miércoles, 16 de enero de 2013

Los 12 discípulos de Jesús, (III). ¿Con cual te identificas?






¿Con cual te identificas?

El menor, el más pequeño.
JACOBO: (gr. Iakoµbos, heb., ‘el que toma del talón’, ‘suplantador’).
1. Hijo de Zebedeo, pescador de Galilea que junto con su hermano Juan fue llamado para ser uno de los doce apóstoles (Mt. 4.21). Con Pedro, los dos hermanos formaron el círculo interno de tres entre los doce, y estuvieron presente cuando el Señor resucitó a la hija de Jairo (Mr. 5.37), en la transfiguración (Mr. 9.2), y durante el sufrimiento del Señor en Getsemaní (Mr. 14.33), ocasiones en las que los otros fueron excluidos. Jacobo y Juan, a quienes Jesús apodó “Boanerges, esto es, hijos del trueno” (Mr. 3.17), fueron reprendidos por Jesús cuando sugirieron que podían pedir “fuego del cielo” para destruir una aldea samaritana que se había rehusado a recibir a Cristo cuando iba a Jerusalén (Lc. 9.54). También causaron envidia entre los discípulos cuando solicitaron un lugar de honor en el reino de Cristo; aunque no se les prometió tal ventaja, se les dijo que compartirían la copa que el Maestro tenía que beber (Mr. 10.39), profecía que se cumplió cuando Jacobo fue muerto “a espada” por Herodes Agripa I, ca.ca. circa (lat.), aproximadamente, alrededor de 44 d.C. (Hch. 12.2).
2. Hijo Alfeo, otro de los doce apóstoles (Mt. 10.3; Hch. 1.13). Generalmente se lo equipara con “Santiago el menor”, hijo de María (Mr. 15.40). La descripción “el menor” (gr. mikros, ‘el pequeño’) lo distingue, ya sea como el más joven o el más pequeño en estatura, de los hijos de Zebedeo.
3. Padre del apóstol Judas (no el Iscariote), conocido solamente por dicha circunstancia en los escritos de Lucas (Lc. 6.16; Hch. 1.13; los otros evangelios tienen Tadeo en lugar de Judas).
4. El hermano de Jesús que, junto con sus hermanos José, Simón, y Judas (Mt. 13.55), aparentemente no aceptaron la autoridad de Jesús antes de su resurrección (véase Mr. 3.21 y Jn. 7.5). Después que se le apareció Jesús resucitado (1 Co. 15.7), se convirtió en dirigente de la iglesia judeocristiana de Jerusalén (Gá. 1.19; 2.9; Hch. 12.17). Según la tradición, fue nombrado primer obispo de Jerusalén por el Señor mismo (Eusebio, HEHE Eusebio, Historia eclesiástica 7.19). Presidió el primer concilio de Jerusalén, que consideró los términos de admisión de los gentiles en la iglesia, formuló el decreto que se promulgó a las iglesias de Antioquía, Siria, y Cilicia (Hch. 15.19–23), y permaneció como único jefe de la iglesia de Jerusalén, tratando de mantener su unidad con Pablo y su misión cuando este apóstol visitó la ciudad por última vez (Hch. 21.18ss). Pocos años más tarde Jacobo se convirtió en mártir al ser apedreado a instigación del sumo sacerdote Anano durante el interregno después de la muerte del procurador Festo en 61 d.C.d.C. después de Cristo (Josefo, Ant.Ant. Josefo, Antigüedades de los judíos 20.9). La tradición de Hegesipo, en su mayor parte legendaria, afirma que Jacobo era conocido como, “el Justo” a causa de su piedad (judía) Eusebio, HEHE Eusebio, Historia eclesiástica 2.23). Jerónimo (De viris illustribus 2) registra un fragmento del apócrifo perdido Evangelio según los hebreos (* Apócrifos del Nuevo Testamento) que contiene una historia breve y probablemente no histórica de la aparición de Jesús resucitado a Jacobo. Jacobo es el autor tradicional de la Epístola (canónica) de Santiago, en la que se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (Stg. 1.1).

JUDAS:
1. Hermano del Señor (Mt. 13.55 = Mr. 6.3). Quizás el autor de la Epístola de *Judas, que se tituló a sí mismo “hermano de Jacobo” (* Hermanos del señor).
2. Hijo de Jacobo (La Biblia de las Américas (NT), 1963; y Valera, rev. 1960 “hermano”) y uno de los Doce (Lc. 6.16), también llamado Lebeo y Tadeo (Mt. 10.3; Mr. 3.18), que le hizo una pregunta a Jesús en el aposento alto (Jn. 14.22). Algunos creen que se trata del autor de la Epístola de Judas.
3. El galileo que fomentó una rebelión contra los romanos (Hch. 5.37). Josefo dice que nació en Gamala (Josefo, Antigüedades de los judíos 18.3), y ubica la rebelión en el 6 d.C. *Cirenio derrotó a los rebeldes y Judas fue muerto. 5. Judío en cuya casa en Damasco se alojó Pablo (Hch. 9.11). 6. Profeta apodado Barsabás, que junto con Silas fue elegido por los dirigentes cristianos de Jerusalén para acompañar a Pablo y a Bernabé a Antioquía, a comunicar la decisión de los apóstoles con respecto a la circuncisión (Hch. 15.22–23).

El traidor.
JUDAS ISCARIOTE:
I. Nombre y origen
En las listas sinópticas de los Doce que llamó Jesús para que estuvieran con él (Mr. 3.14), el nombre de Judas siempre aparece al final, y generalmente con alguna descripción que lo marca con un estigma infame (p. ej.p. ej. por ejemplo “el que le entregó”, Mr. 3.19; “el que también le entregó”, Mt. 10.4; “que llegó a ser el traidor”, Lc. 6.16; cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 18.2, 5). Podemos comparar el caso de Jeroboam I, en el ATAT Antiguo Testamento, donde se menciona con horror que “pecó y ha hecho pecar a Israel”.

Se aplica el término “Iscariote” a su nombre en los textos sinópticos y en Jn. 12.4, mientras que en las otras referencias joaninas la tradición textual muestra considerable variación, dándose el nombre de Simón como el del padre de Judas (Jn. 6.71; 13.2, 26), y haciéndose una explicación adicional de Iscariote mediante el agregado de apo Karyotou (en ciertas lecturas de 6.71; 12.4; 13.2, 26; 14.22). Estos datos adicionales proporcionados por Juan confirmarían la derivación de “Iscariote” del heb.heb. hebreo <éÆsû qƒréÆyot, ‘hombre de Queriot’. Queriot está ubicada en Moab, de acuerdo con Jer. 48.24, 41; Am. 2.2; pero hay otra posible identificación, con Queriot-hezrón (Jos. 15.25, °vm°vm Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds. rev. 1929), que se encuentra 19 kmkm kilómetro(s) al SS sur de Hebrón. Esta explicación geográfica de “Iscariote” es preferible al parecer que considera que el origen de esta palabra es sikarios, la forma arameizada de <isqaryaµ<aµ, ‘asesino’ (cf.cf. confer (lat.), compárese Hch. 21.38), como sugieren Schulthess y O. Cullmann, The State in the New Testament, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1957, pp.pp. página(s) 15s [trad. cast.cast. castellano El estado en el Nuevo Testamento, 1961]. Pero véase la opinión contraria, M. Hengel, Die Zeloten, 1961, pp.pp. página(s) 49.
II. Su actuación
En el grupo apostólico Judas cumplía funciones de tesorero (Jn. 13.29), mientras que en otro texto joanino se lo denomina “ladrón” (12.6), principalmente, podemos suponer, en el sentido de que se apropiaba del dinero que se le confiaba. Para este sentido del verbo traducido “sustraía” en 12.6, como lo confirman los papiros, véase A Deissmann, Bible Studies, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1901, pp.pp. página(s) 257.

Las escenas finales del relato del evangelio se ven ensombrecidas por la traición de este personaje, “uno de los doce”, como se lo llama repetidamente (Mr. 14.10, cf.cf. confer (lat.), compárese 14.20; Jn. 6.71; 12.4). Judas critica la acción de María, que ungió los pies del Maestro con el precioso ungüento (Jn. 12.3–5). El objeto del comentario del evangelista es hacer resaltar la avaricia de Judas, que no vio en el precio del ungüento la acción hermosa que Jesús alabó (Mr. 14.6), sino solamente un medio de aumentar el fondo apostólico y, por lo tanto, engrosar su propio bolsillo. Y aun este motivo lo disfrazó con el argumento, laudable en apariencia, de que el dinero podría haber sido empleado para ayudar a los pobres. De este manera, a la ambición añadió el engaño. Inmediatamente después de este incidente en Betania, Judas acude a los principales sacerdotes para traicionar al Señor (Mt. 26.14–16; Mr. 14.10–11; Lc. 22.3–6). Marcos se limita a relatar el hecho de la traición, y añade que los sacerdotes le habían prometido dinero.

Mateo agrega el detalle de la suma ofrecida, que puede haber sido un pago parcial de la cantidad acordada (con una implícita alusión a Zac. 11.12, posiblemente a Ex. 21.32; cf.cf. confer (lat.), compárese Mt. 27.9). Lucas hace resaltar el profundo significado del acto cuando relata que Satanás entró en el traidor y le inspiró su nefasto pecado (cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 13.2, 27). Los sinópticos concuerdan en que Judas decidió esperar una oportunidad favorable para entregar a Jesús a sus enemigos secretamente, e. d.e. d. es decir “en privado”, por argucia (para esta trad.trad. traductor, traducción, traducido en Lc. 22.6; Mr. 14.1–2, véase J. Jeremias, The Eucharistic Words of Jesus² trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1966, pp.pp. página(s) 72 [trad. cast.cast. castellano La última cena, palabras de Jesús, 1980]).

Esa oportunidad se presentó la noche en que Jesús se reunió con los Doce en el aposento alto, para la última cena (Mr. 14.17ss y pasajes paralelos), hecho que ha quedado perpetuado en la tradición eucarística de la iglesia, que data de la época de san Pablo (1 Co. 11.23: “la noche que fue entregado”). El Señor, con visión profética, anticipa la acción del traidor cuya presencia es conocida en la mesa. En el relato de Marcos no se menciona a Judas por nombre, y parece haber cierto aire de perplejidad con respecto a la identidad del traidor. La conversación de Mt. 26.25, con el diálogo basado en preguntas y respuestas, puede entenderse mejor como hablada en susurros, mientras que la narración joanina preserva la tradición directa de la pregunta del discípulo amado, y la acción de Jesús al mojar el pan, las que pueden haberse formulado y realizado de un modo confidencial. De todas maneras, este es el último llamado del Señor a Judas, como también el rechazo final del traidor. (véase F. C, Fensham, “Judas’ Hand in the Bowl and Qumran”, RQRQ Revue de Qumran 5, 1965, pp.pp. página(s) 259–261, para el rechazo de Jesús por Judas.) A partir de ese momento Satanás toma el control del que se había convertido en su cautivo; y este último sale a la oscuridad de la noche (Jn. 13.27–30).

El plan preconcebido para el arresto de Jesús se cumple totalmente. El secreto que traicionó Judas fue evidentemente el lugar de reunión en Getsemaní esa noche; y el grupo de soldados, dirigidos por Judas, llegó hasta donde nuestro Señor se encontraba orando (Mr. 14.43). La señal de identificación ofrece el último toque de ironía. “Al que yo besare, ese es”, acción con la cual el traidor completó su cometido.

Los últimos capítulos de la vida de Judas están plagados de dificultades. La Escritura da testimonio de su patético remordimiento. Sin embargo, el único evangelista que registra esto es Mateo (27.3–10). A este relato del tormento de su remordimiento y suicidio debe añadirse la narración de Hch. 1.18–19; para completar el cuadro, también debemos mencionar el grotesco testimonio de Papías, Frag. 3, preservado por Apolinario de Laodicea. Este último texto puede consultarse en la serie Ancient Christian Writer, 6, traducida y anotada por J. A. Kleist, eds.eds. edición, editor(es), editado 1957, pp.pp. página(s) 119. Papías relata la forma en que se hinchó el cadáver de Judas (este es un posible significado de la frase “y cayendo de cabeza” en Hch. 1.18; véase ArndtArndt W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 1957, bajo preµneµs), y agrega que murió en su propia porción de tierra. Varias veces se ha tratado de armonizar las versiones (p. ej.p. ej. por ejemplo la sugerencia de Agustín de que la cuerda se rompió, y de que Judas murió a consecuencia de la caída, en la forma que relata Hch. 1.18, combinando así los relatos de Mateo y del libro de Hechos). Pero aun más aterrador que los horrendos detalles es el simple y severo veredicto de Hch. 1.25: “Este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.” El apóstol se había convertido en apóstata, y se había encaminado hacia el destino reservado para tales hombres.

III. Carácter
Esta referencia nos impulsa a determinar cuál era la verdadera personalidad de Judas. Si “su propio lugar” es el lugar que él mismo eligió, ¿qué motivos lo llevaron a su horrendo fin y destino? ¿Cómo podemos armonizar esta declaración con los pasajes de la Escritura que nos dan la impresión de que Judas fue predeterminado para cumplir el papel de traidor, que Jesús lo eligió, sabiendo que lo traicionaría, que desde un principio lo había marcado con el inexorable título de “hijo de perdición” (Jn. 17.12)? Los estudios psicológicos sobre él no son definitorios ni muy provechosos. El amor al dinero; celos por otros discípulos; miedo al resultado inevitable del ministerio del Maestro, que lo hizo convertirse en testigo fiscal a fin de salvar su propia piel; intención entusiasta de obligar a Cristo a declararse Mesías (la famosa reconstrucción de Quincey); su espíritu amargado y vengativo, que se asomó cuando se deshicieron sus esperanzas terrenales, decepción que se tornó en despecho, y el despecho en odio. Todos estos son motivos que se han sugerido. Quizás sea necesario establecer tres principios generales antes de comenzar a analizar tales consideraciones. 1. No debemos dudar de la sinceridad del llamado del Señor. Jesús, al principio, lo consideró potencialmente seguidor y discípulo. Ninguna otra presuposición haría justicia al carácter del Señor, y a sus repetidos llamamientos a Judas. 2. El preconocimiento del Señor con respecto a él no conlleva preordenación forzosa, de tal manera que Judas tenga que convertirse inevitablemente en traidor. 3. En realidad Judas nunca llegó a ser un verdadero seguidor de Cristo. Cayó del apostolado, pero nunca (por lo menos, que sepamos) tuvo una relación genuina con el Señor Jesús. De modo que siguió siendo “el hijo de perdición”, que se perdió porque nunca había sido “salvado”. El título máximo que le dio a Jesús fue “Maestro” (Mt. 26.25), pero nunca “Señor”. Permanece en el escenario de la Escritura como una terrible advertencia al seguidor de Cristo no comprometido, que no abandona su compañía pero que no comparte su espíritu (cf.cf. confer (lat.), compárese Ro. 8.9b); abandona el relato del evangelio como “sentenciado y condenado” porque así lo quiso, y Dios lo confirmó en esa terrible elección.

Las dificultades asociadas con los detalles variables de la muerte de Judas se analizan en BCBC F. J. Foakes-Jackson y K. Lake, The Beginnings of Christianity, 5 t(t)., 1920–33, 1.5, pp.pp. página(s) 22–30; cf.cf. confer (lat.), compárese, tamb.tamb. también, ArndtArndt W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 1957, loc. Cit.loc. Cit. loco citato (lat.), en el lugar ya citado, y s.v.s.v. sub verbo (lat.), véase bajo la palabra correspondiente “Ioudas”, 6; K. Lüthi, Judas Iskarioth, 1955; D. Haugg, Judas Iskarioth in den neutestamentlichen Berichten, 1930; J. S. Stewart, The Life and Teaching of Jesus Christ, 1933, pp.pp. página(s) 166–170; P. Benoit, art.art. artículo(s) “La mort de Judas” en obras completas, Exégèse et Théologie, 1961; B. Gärtner, Iscariot, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1971.

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