La Orotava, 28/12/2013
Isa 28:10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;
Isa 28:13 La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
El menosprecio que Israel había tenido con Jehová y su palabra tendría sin ninguna duda consecuencias, pero estas consecuencias no llegarían sin antes recibir de Dios una advertencia, advertencia que encontramos en los versículos que hemos citado anteriormente, en ellos vemos algunas reflexiones que muy fácilmente podríamos aplicarse a nuestras vidas hoy día.
Lo primero que Dios resalta es el detalle que se debe tener a la hora de escuchar a Dios. En el versículo diez, el profeta Isaías les describe a Israel la forma como debían considerar los mandamientos divinos: "Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá". Minuciosamente y sin dejar de lado ningún detalle de lo que Dios tiene que decirnos. La secuencia que se aplica aquí es de mayor a menor, pudiendo aplicarse esto sencillamente al estudio de la Biblia tanto el que recibimos cuando asistimos a la iglesia o reuniones para tal fin, así como a nuestro estudio personal y privado. Es tal la importancia que Dios le da a este punto que se repite idénticamente en el versículo trece: "mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá".
De manera que la primera lección debe quedarnos clara, no debemos escuchar a Dios en la lejanía de la rutina cotidiana, sino de manera detallada y sin dejar de lado ninguna recomendación.
La siguiente lección es que nadie que recibe la palabra de Dios puede permanecer indiferente a ella, esta causará algún efecto permanente en los que la reciben. De aquí la importancia en revisar todos los detalles, ya que en el mínimo rincón se esconde lo que yo necesito para mi bien espiritual. Me llama la atención las tres palabras que el profeta menciona aquí: "caigan de espaldas", "sean quebrantados" y "enlazados y presos". La primera frase podría tener relación con el impacto renovador y de cambio que la palabra causa al que la oye, al caer de espaldas pareciera que Israel iba a ser "golpeada" por los mandamientos que oirían, pasarían de estar de pie a caer de bruces sobre sus espaldas. Podríamos ver aquí que la mejor posición ante Dios y lo que El tiene que decirnos es la de humillación en su presencia. Cuando escuchemos a Dios hablar dejemos de lado nuestro orgullo banal humillándonos bajo la poderosa mano del Altísimo, para que nos exalte a su debido tiempo.
La siguiente posición es de quebrantamiento, ningún corazón endurecido por las raíces de amargura, rencor y problemas no resueltos, podrá atender de manera eficaz lo que Dios tiene que hablarnos por su palabra. Es necesario darle pronta solución al endurecimiento del corazón, y una de las formas es cortando con la rutina de estas malas prácticas. No dejemos que el Sol se ponga sobre nuestro enojo, dejando de resolver las diferencias que podamos tener con los que nos rodean, sean hermanos o no. Si nos habituamos a criticar, prejuzgar y mal interpretar lo que nos dicen, llegaremos a un punto que estaremos endurecidos de tal manera que la palabra de Dios tardará mucho mas en hacer su efecto en nosotros. Por lo tanto dejemos que Dios nos quebrante para nuestra edificación personal.
Por último tenemos: el efecto que Dios quería causar en Israel era de cautiverio, pero entendamos bien esta palabra ya que Dios nunca se contradice cuando habla, y uno de los efectos que tiene la eterna palabra de Dios es que nos libera. Sin embargo Israel estaba cautivo por sus malos hábitos y la cautividad que Dios buscaba para ellos estaba en la rutina constante del estudio y meditación de los mandamientos divinos. Si no dejamos que los mandatos de Dios nos enlacen de tal forma que no podamos salir a la calle sin previamente haber meditado en ella, los rudimentos de este mundo nos harán cautivos desviándonos del verdadero vínculo que Dios busca con nosotros.
Por tanto es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído no sea que nos deslicemos. Leamos, estudiemos y meditemos en la poderosa palabra de Dios (la Biblia) para que recibamos el bendito efecto que ella causa en los que la practican.
En este nuevo año que comienza (2014), proponga-monos el estudiar la Biblia habitualmente y de forma consecuente, y veremos los resultados a muy corto plazo en nosotros.
En este nuevo año que comienza (2014), proponga-monos el estudiar la Biblia habitualmente y de forma consecuente, y veremos los resultados a muy corto plazo en nosotros.
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interesante y hasta curiosa para el conocimiento
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