “El Reino de Cristo no se impone, se propone. No se conquista, se recibe. No se defiende con espadas, sino con acciones contundentes y amorosas.”

    El ladrón arrepentido en la cruz apeló a ese rey amante y sufriente (Jesús), que se acordara de el cuando este viniera en su reino futuro. Y la respuesta no se hizo esperar, el Señor le dijo: "hoy mismo estarás conmigo en el paraíso". 

    El evangelista Mateo comienza su evangelio con una pregunta trascendental ¿Dónde esta el rey de los judíos que ha nacido? Y al mismo tiempo termina con un ladrón arrepentido respondiendo a esa misma pregunta: "El rey esta en mi corazón, por que me ha prometido que estaré con El por toda la eternidad".

    ¿Haz recibido y aceptado esta declaración de perdón del rey de la gloria en tu vida?

Si lo deseas puedes ampliar más este tema, viendo este video:


El Rey que eligió una cruz antes que un trono, 12/10/2025.
ICE La Orotava, Tenerife, España.


Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
 conocimiento sobre Dios y tu futuro eterno. 

                      

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