sábado, 13 de junio de 2015

¿Como nos protege Dios? Salmo 27 ,txt; .mp3



La Orotava, 14 de Junio de 2015.

Sal 27:5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. 6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. (La "roca” puede aludir a la plaza fuerte jebusea. En Sal 61,2(b), un texto llamativamente parecido al presente se refiere al monte del templo. Luis Alonso Schokel, los Salmos, tomo I, pag 811).

El temor ha formado parte de nuestras vidas desde los mismos inicios de la humanidad, recordemos como respondió Adán a Dios luego de su desobediencia “Tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí” Gen 3:10, así que debemos recordar que el temor ha sido la consecuencia de la introducción del pecado en la humanidad. Tenemos temores porque somos pecadores. Una de las causas de nuestros temores es la indefensión ante situaciones descontroladas, podemos sentirnos vulnerables e incapacitados para solventar todas nuestras propias carencias. Afortunadamente esta condición desfavorable ha sido suplida por el mismo Dios, no es casualidad que la frase “no temas”, aparezca 365 veces a lo largo de toda la sagrada escritura (240 veces en el Antiguo testamento y unas 125 en el Nuevo Testamento) y alguien dijo muy acertadamente que tenemos esta promesa en nuestras vidas una para cada día de cada año de nuestras vidas.

Uno de los muchos alicientes que recibimos de Dios para contra restar nuestros temores es su divina protección, y en este precioso Salmo David nos muestra tres maneras de como Dios nos protege.

    1.- Ocultándome en lo reservado de su morada: vrs 5(a)  Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada”.

Al leer este versículo nos surge la interrogante, ¿de qué manera  la casa de Dios nos podría dar refugio? Con respecto a esto hay tres ejemplos en el A.T. que nos podrían ilustrar de algún modo la forma como se podía hallar protección en la casa de Dios. El primer ejemplo fue Adonías en 1Rey 1:50 (Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón, se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del altar). Habiendo este obrado en oposición al príncipe reinante, era culpable de rebelión, y estaba condenado por sí mismo. Salomón le perdonó la vida bajo la condición expresa de su buen comportamiento: que viviera una vida estrictamente privada, llevara una existencia quieta, sin entrometerse en los asuntos del reino ni de la corte, y todo esto gracias a que se asió a los cuernos del altar, lugar donde los Israelitas tenían un contacto vago con Dios. El otro ejemplo fue Joab, 1Rey 2:28 “... Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar”. Tanto uno como otro sabían que el lugar más seguro para evitar la muerte, el temor mayor al que se enfrentaban en ese momento era la casa de Dios y asirse a los cuernos del altar.  No basta con acudir a los cuernos del altar y asirnos de ellos si no venimos con la actitud correcta, eso diferenció a Joab de Adonías, el primero había derramado sangre inocente con premeditación y alevosía el segundo se arrepintió de su traición y honró al ungido de Dios. Es por ello que debemos acudir a la casa de Dios con un espíritu de adoración y devoción reconociendo el lugar santo en el que Dios nos ha puesto. El último ejemplo de resguardo en la casa de Dios lo encontramos en 2 Cro 22:11-12Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo de entre los demás hijos del rey, a los cuales mataban, le guardó a él y a su ama en uno de los aposentos. Así lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque ella era hermana de Ocozías), de delante de Atalía, y no lo mataron. 

Algunos de nosotros en momentos de adversidades y temores podemos hacer todo lo contrario a la recomendación del Salmista, no buscamos la casa de Dios para encontrar allí la solución a nuestros temores sino que nos alejamos de ella, error fatal para aquellos que actúan de esa manera. David por el contrario sabía valorar perfectamente este santo lugar, eso es lo que leemos en el verso 4 de este capítulo 27, “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”.

Hay dos referencias que nos describen de que nos esconde Dios para nuestra protección:
a.      Nos esconde de la conspiración del hombre, (Sal 31:20(a) “Nos esconderás de la conspiración del hombre”; Sal 64:2 “Escóndeme… de la conspiración de los que hacen iniquidad”).
b.      Nos esconde de la contención de lenguas, (Sal 31:20(b) “a cubierto de contención de lenguas”; Sal 12:3; 63:11. (la palabra contención se podría entender como un pleito legal, donde una de las partes es inferior a la otra).

A propósito del «hospedarse en la tienda de Dios», podemos combinar  tres textos a modo de síntesis, textos que nos recuerdan nuestra condición presente:
                                              i.            Heb 11:13 Confesando ser extranjeros y peregrinos en la tierra.
                              ii.            2 Cor 5:6 Mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos ausentes (desterrados) del Señor.
                                  iii.            Ef 2,19 Ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos... y familia de Dios.
“Solo hay un lugar donde Dios puede darnos la protección que necesitamos, en lo reservado de su morada”.

    2.- Poniéndome en una roca alta: vrs. 5(b) “Sobre una roca me pondrá en alto”.
            En este apartado David ve a Dios como aquel que le lleva a una roca alta, esto lo encontramos también en el Sal 61:2(b) “Llévame a la roca que es más alta que yo”, mostrando como Dios nos aleja del peligro y de todo lo que pueda poner en riesgo nuestra tranquilidad y confianza espiritual, la frase “roca alta” se podría traducir también como roca inaccesible; Pero podríamos preguntarnos ¿a quién afecta esta inaccesibilidad? Claro está a todos aquellos que quieran hacernos daño, por muy cerca que estén de nosotros no podrán dañarnos, porque estamos en la roca alta que es nuestro Dios, Sal 73:26 Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

En el libro de los Salmos encontramos a Dios como la roca que suple cada una de nuestras carencias espirituales, es por eso que en este libro Él se nos presenta como la roca que nos da:
            a.- La roca de refugio (temor), Sal 71:3(a) “Sé para mí una roca de refugio, donde recurra yo              continuamente”. Sal 62:7.
                   b.- La roca de salvación (condenación).  Sal 89:26 “…mi Dios y la roca de mi salvación”; Sal 95:1
                  c.- La roca de confianza (miedo), Sal 94:2 “Mas Jehová me ha sido por refugio y mi Dios por roca de mi                    confianza”.
                   d.- La roca fuerte (debilidad), Sal 31:2(b) “Sé tú mi roca fuerte y fortaleza para salvarme”; Sal 62:7.
            Refugio, salvación confianza y fortaleza todo lo opuesto a temor, condenación, duda y debilidad sentimientos que solo son erradicados cuando tenemos a Dios como nuestra Roca.
“Esta protección estará presente en nosotros si y solo si estamos fundamentados sobre la roca alta".
    3.- Levantando mi cabeza sobre mis enemigos: vrs 6(a) “Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean”.
            Las imágenes usadas aquí por el salmista para describir a sus adversarios es como  una ilustración de caza feroz: los malvados son como fieras que avanzan para atrapar a su presa y desgarrar su carne, pero tropiezan y caen (cf. v. 2). Por otro lado, está el símbolo militar de un asalto, realizado por un ejército entero: es una batalla que se libra con gran ímpetu, sembrando terror y muerte (cf. v. 3). De esta manera se describe en este salmo a los enemigos de David, dos situaciones suficientemente aterradoras como para inclinar la cabeza en señal de rendición e imposibilidad de victoria.
Pero a pesar del panorama anterior encontramos la tercera situación de como Dios nos promete protección, levantando la cabeza del salmista. Hay dos ejemplos en el A.T. que nos ilustran claramente lo que significa esta frase “levantar mi cabeza”, el primero lo encontramos en Gen_40:20 Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores. El otro ejemplo esta en Jer_52:31-34 Y sucedió que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, alzó la cabeza de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la cárcel. Claramente se nos ilustra de cómo esta frase representa un cambio en la situación o condición de la persona a la que se refiere. De una situación de humillación a exaltación o restauración pública. 
Dios no solo nos oculta en su morada, ni solo nos pone en la roca inaccesible donde las dificultades no nos alcancen, sino que nos restaura a una condición privilegiada alzando nuestra cabeza por encima de nuestros enemigos.
Apreciado lector te hago esta concreta reflexión, ¿en manos de quién estás dejando tu protección personal y espiritual? Solo Jesucristo puede darte la seguridad que tu alma necesita, cree en El de corazón y serás salvo. 


(haz clic aquí para escuchar o descargar).

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