La Orotava, 30/11/2015.
1Ti_2:1-7: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres; 2:2 por los reyes y por
todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en
toda piedad y honestidad. 2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios
nuestro Salvador, 2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan
al conocimiento de la verdad. 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 2:6 el cual se dio a sí mismo en
rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 2:7 Para
esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no
miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
Aquí se agrupan cuatro palabras diferentes para
la oración. Es verdad que no se deben distinguir abruptamente; pero cada una de
ellas tiene algo que decirnos acerca del camino de la oración.
(i) La primera es déésis, que
hemos traducido como peticiones. No es exclusivamente una palabra
religiosa; se puede referir indistintamente a una petición que se hace a otra
persona o a Dios; pero su idea fundamental es un sentimiento de necesidad.
Nadie hace una petición a menos que se le haya despertado el deseo un
sentimiento de necesidad. La oración empieza por ese sentimiento, con la
convicción de que no podemos enfrentarnos con la vida solos. Ese sentimiento de
debilidad humana es la base de que acudamos a Dios.
(ii) La segunda es proseujé, que
hemos traducido por oración. La diferencia básica entre déésis y
proseujé es que deésis se puede dirigir a un hombre o a Dios, pero proseujé
nunca se usa nada más que en relación con Dios. Hay ciertas necesidades que
sólo Dios puede satisfacer. Hay una fuerza que sólo Él puede dar; un perdón que
sólo Él puede conceder; una certeza que Él sólo puede infundir. Bien puede ser
que nuestra debilidad nos persiga porque presentamos nuestras necesidades donde
no nos las pueden satisfacer.
(iii) La tercera es énteuxis, que hemos
traducido como ruegos. De las tres palabras ésta es la más interesante.
Tiene una historia alucinante. Es el nombre correspondiente al verbo entynjánein,
que originalmente quería decir encontrarse o dar con una persona; de
ahí paso a significar tener una conversación íntima con una persona; luego
adquirió un significado especial, el de entrar a la presencia de un rey para
someterle una petición. Eso nos dice mucho acerca de la oración. Nos dice
que el acceso a Dios está abierto para todos y que tenemos derecho a
presentarle nuestras peticiones a Uno Que es el Rey. No hay nada que sea
demasiado grande o imposible para pedírselo a Tal Rey.
(iv) La cuarta es eujaristía, que hemos
traducido como acción de gracias. La
oración no es sólo pedirle cosas a Dios; también quiere decir darle gracias a
Dios por cosas. Porque muchos de nosotros practicamos la oración como un
ejercicio de quejas, cuando debería ser un ejercicio de gratitud. Tenemos
derecho a presentarle nuestras necesidades a Dios; pero tenemos también el
deber de presentarle nuestras acciones de gracias. (Tomado del comentario al Nuevo Testamento de W. Barclay).
Así que cuando nos acerquemos a Dios en Oración tengamos presente estos significados para hacer un uso correcto de este recurso bendito que Dios nos ha dejado para comunicarnos con El de manera efectiva.
Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante
y hasta curiosa para el conocimiento sobre la Biblia, la poderosa palabra de Dios.
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