Luc 8:46 |
Luc 8:46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
Es interesante considerar algunos puntos existentes en este relato de Lucas, en relación a la mujer con flujo de sangre. Ella era ceremonialmente impura según la ley dada a Moisés. (Lev 15:19; 25), estaba condenada a estar apartada de su familia y de la sociedad; Era imposible que mantuviera una relación sentimental a causa de su enfermedad; Y si antes de padecerla hubiese estado casada, su marido podía haberla repudiado legalmente. Cuanta frustración y soledad tendría que haber sufrido esta mujer a lo largo de sus doce años de padecimiento.
Los evangelistas no lo dicen, pero seguramente la fama de Jesús el rabino sanador habría llegado a sus oídos, y esto despertaría en ella una fe que crecería con el tiempo y la motivaría a buscar la oportunidad para recibir del Señor lo que ella tanto necesitaba. Pero ahora viene lo meritorio para esta mujer. ¿Cómo hacer que una mujer ¡aislada! lograse llegar hasta su sanador? Ella rompió sus propias barreras y las que había llevado por estos largos años, y decide llegar de manera oculta a tocar el borde del manto del Señor por detrás, en medio de una gran multitud que le apretaba; seguro para ella esta era la oportunidad perfecta para recibir la sanidad sin molestar a nadie, y sin que nadie se enterase.
Los rabinos y las personas que se consideraban devotos a Dios y a los mandamientos de la ley, llevaban franjas en la ropa (Num 15:37-41; Dt 22:12); Las franjas terminaban en. cuatro borlas de hilo blanco atadas con un cordón azul. Servían para recordarles a los judíos cada vez que se vestían que eran hombres de Dios y que tenían que guardar la ley de Dios. El borde del manto del Rabino sería el punto de contacto mas cercano entre ella y su sanador, dadas las circunstancias existentes.
Este "pequeño" contacto bastó para que la enfermedad de ella remitiera de manera instantánea. Y es aquí cuando encontramos como un pequeño acto de fe se convierte en un gran paso para que el poder divino fluya a favor de la necesitada mujer.
No menospreciemos el maravilloso poder de nuestro Dios, seguramente si no ves la salida a tu necesidad, sea por que no lo estas haciendo con la fe genuina y necesaria para que el poder de Dios actúe en tu vida. Así que pregúntate ¿tengo la fe que Dios necesita para actuar con poder? Que Dios te bendiga.
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