jueves, 24 de abril de 2025

Cinco aspectos de como SI debe ser una iglesia, ¿Los conoces? .txt no. 79





    Lectura: Hechos 2:42 y Hechos 8:4

    Hace un tiempo, después de predicar en una iglesia pequeña en el interior, una señora mayor se me acercó con los ojos llenos de ternura y me hace una pregunta sincera: “¿Usted cree que todavía podemos ser como la iglesia del libro de los Hechos?”. Esa pregunta me quedó resonando en el corazón. En medio de programas, estructuras, redes sociales y agendas llenas, muchos creyentes anhelan volver a lo esencial. ¿Qué hace que una iglesia sea realmente una iglesia, según el modelo bíblico? ¿Cómo saber si estamos caminando en la dirección correcta?

    La respuesta no está en modas ni estrategias humanas, sino en la Palabra de Dios la Biblia. Hechos 2:42 nos revela la esencia de una iglesia viva. Y en Hechos 8:4 vemos un fruto inevitable de esa vida: la predicación del evangelio. De estos textos surgen cinco aspectos fundamentales que no solo describen a la iglesia de entonces, sino que desafían a la iglesia de hoy.

1. Una Iglesia que Aprende: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles…” – Hechos 2:42a
    La primera iglesia era una comunidad hambrienta de la verdad. No se conformaban con una experiencia emocional; querían conocer a Dios profundamente a través de Su Palabra. La doctrina de los apóstoles no era una colección de ideas humanas, sino la enseñanza directa del mensaje de Jesús.

Otros pasajes clave:    2 Timoteo 3:16-17: Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar. Colosenses 3:16: “La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros…”

    Hoy más que nunca necesitamos iglesias donde la Biblia sea el fundamento. Esto significa predicaciones centradas en la Escritura, estudios bíblicos accesibles y una cultura donde todos, desde niños hasta adultos, aprendan a conocer y obedecer a Dios.

2. Una Iglesia de Comunión: “…en la comunión unos con otros…” – Hechos 2:42b
    La iglesia primitiva no era solo un grupo de personas que se reunían los domingos. Eran una familia. La palabra usada aquí es “koinonía”, que implica participación, unidad, y compartir en todo sentido. En los siguientes pasajes encontramos otros ejemplos. Hebreos 10:24-25: No dejando de congregarnos, y animándonos unos a otros, Gálatas 6:2: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros…”

    La comunión va más allá del café después del culto. Es abrir el corazón, compartir las cargas, y construir relaciones profundas. Una iglesia saludable crea espacios donde todos sus miembros se sienten vistos, conocidos y amados.

3. Una Iglesia que Adora: “…en el partimiento del pan…” – Hechos 2:42c
    Este "partimiento del pan" es tanto una referencia a la Cena del Señor como a las comidas compartidas con gratitud. Era un acto de adoración y memoria del sacrificio de Cristo. Otros textos que nos dan más luz. Juan 4:24: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”; 1 Corintios 11:23-26: Instrucciones sobre la Cena del Señor.

    Adorar no es solo cantar. Es vivir centrados en Jesús, recordando Su obra con gratitud, y expresar reverencia en cada reunión. La adoración es una respuesta viva a la gracia recibida.

4. Una Iglesia que Ora: “…y en las oraciones.” – Hechos 2:42d
    La iglesia primitiva era una iglesia de rodillas. No veían la oración como un relleno, sino como su principal arma espiritual y su conexión directa con el Padre. Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos… sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios.” y en Hechos 4:31: La iglesia oró, y el lugar donde estaban tembló. Una iglesia que ora reconoce su dependencia total de Dios. Es urgente recuperar los tiempos de oración congregacional, intercesión por la ciudad y clamor por avivamiento.

5. Una Iglesia que Predica el Evangelio: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.” – Hechos 8:4
    La persecución dispersó a los cristianos, pero no apagó su pasión. Donde iban, hablaban de Cristo. La misión no era opcional, era parte de su identidad. Otros pasajes relacionados: Mateo 28:19-20: La Gran Comisión; Romanos 1:16: “No me avergüenzo del evangelio…”

    Una iglesia bíblica no solo recibe, sino que da. No solo cuida a los de adentro, sino que alcanza a los de afuera. Cada creyente es un mensajero. Predicar el evangelio debe ser parte integral de nuestra vida diaria y de nuestras prioridades como comunidad.

    Dios no nos llama a inventar a la iglesia, sino a redescubrirla. Estos cinco aspectos no son una lista de control, sino una invitación a ser el cuerpo de Cristo en plenitud. Que nuestra iglesia —y cada uno de nosotros— sea un reflejo vivo de lo que el Espíritu comenzó en Jerusalén y aún quiere continuar hoy en cada uno de nosotros. Cabe la pregunta, como es tu iglesia?

Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
 conocimiento sobre Dios y tu futuro eterno. 

                      

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