En la época de los tiempos bíblicos
tal y como se hace en la actualidad, también se seguía un protocolo en cuanto a
la recepción y el aseo de algún invitado a casa. En Lucas 7:36-50, encontramos
el protocolo a seguir cuando se tenía invitados a cenar. (Salmo 23:5 "unges mi cabeza con
aceite").
1º.- El anfitrión le ponía la
mano en el hombro al huésped y le daba un beso de paz. Esa era una señal de
respeto que jamás se omitía en el caso de un rabino distinguido.
2º.- Los caminos eran de
tierra, polvorientos, y el calzado no era más que suelas sujetas al pie con
correas, y por eso se le echaba agua en los pies al huésped para limpiárselos y
refrescárselos.
3º.- También se quemaba un poco de
incienso, o se le echaba un poco de esencia o aceites de rosas al
invitado en la cabeza.
El Señor le reprochó al anfitrión su descuido, por no
haberle atendido como se merecía, reconociendo su carácter receptivo
a estas atenciones. Sin embargo vemos como en ciertos grupos
religiosos, parece que la norma es que mientras mas desaliñado estés mas santo
serás, criticando aún el uso de perfumes y productos para el
pelo, cuando el mismo Jesús los aceptaba. No seamos radicales cuando Dios no lo es. Lucas 7:47 "No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta a ungido
con perfume mis pies".
Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante
y hasta curiosa para el conocimiento sobre la Biblia, la poderosa palabra de Dios.
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