¿SABÍAS QUE…?
El apóstol Pablo compara acertadamente la vida
del genuino creyente con una batalla, tal y como leemos en Efesios 6:12. Y como en toda lucha debemos conquistar algo,
precisamente de eso trata el libro de Josué, de conflictos y conquistas y
aunque las de Josué y el pueblo de Israel eran en la carne estas nos dejan
enriquecedoras enseñanzas espirituales para nosotros a demás de algunas
preguntas que responder: ¿Estamos peleando las batallas de Dios? ¿estamos
conquistando los territorios que El nos ha prometido?
Las
conquistas espirituales solo se logran cuando comenzamos a ejercitar nuestra fe
en nuestro capitán supremo Jesucristo, El Jordán estaba entre el pueblo y su
objetivo obstaculizando el paso, las aguas en esa estación del año se
desbordaban de tal manera que podía cuadruplicar su anchura y cause. Es por eso
que Dios asume el mando y encabeza esta conquista. La misma presencia del Dios de los
ejércitos estaba representada en el arca que iba delante de ellos, el pueblo
solo debía obedecer las instrucciones que Josué iba recibiendo de boca de Dios
mismo.
Dios espera que crucemos nuestro Jordán particular para poder poseer las bendiciones que El nos ha prometido, pero para eso debemos obedecer por la fe al jefe supremo,
Dios espera que crucemos nuestro Jordán particular para poder poseer las bendiciones que El nos ha prometido, pero para eso debemos obedecer por la fe al jefe supremo,
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