Dispuesto para el servicio: Uno de los primeros diáconos y evangelistas.
FELIPE: (gr. filippos, significa: ‘aficionado a caballos’). Los escritores del Nuevo
Testamento conocen cuatro personajes con este nombre.
1.
Un hijo de Herodes el Grande y Mariamne, hija de Simón el sumo sacerdote. Por
un tiempo figuraba como heredero a la sucesión después de Antípater (Jos.Jos.
Josefo, Ant, 17.53), pero este arreglo fue revocado por testamentos
posteriores, y vivió como ciudadano común. A. H. M. Jones (The Herods of
Judaea, 1938, p.176n.) afirma que su nombre era Herodes, no Felipe. (Josefo, Antigüedades de los judíos 18.137, lo llama *Herodes, pero
eran tantos los miembros de la familia herodiana que llevaban este nombre que
se hacía casi obligatorio tener un nombre adicional.) Su mujer *Herodias, madre
de Salomé, lo abandonó con el fin de juntarse con Herodes Antipas, su medio
hermano (Mt. 14.3; Mr. 6.17; Lc. 3.19).
2.
Un hijo de Herodes el Grande y su quinta esposa, Cleopatra de Jerusalén; Josefo, Antigüedades de los judíos 17.21, dice que se
crió en Roma. Cuando Augusto arregló el testamento de Herodes a Felipe se le concedió
la tetrarquía de Gaulanítida, Traconite (Traconítida), Auranítida, Batanea
(Josefo), e Iturea (Lc. 3.1). Gobernó durante 37 años hasta su muerte
en el invierno del 33/34 d.C., y se diferenció de sus
parientes por la moderación y la justicia que imperaron en su gobierno
(Josefo, Antigüedades de los judíos 18.106). Cuando
murió, el territorio fue incorporado a la provincia de Siria hasta el 37
d.C., cuando el emperador Cayo Calígula se lo otorgó a
Agripa (el Herodes de Hch. 12.1, 19–23), hijo de Aristóbulo y nieto de Herodes
y Mariamne. Felipe reedificó a Panias (la actual Banias) con el nombre de
Cesarea de Filipo (Mt. 16.13; Mr. 8.27) y Betsaida Julias (Josefo, Antigüedades de los judíos18. 28; Josefo, Guerras de los judíos
2.168), ambos nombres que reflejan sus simpatías pro romanas. Fue el primer
príncipe judio que imprimió la cabeza de los emperadores romanos en sus
monedas. Se casó con Salomé, hija de *Herodías, pero no tuvo hijos (Jos.Jos.
Josefo, Ant.Ant. Josefo, Antigüedades de los judíos 18.137).
3.
Felipe el apóstol fue llamado a seguir a Jesús al día siguiente de aquel en el cual
fueron llamados Andrés y Simón, y sirvió de instrumento para que Natanael
acudiera a él (Jn. 1.43–46). Su hogar estaba en *Betsaida (Jn. 1.44): esta era
la Betsaida de Galilea (Jn. 12.21), la ciudad natal de Andrés y Simón, y se
piensa que era una aldea de pescadores en la ribera occidental del lago.
En las listas de los apóstoles en Mt. 10.3; Mr. 3.14; Lc. 6.14 aparece en
quinto lugar, con Bartolomé en el sexto; Hch. 1.13 lo coloca en el quinto
lugar, pero ubica a Tomás en el sexto. Las únicas referencias adicionales a él
en el NT cuentan que no pudo sugerir a Jesús cómo
proporcionar alimento para los cinco mil (Jn. 6.5), que acercó a los griegos a
Jesús (Jn. 12.21s), y que pidió a Jesús que pudiera ver al Padre (Jn. 14.8).
Papías 2.4 se refiere a él como uno de los integrantes del presbyteroi (véase infra (lat.), abajo para mayor información).
4.
Felipe fue uno de los “siete” que fueron elegidos para ocupar cargos (los
primeros *“diáconos”) en la iglesia de Jerusalén (Hch. 6.5). Cuando la
persecución de la iglesia que siguió al martirio de Esteban, llevó el evangelio
a Samaria, donde su ministerio fue muy bendecido (Hch. 8.5–13), y
posteriormente fue enviado hacia el SS sur, a la carretera que unía Jerusalén
con Gaza, para conducir a Cristo al eunuco etíope (Hch. 8.26–38). Después de
este incidente el Espíritu lo trasladó a Azoto, la Asdod filistea, y desde allí
llevó a cabo un ministerio itinerante hasta llegar al puerto de Cesarea (Hch.
8.39–40), donde parece haberse establecido (Hch. 21.8). Era conocido como “el
evangelista”, presumiblemente para distinguirlo del apóstol (3, supra
(lat.), arriba), y tuvo cuatro hijas que eran profetisas (Hch. 21.9). Lucas se
esfuerza aquí por distinguir al evangelista del apóstol. Dos veces Eusebio
(Eusebio, Historia eclesiástica 3.31; 5.24) dice que Polícrates se refiere
a Felipe, “uno de los doce apóstoles”, y sus dos ancianas hijas vírgenes,
diciendo que fueron sepultados en Hierápolis, mientras que otra hija fue
enterrada en Éfeso. Tal vez esta última sea la que se menciona en 3.30 (citando
a Clemente de Alejandría, que quizá usa el plural aquí en forma imprecisa) como
que había sido dada en matrimonio. También se dice que Papías (Eusebio,
Historia eclesiástica 3.39) afirmó que “el apóstol Felipe” y sus hijas vivieron
en Hierápolis, y que ellas le suministraron información. Una cita del Diálogo
de Gayo y Proclo en Eusebio, Historia eclesiástica 3.31,
de que la tumba de Felipe y sus cuatro hijas profetisas puede verse en
Hierápolis, seguida de una referencia a Hch. 21.8–9, demuestra que el
historiador había confundido al apóstol y al evangelista. Es perfectamente
natural suponer que tanto el apóstol como el evangelista tuviesen hijas, lo
cual podría conducir a la confusión. Lightfoot (Colossians, página(s)
45ss) probablemente tiene razón cuando sostiene que fue el apóstol el que murió
en Hierápolis.
Los papiros
encontrados en Nag Hammadi (* Quenoboskión) han revelado un Evangelio según
Felipe apócrifo: véase R. McL., Wilson, The Gospel of Philip, 1962.
El constante: aparece en todas las listas de los Doce.
BARTOLOMÉ: (gr. bartholomaios, ‘hijo de Talmai’ o, en época grecorromana, ‘hijo de
Tolomeo’). El que llevaba este patronímico aparece en todas las listas de los
Doce (Mt. 10.3; Mr. 3.18; Lc. 6.14; Hch. 1.13), pero no hay otras menciones en
el Nuevo Testamento. Su asociación con Felipe en todas las listas salvo la
última ha hecho pensar a muchas lectores desde el siglo(s) IX en
adelante que podría tratarse de *Natanael de Caná, el amigo de Felipe (Jn.
1.45ss; confer (lat.), compárese 21.2); sobre esto no es posible llegar
a una conclusión definitiva.
F. F. Bruce, M.A., D.D., F.B.A., Profesor
emérito de Crítica y Exégesis Bíblicas en la cátedra Rylands de la Universidad
de Manchester, Inglaterra.
El heraldo del Rey.
MATEO: Mateo aparece en todas las listas de los doce
apóstoles (Mt. 10.3; Mr. 3.18; Lc. 6.15; Hch. 1.13). En Mt. 10.3 se lo
describe, además, como “publicano” ( Dios habla hoy, “versión popular”,
2ª eds. 1983 “el que cobraba impuestos”). En Mt. 9.9 Jesús lo encuentra “sentado
al banco de los tributos públicos” y lo invita a seguirlo. En los pasajes
paralelos en Marcos y Lucas se designa como Leví al publicano que fue llamado
del banco de los tributos públicos, y Marcos añade que era “hijo de Alfeo”. En
el Evangelio de Pedro también se menciona a Leví, hijo de Alfeo, como discípulo
de Jesús. Posteriormente Jesús es invitado junto con muchos publicanos y
pecadores. Ni Mt. 9.10 ni Mr. 2.15 aclaran en qué casa tuvo lugar la comida,
pero Lc. 5.29 informa que “Leví le hizo un gran banquete en su casa”. Tomando
como base estos elementos generalmente se supone que Mateo y Leví eran la misma
persona.
La
declaración de Papías de que Mateo “compiló los oráculos” (synegrapsato °ta°ta
F. Torres Amat, La Sagrada Biblia, trad. de la Vg. logia) en heb.heb. hebreo
fue tomada por la iglesia primitiva como prueba de que Mateo fue el autor del
evangelio que hemos recibido como “según Mateo”. La mayor parte de los
estudiosos modernos creen que Papías se refería a una compilación por Mateo, ya
sea de los dichos de Jesús o de los textos del ATAT Antiguo Testamento
relativos a la esperanza mesiánica. Puede haber ocurrido que la posterior
inclusión de algunos de estos dichos o textos probatorios en el Evangelio de
Mateo haya sido la razón por la cual el documento comenzó a conocerse como
“según Mateo” a partir de mediados del ss.ss. siglo(s) II. Para la bibliografía
correspondiente, véase * Mateo, Evangelio de.
El interesado, dispuesto e incrédulo.
TOMÁS: Uno de los
doce apóstoles. En las listas de los Doce dispuestas en tres grupos de cuatro
cada uno, Tomás aparece en el segundo grupo (Mt. 10.2–4; Mr. 3.16–19; Lc.
6.14–16; Hch. 1.13). Se lo vincula con Mateo en Mt. 10.3 y con Felipe en Hch.
1.13. El nombre proviene del arameo, que significa
‘mellizo’; tres veces Juan usa la versión griego del nombre, “Dídimo”
(11.16; 20.24; 21.2). El interrogante sobre quién era el otro mellizo no puede
resolverse con seguridad. Diversas tradiciones (sir. y egipcio)
sugieren que su nombre personal era Judas.
Únicamente en
el cuarto evangelio se hacen referencias personales a Tomás. Estaba dispuesto a
ir con Jesús a la tumba de Lázaro, y a una posible muerte a manos de los judíos
(Jn. 11.16). Confesó que no sabía adónde iba Jesús cuando este advirtió a los
Doce acerca de su inminente partida (Jn. 14.5). El incidente principal por el
que siempre se lo ha recordado, y por el que ha recibido el nombre de “Tomás el
desconfiado”, es el de su incredulidad ante el hecho de la resurrección. No
estaba presente cuando Cristo apareció a los demás apóstoles (Jn. 20.24), y
dijo que necesitaba pruebas visuales y táctiles de la resurrección (20.25). Una
semana más tarde Cristo apareció nuevamente a los once y concedió a Tomás la
oportunidad de comprobar la realidad de su cuerpo.
La confesión
de fe de Tomás, “¡Señor mío, y Dios mío!” (20.28), señala el punto culminante
del cuarto evangelio; se le promete una bendición al que pueda llegar a la fe
sin el auxilio de la vista.
(haz clic arriba para acceder al link).
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