La Orotava, 14 de Junio de 2015.
Sal 27:5 Porque él me
esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de
su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. 6 Luego levantará mi
cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo
sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. (La "roca” puede aludir a la plaza
fuerte jebusea. En Sal 61,2(b), un texto llamativamente parecido al presente se
refiere al monte del templo. Luis Alonso Schokel, los Salmos, tomo I, pag 811).
El temor ha formado parte de nuestras vidas
desde los mismos inicios de la humanidad, recordemos como respondió Adán a Dios
luego de su desobediencia “Tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí” Gen
3:10, así que debemos recordar que el temor ha sido la consecuencia de la
introducción del pecado en la humanidad. Tenemos temores porque somos
pecadores. Una de las causas de nuestros temores es la indefensión ante
situaciones descontroladas, podemos sentirnos vulnerables e incapacitados para
solventar todas nuestras propias carencias. Afortunadamente esta condición
desfavorable ha sido suplida por el mismo Dios, no es casualidad que la frase
“no temas”, aparezca 365 veces a lo largo de toda la sagrada escritura (240
veces en el Antiguo testamento y unas 125 en el Nuevo Testamento) y alguien
dijo muy acertadamente que tenemos esta promesa en nuestras vidas una para cada
día de cada año de nuestras vidas.
Uno de los muchos alicientes que recibimos
de Dios para contra restar nuestros temores es su divina protección, y en este
precioso Salmo David nos muestra tres maneras de como Dios nos protege.
1.- Ocultándome en lo reservado de su morada:
vrs 5(a) “Porque él me
esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de
su morada”.
Al leer este
versículo nos surge la interrogante, ¿de qué manera la casa de Dios nos podría dar refugio? Con
respecto a esto hay tres ejemplos en el A.T. que nos podrían ilustrar de algún
modo la forma como se podía hallar protección en la casa de Dios. El primer
ejemplo fue Adonías en 1Rey 1:50 (Mas Adonías, temiendo de la
presencia de Salomón, se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del altar).
Habiendo este obrado en oposición al príncipe reinante, era culpable de
rebelión, y estaba condenado por sí mismo. Salomón le perdonó la vida bajo la
condición expresa de su buen comportamiento: que viviera una vida estrictamente
privada, llevara una existencia quieta, sin entrometerse en los asuntos del
reino ni de la corte, y todo esto gracias a que se asió a los cuernos del
altar, lugar donde los Israelitas tenían un contacto vago con Dios. El otro
ejemplo fue Joab, 1Rey 2:28 “... Y huyó Joab al
tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar”. Tanto uno como otro
sabían que el lugar más seguro para evitar la muerte, el temor mayor al que se
enfrentaban en ese momento era la casa de Dios y asirse a los cuernos del
altar. No basta con acudir a los cuernos del altar y
asirnos de ellos si no venimos con la actitud correcta, eso diferenció a Joab
de Adonías, el primero había derramado sangre inocente con premeditación y
alevosía el segundo se arrepintió de su traición y honró al ungido de Dios. Es
por ello que debemos acudir a la casa de Dios con un espíritu de adoración
y devoción reconociendo el lugar santo en el que Dios nos ha puesto. El último ejemplo
de resguardo en la casa de Dios lo encontramos en 2 Cro 22:11-12 “Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y
escondiéndolo de entre los demás hijos del rey, a los cuales mataban, le guardó
a él y a su ama en uno de los aposentos. Así lo escondió Josabet, hija del rey
Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque ella era hermana de Ocozías), de
delante de Atalía, y no lo mataron.
Algunos de nosotros en momentos de adversidades y
temores podemos hacer todo lo contrario a la recomendación del Salmista, no
buscamos la casa de Dios para encontrar allí la solución a nuestros temores
sino que nos alejamos de ella, error fatal para aquellos que actúan de esa
manera. David por el contrario sabía valorar perfectamente este santo lugar, eso es
lo que leemos en el verso 4 de este
capítulo 27, “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en
la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de
Jehová, y para inquirir en su templo”.
Hay dos referencias que nos describen de que nos
esconde Dios para nuestra protección:
a.
Nos esconde de la conspiración del hombre, (Sal 31:20(a)
“Nos esconderás de la conspiración del hombre”; Sal 64:2 “Escóndeme… de la
conspiración de los que hacen iniquidad”).
b.
Nos esconde de la contención de lenguas, (Sal
31:20(b) “a cubierto de contención de lenguas”; Sal 12:3; 63:11. (la palabra contención se podría entender
como un pleito legal, donde una de las partes es inferior a la otra).
A propósito del «hospedarse en la tienda de Dios», podemos
combinar tres textos a modo de síntesis,
textos que nos recuerdan nuestra condición presente:
i.
Heb 11:13 Confesando ser extranjeros
y peregrinos en la tierra.
ii.
2 Cor 5:6 Mientras sea el cuerpo
nuestro domicilio, estamos ausentes (desterrados) del Señor.
iii.
Ef 2,19 Ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos... y familia de Dios.
“Solo hay un lugar donde Dios puede darnos la
protección que necesitamos, en lo reservado de su morada”.
2.- Poniéndome en una roca alta: vrs. 5(b) “Sobre
una roca me pondrá en alto”.
En este apartado David ve a Dios
como aquel que le lleva a una roca alta, esto lo encontramos también en el Sal
61:2(b) “Llévame a la roca que es más alta que yo”, mostrando como Dios nos
aleja del peligro y de todo lo que pueda poner en riesgo nuestra tranquilidad y
confianza espiritual, la frase “roca alta” se podría traducir también como roca
inaccesible; Pero podríamos preguntarnos ¿a quién afecta esta inaccesibilidad?
Claro está a todos aquellos que quieran hacernos daño, por muy cerca que estén
de nosotros no podrán dañarnos, porque estamos en la roca alta que es nuestro
Dios, Sal 73:26 Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de
mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
En el libro de los Salmos encontramos a
Dios como la roca que suple cada una de nuestras carencias espirituales, es por
eso que en este libro Él se nos presenta como la roca que nos da:
a.- La
roca de refugio (temor), Sal 71:3(a) “Sé para mí una roca de refugio, donde
recurra yo continuamente”. Sal 62:7.
b.- La roca de salvación (condenación). Sal 89:26 “…mi Dios y la roca de mi
salvación”; Sal 95:1
c.- La roca de confianza (miedo), Sal 94:2 “Mas Jehová me ha
sido por refugio y mi Dios por roca de mi confianza”.
d.- La roca fuerte (debilidad), Sal 31:2(b) “Sé tú mi roca
fuerte y fortaleza para salvarme”; Sal 62:7.
Refugio, salvación confianza y
fortaleza todo lo opuesto a temor, condenación, duda y debilidad sentimientos
que solo son erradicados cuando tenemos a Dios como nuestra Roca.
“Esta protección estará presente en nosotros si y solo si estamos fundamentados sobre
la roca alta".
3.- Levantando mi cabeza sobre mis
enemigos: vrs 6(a) “Luego
levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean”.
Las
imágenes usadas aquí por el salmista para describir a sus adversarios es como una ilustración de caza feroz: los
malvados son como fieras que avanzan para atrapar a su presa y desgarrar su
carne, pero tropiezan y caen
(cf. v. 2). Por otro lado, está el símbolo militar de un asalto,
realizado por un ejército entero: es una batalla que se libra con gran
ímpetu, sembrando terror y muerte (cf. v. 3). De esta manera se describe en
este salmo a los enemigos de David, dos situaciones suficientemente aterradoras
como para inclinar la cabeza en señal de rendición e imposibilidad de victoria.
Pero a pesar del panorama anterior
encontramos la tercera situación de como Dios nos promete protección,
levantando la cabeza del salmista. Hay dos ejemplos en el A.T. que nos ilustran
claramente lo que significa esta frase “levantar mi cabeza”, el primero lo
encontramos en Gen_40:20 Al tercer
día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus
sirvientes; y alzó la cabeza
del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre
sus servidores. El otro ejemplo esta en Jer_52:31-34 Y sucedió que en
el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes
duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac rey de Babilonia, en el
año primero de su reinado, alzó la
cabeza de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la cárcel. Claramente se nos
ilustra de cómo esta frase representa un cambio en la situación o condición de
la persona a la que se refiere. De una situación de humillación a exaltación o
restauración pública.
Dios
no solo nos oculta en su morada, ni solo nos pone en la roca inaccesible donde
las dificultades no nos alcancen, sino que nos restaura a una condición
privilegiada alzando nuestra cabeza por encima de nuestros enemigos.
Apreciado lector te hago esta concreta reflexión, ¿en manos de quién estás dejando tu protección personal y espiritual? Solo Jesucristo puede darte la seguridad que tu alma necesita, cree en El de corazón y serás salvo.
(haz clic aquí para escuchar o descargar).
Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante
y hasta curiosa para el conocimiento sobre la Biblia, la poderosa palabra de Dios.
Si ha sido de provecho compártelo en tus redes sociales, para que otros también sean bendecid
No hay comentarios:
Publicar un comentario