5. Vestirse de amor: Colosenses 3:14 – “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”
El amor aquí es agápē (ἀγάπη), el amor incondicional, divino. El término “vínculo perfecto” (sýndesmos tēs teleiótētos) implica que el amor une y completa todas las otras virtudes. Todo lo anterior cobra sentido si está impulsado por el amor. Sin amor, incluso la verdad o la justicia pueden convertirse en instrumentos de orgullo o juicio (1 Cor. 13:1-3). Amar es la esencia del cristianismo.
6. Vestirse de las armas de la luz: Romanos 13:12 – “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.”
El contraste entre oscuridad y luz es moral y espiritual. “Armas” (hopla - ὅπλα) sugiere que la luz no es pasiva: es un instrumento de guerra.: La vida santa, la honestidad y la verdad son armas que deshacen las tinieblas. Filipenses 2:15 dice que debemos ser “luminares en el mundo”. Vivir en la luz es rechazar el pecado y avanzar en obediencia.
7. Vestirse de la coraza de fe, amor y esperanza: 1 Tes 5:8 – “... habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.”
Aquí Pablo usa la tríada cristiana: fe, amor y esperanza (1 Cor. 13:13). Estas no son solo virtudes internas, son protección activa. La fe nos protege del desánimo, el amor de la amargura, y la esperanza del desaliento frente al futuro. Esta coraza de tres lados mantiene al creyente firme mientras espera la venida del Señor (v.9).
8. Vestirse de la habitación celestial: 2 Cor 5:2-3 – “... deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial...”
Pablo anhela ser “revestido” (ependuō - ἐπενδύω), lo cual se refiere al cuerpo glorificado. Esta vestidura es futura, pero su anticipación moldea la vida presente. Vivir con la mirada puesta en la eternidad nos libera del apego al mundo. Filipenses 3:20 afirma que “nuestra ciudadanía está en los cielos”. Esta esperanza purifica (1 Juan. 3:3) y motiva una vida santa.
Vestirse, según las Escrituras, es mucho más que una imagen. Es una llamada a la transformación espiritual continua, a una vida guiada por el Espíritu, fundamentada en el amor y orientada hacia la gloria eterna que nos aguarda. ¿Con qué te estás vistiendo hoy? ¿Reflejan tus acciones la realidad de la persona de Cristo en ti?
Recuerda: la ropa espiritual no es opcional. Es la evidencia visible del Cristo invisible en cada uno de sus hijos.
Continúa leyendo la continuación anterior aquí: ¿De que debemos vestirnos los cristianos? 1ra. parte
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