viernes, 13 de junio de 2025
Porque enseñaba Jesús en parábolas? Lc 8:9-10; Algunas propuestas.txt no. 88
domingo, 8 de junio de 2025
Resurreción de Cristo, garantía de nuestra resurreción. 1ra. Cor 15:20-58. txt no. 87 2da. parte.
4. Pero ahora Cristo ha resucitado (v. 20): El nuevo Adán y la garantía de vida.
Con fuerza apostólica, Pablo declara: “Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. ”La palabra ἀπαρχὴ (aparche), “primicias”, proviene del contexto agrícola del Antiguo Testamento (Lev. 23:10-14), donde la primera parte de la cosecha se ofrecía a Dios como garantía del resto. Así, la resurrección de Cristo es la garantía segura de nuestra futura resurrección.
Pablo compara a Cristo con Adán: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (v. 22). Así como la muerte entró por un hombre, del mismo modo la vida y la resurrección también. La muerte entró por Adán y la vida por el postrer Adán (Cristo).
5. El orden de la resurrección y la victoria final (vv. 23–28).
La resurrección en este capítulo tiene un orden cronológico y Pablo lo describe de la siguiente manera:
- Cristo
- Los que son de Cristo en su venida
- Luego el fin, cuando entregue el reino al Padre
En el v. 26, Pablo dice: “El postrer enemigo que será destruido es la muerte. ”El término καταργέω (katargeō), traducido como “destruido”, significa ser reducido a la impotencia. La muerte, el enemigo más implacable, será finalmente vencida por Cristo, el Rey resucitado.
6. La esperanza de un cuerpo glorificado (vv. 35–49).
Frente a las preguntas escépticas sobre “¿Cómo resucitan los muertos?”, Pablo responde con ilustraciones naturales. Así como una semilla muere para producir una planta nueva, nuestro cuerpo presente es sembrado en corrupción y resucita incorruptible. El término σῶμα πνευματικόν (sōma pneumatikon) no significa un cuerpo etéreo o fantasmal, sino un cuerpo animado y capacitado por el Espíritu Santo, en contraste con el cuerpo natural (ψυχικόν / psychikon), gobernado por la carne.
7. El misterio revelado: Transformación instantánea (vv. 50–58)
En un lenguaje triunfante, Pablo revela un misterio (μυστήριον / mystērion): “No todos dormiremos; pero todos seremos transformados. ”Esto ocurrirá “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos”. El griego ἄτομος (atomos) implica un tiempo indivisible. Será instantáneo. Los muertos resucitarán incorruptibles, y los vivos serán transformados.
El aguijón de la muerte, que es el pecado, ha sido removido por la victoria de Cristo. Así Pablo exclama: “¡Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!”
De todo lo anterior podemos deducir que debemos vivir a la luz de la resurrección; Vivir con esperanza firme. La resurrección no es sólo futura: da propósito ahora. Tu dolor en la prueba, tu trabajo, tu santidad tienen sentido eterno gracias a la resurrección de Cristo.
Del mismo modo no debemos temer a la muerte. La muerte ha sido vencida. No es una tragedia final, sino una puerta a la eterna gloria.
A parte de todo debemos ser constantes en el servicio al Señor. Pablo concluye diciendo: “Sed firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (v. 58). El verbo περισσεύοντες (perisseuontes), “creciendo”, implica abundar más allá de lo necesario. La resurrección impulsa a un cristianismo ferviente, y no tibio.
Si Cristo vive, todo cambia; Negar la resurrección es como remover el corazón del cuerpo. Pero afirmar con fe que Cristo ha resucitado es abrazar una vida de poder, esperanza y propósito.
No es sólo una doctrina para la Pascua, sino el fundamento de cada día del creyente. Como diría Juan Calvino: “La resurrección de Cristo es la causa eficaz y garantía de la nuestra". Cristo vive. Por tanto, viviremos también nosotros. Y esta vida perdurará por toda la eternidad.
Cabe la pregunta: ¿"Estamos viviendo conforme a la realidad de nuestra futura resurrección"?
(Viene del anterior: La resurreción de Cristo...)
Resucitaré
sábado, 7 de junio de 2025
Resurreción de Cristo, garantía de nuestra resurreción. 1ra. Cor 15:1-19. txt no. 86 1ra. parte.
Los discípulos de Jesús, después de su muerte no habían entendido que el resucitaría. Juan 20:9, Marcos 16:11, 13; María Magdalena del mismo modo pensó que se habían robado del sepulcro el cuerpo de su Señor. Juan 20:13; Tomás el incrédulo, necesitaba ver para creer que Jesús había resucitado Juan 20:25. Cleofas y su condiscípulo camino a Emaús, tuvieron un encuentro con su Maestro, sin saberlo le manifestaron su tristeza pensando que con su muerte todo estaba perdido Lucas 24:19-24; Marcos 16:12-13.
Y todo lo anterior descrito aconteció, justo después de la muy reciente muerte del Señor, y pudiéramos pensar bueno, seguro que luego de esto nadie más dudó de la resurrección del Señor. Nada mas lejos de la realidad. Ya que esta idea se había difundido en la iglesia de Corinto, tal ves influenciada por la filosofía cultural Griega, que pensaba que el cuerpo era una clase de prisión donde el espíritu debía purgar sus culpas; Y que la muerte era una especie de liberación espiritual de esa prisión.
En 1 Corintios 15, el apóstol Pablo confronta una iglesia confundida y quizás influenciada por el pensamiento griego, que negaba la resurrección corporal. Pablo no suaviza su mensaje. No ofrece metáforas vacías. Declara con poder y claridad que Cristo ha resucitado—y que su resurrección garantiza la nuestra. Veamos a continuación la estructura del mensaje del apóstol en este capítulo 15:
1. El Evangelio de la resurrección: El mensaje de las buenas nuevas no es una invención humana, sino un mensaje divino (vv. 1–11).
Pablo comienza recordando el evangelio que les predicó, el cual ellos recibieron, en el cual permanecen, y por el cual son salvos. El verbo prediqué, παραλαμβάνω (paralambanō) en el v. 3 implica una transmisión y entrega fiel, como una herencia sagrada. No es un mensaje inventado por los apóstoles, sino recibido directamente del Señor y entregado a ellos guardando fielmente el contenido original (cf. Gál. 1:12).
La estructura del evangelio es clara: Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, resucitó al tercer día y fue visto por muchos testigos. El término griego ἐγήγερται (egēgertai) en el v. 4, traducido como “resucitó”, está en perfecto pasivo indicativo, indicando una acción real completada con resultados permanentes. Cristo resucitó y sigue vivo hoy. No fue una experiencia subjetiva, sino un evento histórico y eterno.
2. Testigos de la resurrección: En los versos del 5 al 8 encontramos una serie de testigos oculares de la resurrección del Señor y el argumento del apóstol aquí es irrefutable. Ningún juez en ningún tribunal se atrevería a ignorar las pruebas y testimonios presentadas por testigos oculares y presenciales. Y no es solo uno, sino más de 500 testigos que darían fe que El resucitó. Los testigos son:
- Cefas: Vrs.5(a), (ref. Lc 24:34; Jn 20:19-26; Hch 10:41).
- A los doce: Vrs.5(b) (ref. Mr 16:14; Lc 24:36; Jn 20:19-26; Hch 1:2-14).
- A más de 500: Vrs.6 (ref. Mt 28:7; 10, 16,17; Mr 16:7; Hch 1:3).
- A Jacobo: Vrs. 7 (ref. Hch 1:14; Gal 1:19; Luc 10:1).
- A Pablo: 1Co 9:1; Hch 9:3-5; 17; 18:9).
3. Las consecuencias devastadoras de la "no" resurrección de Cristo (vv. 12–19)
Pablo argumenta lógicamente: si no hay resurrección de los muertos, entonces ni Cristo resucitó, y si Cristo no resucitó entonces:
- Nuestra predicación es vana (κενός / kenos): vacía de contenido real.
- Nuestra fe es inútil (ματαία / mataia): sin propósito.
- Somos falsos testigos.
- Estamos todavía en nuestros pecados.
- Los que murieron en Cristo perecieron sin esperanza.
Este pasaje y sus argumentos corta como espada de doble filo. No deja espacio para medias tintas. La resurrección no es un añadido opcional: es el núcleo central del cristianismo y su mensaje a la humanidad. (Continúa aquí: La resurrección de Cristo...).