martes, 30 de septiembre de 2025

El carácter motivador del escritor a los Hebreos. txt no. 119.

    La carta a los Hebreos, atribuida a un autor anónimo aunque tradicionalmente relacionada con el círculo paulino, posee un tono profundamente pastoral y exhortativo. No es simplemente una exposición doctrinal, sino un llamado motivador a la perseverancia de la fe en medio de pruebas. El escritor busca, por un lado, resaltar la supremacía de Cristo —como Hijo, Sumo Sacerdote y mediador del nuevo pacto— y, por otro, exhortar a los creyentes a no retroceder, sino a mantenerse firmes en esa fe.

    En este marco encontramos palabras claves tales como “retened”, “manteneos”, “no perdáis” y “corramos”: verbos en imperativo que reflejan la naturaleza activa y perseverante de la vida cristiana.

  • Hebreos 3:14 — >“Retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”.

    El contexto inmediato habla de la incredulidad de Israel en el desierto (Salmo 95). Así como ellos no entraron en el reposo por endurecer el corazón, el autor exhorta a la comunidad de creyentes a retener firme la confianza inicial. La palabra “retener” implica aferrarse con tenacidad a la fe puesta en Cristo, no como un esfuerzo aislado, sino como un fruto de participar de Cristo mismo. Encontramos algunos versículos relacionados: 1 Co 15:2 (“si retenéis la palabra que os he predicado”), Col 2:6-7 (“andad en él, arraigados y sobreedificados”). Así que aquí se enfatiza la perseverancia como evidencia de genuina fe.

  •  Hebreos 10:23 — >“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza”.

    El autor ha desarrollado la obra sacerdotal de Cristo y la certeza del nuevo pacto (Heb10:19-22). Ahora exhorta a mantener firme la esperanza. El verbo “mantener” señala una decisión continua de no dejarse llevar por la duda o la persecución. El motivo no descansa en nuestra fuerza, sino en la fidelidad de Dios: “porque fiel es el que prometió”. Veámos algunos pasajes paralelos: Ro 4:20-21 (Abraham se fortaleció en fe, dando gloria a Dios), 1 Ts 5:24 (“fiel es el que os llama, el cual también lo hará”).

  •  Hebreos 10:35 — >“No perdáis vuestra confianza, que tiene gran galardón”.

    La exhortación aquí es negativa: no abandonar. La comunidad cristiana enfrentaba oposición y probablemente desánimo. La confianza (parrēsía, gr.) implica tanto valentía en la confesión como seguridad en la relación con Dios. El texto introduce la dimensión escatológica del galardón: perseverar no es estéril, sino que lleva a la recompensa. En relación al tema leemos en: Mt 10:22 (“el que persevere hasta el fin, éste será salvo”), 2 Co 4:16-18 (nuestra leve tribulación produce un peso eterno de gloria).

  •  Hebreos 12:1-2 — >“Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús". 
    Tras el catálogo de la fe en (Heb 11), se nos invita a la acción: correr. La metáfora atlética evoca disciplina, constancia y dirección. “Con paciencia” (hypomonē, gr.) subraya resistencia en medio de dificultades. El secreto es la mirada: “puestos los ojos en Jesús”, el autor y consumador de la fe, quien soportó la cruz y ahora está glorificado. Referencias al tema: 1 Co 9:24-27 (correr de tal manera que obtengáis el premio), Fil 3:13-14 (prosigo hacia la meta).

    Destáquemos algnos puntos del carácter motivador del autor a los Hebreos:

  • El autor utiliza una pedagogía de advertencia y ánimo para sus lectores y para nosotros en la actualidad.
  • Dándonos una advertencia contra la apostasía en aquellos tiempos y que prevalece hasta hoy (Heb 2:1; 6:4-6; 10:26-27).

  • Ánimo a la perseverancia, donde el autor mantiene su carácter de aliento: (Heb 6:11-12; 12:12-13).

  • Sus exhortaciones están ancladas no en moralismo, sino en la obra consumada de Cristo y en la fidelidad de Dios.

    Es un equilibrio entre la seriedad del llamado y el consuelo de la promesa. El cristiano es llamado a un camino difícil, pero sustentado por un Dios fiel y un Salvador que ha abierto el camino.

    Ahora veámos algunas aplicaciones prácticas para el creyente de hoy:

  • Aferrarse a Cristo en tiempos de incertidumbre: En un mundo cambiante, la exhortación de “retener” nos recuerda que la fe no es un sentimiento pasajero, sino un compromiso continuo de confiar en la suficiencia de Cristo.

  • Confesar la esperanza públicamente: “Mantengamos” nos llama a una fe visible. En una cultura donde confesar a Cristo puede traer rechazo, somos exhortados a no fluctuar.

  • No dejarse vencer por el desánimo: “No perdáis” habla a quienes sienten que su fe se debilita. La confianza tiene galardón: vale la pena perseverar porque la recompenza será gloriosa.

  • Correr con paciencia mirando a Cristo: La carrera cristiana no se corre con comparación ni orgullo, sino con perseverancia y con la mirada puesta en Jesús, no en las circunstancias.

    La carta a los Hebreos nos presenta a Cristo como la roca firme de nuestra fe y nos exhorta a no soltar esa confianza. Cada imperativo —“retengamos, mantengamos, no perdáis, corramos”— es un recordatorio de que la vida cristiana no es pasiva, sino un camino de perseverancia activa, la cual debemos obedecer.

    El creyente de hoy, en medio de pruebas, dudas y un mundo cada vez más hostil a la fe, necesita escuchar estas exhortaciones: aferrarse a Cristo, mantener firme la esperanza, no abandonar la confianza y correr con paciencia mirando a Jesús. En esto descansa la verdadera victoria.

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lunes, 29 de septiembre de 2025

3 pilares fundamentales en dos palabras: Hebreos 1:3; 3:14; 11:1. txt no. 118.

       Sustancia  Certeza  Confianza

    Un fundamento que Sostiene expresado en tres palabras: Sustancia, Certeza y Confianza.

    El autor de la carta a los Hebreos nos lleva una y otra vez a contemplar a Cristo como el centro de nuestra fe y como la garantía de nuestra esperanza. Si observamos tres pasajes claves —Hebreos 1:3, Hebreos 3:14 y Hebreos 11:1— descubrimos un hilo conductor que ilumina la vida cristiana de hoy: sustancia, certeza y confianza.

    1. Sustancia – Hebreos 1:3 “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder…”

    La palabra griega hypóstasis traducida como “sustancia” señala la esencia, lo real que permanece más allá de las apariencias. Cristo no es un reflejo superficial de Dios; Él es la realidad misma, la expresión visible del Dios invisible. Warren W. Wiersbe dice en su devocional "Comience su día con...",pag. 285. Lo siguiente: "Esta palabra en el original significa literalmente, estar debajo de, soportar así que vemos como la fe es para el Cristiano lo que los cimientos a una casa".

    Tu fe no descansa en ideas vagas o emociones pasajeras, sino en la realidad objetiva de Cristo. Cuando las circunstancias parecen inciertas, recuerda que tu Salvador es la “sustancia”, el fundamento eterno que sostiene todo con su poder. Y si los cimientos de nuestra fe son eternos nosotros también, en Cristo lo somos.

    Quizá buscas estabilidad en logros, dinero o relaciones, pero esas bases se quiebran. Solo Cristo ofrece una realidad firme, la sustancia de la vida misma que puede sostenerte aun cuando todo lo demás se derrumba.

    2. Certeza – Hebreos 3:14 “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin el principio de nuestra certeza.”

    Aquí aparece de nuevo la palabra hypóstasis, pero con matiz de “seguridad” o “convicción”. La vida cristiana no es un arranque emocional, sino una perseverancia basada en la certeza de lo que hemos recibido en Cristo.

    La perseverancia no depende de tu fuerza, sino de mantener los ojos en la obra ya consumada de Cristo. Cada día, vuelve a esa certeza: eres parte de Él, y esa unión no depende de tus fluctuaciones emocionales, sino de su fidelidad, la de Dios. Y recuerda que NO perseveramos para ser salvos, somos salvos porque perseveramos. Los frutos visibles externos, demuestran el resultado de un cambio interno. El Señor dijo "por sus frutos los conoceréis".

    La vida está llena de incertidumbre. ¿Qué certeza tienes sobre tu destino final? Solo en Cristo puedes encontrar una seguridad que trasciende la muerte y garantiza una herencia eterna.

    3. Confianza – Hebreos 11:1, “Es, pues, la fe la sustancia de lo que se espera, la confianza (élegchos, convicción) de lo que no se ve.”

    La fe no es un salto al vacío, sino la confianza plena en la fidelidad de Dios. Es la certeza de lo invisible porque Dios ya lo ha prometido.

    Vivir por fe es caminar cada día como si las promesas de Dios fueran visibles ya. En tus decisiones, tu trabajo y tus relaciones, actúa con la confianza de que lo que Él ha dicho se cumplirá.

    Todos ejercemos confianza en algo —en el sistema, en las personas, en nosotros mismos—. La fe cristiana no es ciega: se basa en la historia real de Cristo resucitado. La invitación es a depositar tu confianza en Él, quien nunca falla.

    La carta a los Hebreos nos recuerda pues que la vida cristiana se edifica entre otras cosas, sobre tres pilares:

  • Sustancia: Cristo es la realidad firme.
  • Certeza: nuestra unión con Él es segura.
  • Confianza: la fe es vivir hoy a la luz de las promesas del mañana.

    Para el creyente, esto es una llamada a perseverar en esperanza. Para el incrédulo, es una invitación a dejar lo efímero y abrazar la sustancia eterna en la persona de Cristo y su obra hecha en la cruz. ¿Tienes esa experiencia en tu vida?

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domingo, 21 de septiembre de 2025

5 aspectos de la frase: "el principio de nuestra certeza” en Hebreos 3:14, txt. no. 117.

    Que quiere decir el escritor a los Hebreos con la frase "el principio de nuestra certeza". Demos una mirada a Hebreos 3:14 con la atención que merece, a la luz de todo el contexto bíblico y del uso que el escritor hace de sus términos. El texto dice: >“Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin el principio de nuestra certeza” (Hebreos 3:14, RVR60).

    1. Analicemos el contexto inmediato: En Hebreos capítulo 3, el autor está exhortando a los creyentes a no endurecer sus corazones como lo hizo Israel en el desierto (3:7–11). La advertencia es clara: así como muchos de los que salieron de Egipto no entraron en la tierra prometida por su incredulidad, también los cristianos corren el riesgo de apartarse si no perseveran (*) en la fe. Por eso, la frase “el principio de nuestra certeza” apunta a la realidad inicial de la fe que los creyentes recibieron al confiar en Cristo para la salvación de sus almas.

    2. Veamos ahora el significado de la palabra “principio” (griego: archē): La palabra archē aquí significa comienzo, fundamento u origen. Es la fe inicial, el punto de partida de la vida cristiana. No es algo trivial, sino el cimiento sobre el cual descansa la perseverancia. Esto se conecta con Hebreos 6:1, donde el autor habla de “los rudimentos de la doctrina de Cristo”, es decir, los principios básicos de la fe. La salvación tiene un inicio histórico en la conversión, pero también debe ser perseverada hasta el fin.

    3. Otra palabra relacionada es  “certeza, sustancia” (griego: hypostasis). El término hypostasis puede traducirse como “convicción, seguridad, confianza firme”. En Hebreos 11:1 se usa de manera muy similar: > “La fe es la **certeza (hypostasis) de lo que se espera…” y también en Hebreos 1:3: >"...la imagen misma de su sustancia" (hypostasis). Esto indica que la “certeza” no es mera emoción, sino una confianza objetiva, tangible y firme en la obra de Cristo, que nos hace partícipes de Él. (*)Y por medio de esa confianza es que podemos perseverar hasta el fin sin fluctuar! Recordemos algo No perseveramos para ser salvos, somos salvos porque perseveramos. La salvación NO es por obras humanas, sino por la obra de Cristo en la cruz. El Señor dijo a sus discípulos "por sus frutos los conoceréis" Mat 7:16-20. está claro que debe haber en el genuino creyente una manifestación visible de la conversión inicial y esta experiencia debe permanecer en el tiempo haciéndose visibles a los que le rodean.

    4. Veamos ahora algunas referencias comparativas en el NT:

  • 1 Corintios 15:2 – Pablo dice que el evangelio salva “si retenéis la palabra que os he predicado, tal como la recibisteis; a no ser que hayáis creído en vano”. Aquí también aparece la idea de una fe inicial que debe sostenerse hasta el final.

  • Colosenses 1:22–23 – Pablo afirma que Cristo nos ha reconciliado “con tal que permanezcáis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio”.

  • Filipenses 1:6 – Pablo da la otra cara de la moneda: “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. La perseverancia depende en última instancia de la fidelidad de Dios, aunque se manifiesta en nuestra constancia.

    5. A continuación veamos una pequeña síntesis exegética de lo antes expuesto en Hebreos 3:14,donde el autor está subrayando que:

  • Ser “participantes de Cristo” no se demuestra solo en un acto inicial de fe, sino en perseverar en esa confianza inicial hasta el final.
  • “El principio de nuestra certeza” se refiere al acto fundante de confianza en Cristo, la fe puesta en Él desde el inicio.
  • El creyente debe retener esa fe con firmeza hasta el fin, mostrando así la autenticidad de su participación en Cristo.
    En conclusión, Hebreos 3:14 enseña que la verdadera unión con Cristo se evidencia en que mantenemos la misma fe y confianza con la que comenzamos. No se trata de añadir algo nuevo, sino de permanecer en aquello que desde el principio constituye la esencia de la vida cristiana: la fe en el Señor Jesús y su obra en la cruz la cual nos ha perdonado de todos nuestros pecados.

    Ahora la pregunta es para ti mi querido lector ¿Haz hecho balance de la constancia de tu fe a Dios últimamente? Espero que estas sencillas palabras sean de bendición para tu vida espiritual. Amén,

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sábado, 13 de septiembre de 2025

El contacto divino: Jesús toca la oreja del siervo herido (5) – Lucas 22:51.txt no 116.

    En una época de barreras culturales, religiosas y físicas, el acto de tocar a alguien podía ser transgresor, incluso escandaloso. Y sin embargo, en los Evangelios, Jesús lo hace repetidamente. La frase “le tocó”, “tocándole”, o similares aparece en momentos claves durante su ministerio, y en cada caso, ese contacto físico se convierte en una manifestación del Reino de Dios: sanador, restaurador, liberador y por mucho cercano.

    Para una generación que lucha con el aislamiento, el miedo al contagio y la desconexión relacional, estas escenas no son solo históricas: son espiritualmente contemporáneas. ¿Qué significó que Jesús tocara a un leproso, a una niña muerta o a los ojos de un ciego? ¿Y qué implica eso para nosotros hoy? Veamos a continuación cuando Dios extiende su mano:

> “Y tocando su oreja, le sanó.” (Lucas 22:51)

    En medio del arresto de Jesús en el monte de los olivos, cuando todo apunta al caos, Jesús responde con misericordia. Su último milagro antes de la cruz es un toque de restauración a un enemigo. Cristo no solo corrige el entuerto que Pedro hizo sino que le devuelve a su agresor el sentido perdido. El toque milagroso de Jesús quiere y puede devolverte definitivamente todo lo que el mundo o tu mal preceder te hizo perder. Aun cuando somos hostiles, Jesús no nos golpea. Sino que nos toca y nos  sana.

 Ahora que papel jugamos los creyentes redimidos en este rol de acercamiento "para tocar". Jesús, al tocarnos, nos da una nueva vocación: ser sus manos en el mundo. En una sociedad marcada por el miedo al contacto (emocional, espiritual o físico), estamos llamados a "tocar", (entiéndase bien la frase)  con compasión, pureza e intención mediadora. ¿A quién has evitado por miedo, prejuicio o comodidad? ¿Hay alguien "intocable" en tu entorno que necesita ser amado con el toque de Cristo a través de ti? La iglesia no debe ser un museo de puritanismo, sino un hospital donde el toque de gracia fluye de unos a otros y hacia el mundo.

    ¿Y si Dios quiere tocarte? Muchos ven a Dios como lejano, intocable o desinteresado. Pero el Evangelio presenta a un Dios que, en Cristo, te busca para tocarte. No para juzgarte de inmediato, sino para sanarte, despertarte, devolverte la visión y limpiarte.

    El toque de Jesús no fue reservado para los "buenos" (aunque nadie lo sea). Fue para los impuros, los desahuciados, los confundidos y los enemigos. Si eso te describe, entonces eres exactamente el tipo de persona que Él tocó cuando caminó por esta tierra. Y El quiere hacerlo ahora en tu vida.

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martes, 2 de septiembre de 2025

El contacto divino: Jesús toca los ojos de los ciegos (4) – Mateo 9:29; 20:34. txt no. 115.

     

    Para una generación que lucha con el aislamiento, el miedo al contagio y la desconexión relacional, estas escenas no son solo históricas: son espiritualmente contemporáneas. ¿Qué significó que Jesús tocara a un leproso, a una niña muerta o a los ojos de un ciego? ¿Y qué implica eso para nosotros hoy? Veamos a continuación cuando Dios extiende su mano:

> “Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.” (Mateo 9:29)

    Los ciegos eran vistos con sospecha, a veces incluso como merecedores de castigo divino (cf. Juan 9:2). Jesús toca donde el dolor está más concentrado. Su toque abre ojos físicos y espirituales. En 2 Cor 4:4 se  nos recuerda que "el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos". Cristo vino a revertir esa maldición; Lo hizo en el pasado y lo puede hacer hoy contigo, si tu le dejas actuar.

    Las escenas en Mateo 9:29 y 20:34 nos presentan a Jesús tocando los ojos de ciegos y devolviéndoles la vista. En ambas, el énfasis no está solamente en el poder de Cristo para sanar, sino en la respuesta humana: la fe. El evangelio subraya que la fe abre la puerta a la intervención de Dios, no porque tenga poder en sí misma, sino porque nos conecta con el único que tiene poder. John Lennox suele recordar que la fe cristiana no es un salto al vacío, sino una confianza racional y relacional en una Persona real: Jesucristo.

    Veamos cómo toda la Escritura ilumina este principio y qué implica hoy para nosotros:

  • 1. La fe como llave de lo imposible:  Mateo 9:29: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”. La sanidad no dependía de rituales ni méritos, sino de confiar en la capacidad del hijo de Dios,  Jesús. Hebreos 11:6: “Sin fe es imposible agradar a Dios”. La fe no es opcional, sino el medio de relacionarse con Él. Marcos 9:23: “Al que cree todo le es posible”. La fe no crea realidades mágicas, sino que conecta con el poder de Dios.
  • 2. La compasión de Cristo como fundamento: Mateo 20:34: “Jesús, compadecido, tocó sus ojos”. La fe no se apoya en frialdad divina, sino en la compasión del Salvador. Éxodo 34:6 describe a Dios como “compasivo y clemente”. La fe descansa en el carácter de Dios, así como en la intensidad de nuestra confianza.
  • 3. La fe probada y purificada: Abraham creyó contra esperanza (Romanos 4:18-21). Los discípulos clamaron: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). La Biblia reconoce la fragilidad humana, pero apunta a la fidelidad de Dios.

Aplicaciones prácticas, Para el creyente:

  • Fe que actúa: La fe no es solo convicción interna, sino obediencia visible. Como los ciegos que clamaron a Jesús, nuestra confianza debe movernos a la acción.
  • Fe en la compasión de Cristo: Muchos dudan porque miran sus debilidades. El llamado es a mirar a Cristo, cuyo corazón está lleno de compasión.
  • Fe en el día a día: No solo para milagros espectaculares, sino en la provisión diaria, la lucha contra el pecado y la esperanza futura (Filipenses 4:19).

Aplicaciones prácticas, Para el incrédulo:

  • Una invitación, no una imposición: Jesús no exige una fe perfecta, sino una apertura genuina a su persona (Juan 1:12).
  • De la incredulidad a la confianza: El mayor milagro no es la vista física, sino la vista espiritual (2 Corintios 4:6). Creer en Cristo no es perder la razón, sino encontrar sentido y verdad.
  • El llamado a decidir: Rechazar a Cristo es seguir en ceguera espiritual. Creer en Él es recibir vida y luz.

    ¿Y si Dios quiere tocarte? Muchos ven a Dios como lejano, intocable o inalcanzable. Pero el Evangelio presenta a un Dios que, en Cristo, te busca para tocarte. No para juzgarte de inmediato, sino para sanarte, despertarte, devolverte la visión y limpiarte.

    El toque de Jesús no fue reservado para los "buenos" (aunque nadie lo sea). Fue para los impuros, los desahuciados, los confundidos y los enemigos. Si eso te describe, entonces eres exactamente el tipo de persona que Él tocó cuando caminó por esta tierra. Y El quiere hacerlo ahora en tu vida.

Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
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