El Genuino Significado del Matrimonio.
No queremos ser arrogantes al utilizar la palabra genuino en nuestro titulo, pero creemos en los derechos del autor, Y como Dios es el genuino autor de la institución matrimonial, pensamos que solo El tiene la última palabra sobre lo que realmente significa el matrimonio. Si queremos llegar al verdadero significado de las palabras debemos ir a las raíces, acudimos al porque o quién instituyó la razón de ser del significado de la misma. Y en el caso del matrimonio encontramos que es Dios mismo quien describe esta unión, es por eso que basado en esa premisa, vamos a definir fundamentados en los principios que la Biblia nos da, para ello echaremos mano de algunos significados de las palabras en el idioma original en que fueron escritos.
a.- El matrimonio es: Una unidad plural. Gén 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
En todo el pentateuco encontramos la frase "dijo Dios" unas 17 veces, de las cuales solo 8 se encuentran en los tres primeros capítulos del Génesis y todas ellas en relación a la creación de todas las cosas. Dios utiliza sus palabras para formar de la nada lo que ahora vemos. "dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz" Gen 1:3, pero esta frase se repite además en (1:6; 1:11; 1:20; 1:24; 1:26; 1:29; 3:3). Pero cuando toca la creación del hombre encontramos una marcada diferencia en relación a las demás cosas creadas. Dios crea al hombre usando sus propias manos, moldea una figura de barro y sopla en su nariz espíritu de vida, dándole una parte de El mismo a Adán. Pero cuando crea a Eva adopta un procedimiento único a todo lo anterior, le da a ella una parte de Adán. Esto es lo que encontramos en 1Co 11:11 "Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón". Así que en esta unidad plural encontramos tres componentes, Como primer elemento: el espíritu de vida que sale de Dios mismo, y como parte de Él es su esencia misma dada al hombre; Un segundo miembro representado por Adán y Eva como el tercer elemento de esta unidad. Ahora encontramos que cada uno de los integrantes en esta relación aporta algo de si: Dios da al hombre la esencia de su espíritu, el hombre da a la mujer una parte de su carne y hueso y la mujer aporta el milagro divino del nacimiento de una nueva vida. Cada uno recibe algo del otro y cada uno aporta algo al otro.
La frase "una sola" mencionada al final del versículo arriba citado, es la palabra griega אֶחַד ekjád, que quiere decir “propiamente unido”, es la misma palabra que aparece en Deu 6:4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. El mismo principio que rige a la unidad divina es la que debe regir en el vínculo sagrado del matrimonio. Si queremos conocer como debe ser la unidad matrimonial, estudiemos la relación que tuvo Cristo con su Padre, durante su ministerio público.
b.- El matrimonio es: Una sociedad conyugal. Mat 19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
En la sociedad judía la mujer ocupaba una posición de bastante desventaja en relación con el hombre, desde que nacía ya se consideraba como propiedad del padre y al casarse lo único que cambiaba era su dueño. Era marginada en muchos ámbitos de su vida, con muchos deberes y casi ningún derecho, así que los enemigos del Señor ven en este punto la posibilidad de tentar al Señor en cuanto a su opinión en relación a la posición del marido sobre su mujer.
Visto todo lo anterior el Señor responde con toda la sabiduría, que como Dios que era debía hacerlo: "Lo que Dios juntó no lo separe el hombre" En esta frase resalta la palabra juntó que en el idioma original se traduciría "compartir el yugo", y sugiero que el Señor lo que quería decir aquí era que la mujer no debía ser mas pisoteada y abandonada a un último plano, sino que por el contrario debía junto con su marido y en igualdad de condiciones llevar ambos el yugo matrimonial. De hecho la etimología de la palabra "cónyuge" viene de la misma raíz yugo, lo que se traduciría literalmente "con yugo". Es la misma palabra que se usa en (Heb 3:1) para participantes, que literalmente quiere decir socios. Así que el matrimonio es una sociedad conyugal para desempeñar una tarea, donde cada una de las partes cumple una función. El Señor dijo mi yugo es fácil y ligera mi carga, así debe ser el yugo matrimonial fácil y ligero, y esto solo se consigue cuando existe el amor, el trabajo mutuo y respeto en igualdad de condiciones.
Pasemos ahora a considerar el alto ideal del estado del matrimonio que Jesús propone a los que están dispuestos a aceptar Sus mandamientos. Veremos que el ideal judío sienta las bases del ideal cristiano. La palabra hebrea para matrimonio era kiddusin. Kiddusin quería decir santificación o consagración. Se usaba al describir algo que se dedicaba a Dios como Su exclusiva y particular posesión. Cualquier cosa totalmente consagrada a Dios era kiddúsin. Esto quería decir que en el matrimonio el marido estaba consagrado a la mujer, y la mujer al marido: Cada uno llegaba a ser posesión exclusiva del otro, de la misma manera que una ofrenda se convertía en la posesión exclusiva de Dios. Eso era lo que Jesús quería decir cuando dijo que por causa del matrimonio un hombre dejaría a su padre y a su madre y se uniría a su mujer, y eso es lo que Él quiso decir cuando dijo que marido y mujer llegaban a ser tan totalmente una sola persona. Ese era el ideal que Dios tenía del matrimonio, como lo presenta la historia del (Gen 2:24), y ese es el ideal que Jesús ratificó.
Todo esto nos conduce a la conclusión práctica final: la base del matrimonio es mantenerse unidos, y la base de mantenerse unidos no es otra que ser considerados el uno con el otro. Para que el matrimonio sea un éxito, los cónyuges deben pensar siempre más en términos el uno del otro que cada uno en sí mismo. El egoísmo es el asesino de cualquier relación personal; y esto es especialmente cierto cuando dos personas están vinculadas en el matrimonio
c.- El matrimonio es: Un "negocio". Gén 24:9 Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.
Para poder comprender lo que tal vez el traductor quiso transmitir con esta palabra negocio, debemos describir cual era el procedimiento para la celebración de una boda judía. La costumbre en los tiempos de Abraham era que el padre de familia debía escoger para su hijo una esposa. El novio debía pagar al padre de la novia la dote pactada por ambos, a partir de este momento a la novia se le conocía como la "comprada por precio". Esta es la misma figura que usa Pablo en (1Co 6:20) al referirse a la Iglesia. Pero al pasar del tiempo a estas bases se les fueron añadiendo costumbres y es por eso que al estudiar las celebraciones de bodas en los tiempos del Señor Jesucristo vemos que cuando un joven quería pedir en matrimonio a una chica, este hablaba con su padre primero y ambos iban a negociar con el padre de la joven escogida el precio a pagar por ella, al llegar a un acuerdo sellaban el trato con un vaso de vino. Seguidamente el novio decía a la joven "voy a preparar un lugar para nosotros en la casa de mi Padre" Es la misma expresión que usa el Señor en (Juan 14:2) al referirse a su esposa la iglesia. Cuando una pareja se casaban no alquilaban un piso o compraban una casa, el novio debía construir una casa para él y su futura esposa. Y esta casa era construida junto a la "ínsula" de su padre, así llamaban a la casa principal con un patio central en cuyos alrededores eran construidas las casas de los hijos del padre de familia. El novio se encargaba de preparar todo lo relacionado a la construcción de su casa y cuando la había terminado, reunía a sus amigos y juntos iban a la casa de la novia y hacían sonar "el shofar" un cuerno a modo de trompeta, que le anunciaba a la novia la presencia del esposo, esta debía tener todos los preparativos a punto: su vestido, su corona, su lámpara y el aceite. Seguidamente iban todos a la casa del padre del novio y junto con los invitados, los cuales esperaban en el patio central de la insula, esperaban el anuncio del amigo del esposo, el cual anunciaba la consumación del matrimonio a los invitados y finalmente todos celebraban con vino y comida durante siete días consecutivos.
Aquí encontramos una preciosa figura de lo que Cristo ha hecho por su amada esposa la iglesia. Jesús como el novio celestial nos dice: "hoy yo te he comprado por precio, y el precio ha sido mi propia vida", Jesús vino la primera vez para fijar el compromiso con nosotros, El está construyendo lugar para que vivamos con El en la casa de su padre por toda la eternidad. Pero el Señor no ha sido el único. Daniel el novio de igual modo ha pagado un alto precio para encontrarse con su amada esposa Rebeca. El precio no ha sido en metálico, sino en sacrificios. Daniel tú has dejado tu país, tus padres, tu familia y amigos para encontrarte con tu amada Rebeca. Hoy suena el shofar y Rebeca deberá estar preparada para consumar esta unión, que ha estado marcada por la búsqueda de la voluntad de Dios en sus vidas, así como lo hizo el siervo de Abraham el cual buscó la guía de Dios para conocer la voluntad de su señor. Al igual que Daniel y Rebeca ellos han puesto esto como premisa en sus vidas para que a pesar de las distancias y la separación del ancho Atlántico; hoy se cumpla la voluntad de Dios para reunir a esta pareja y se consuma así esta unión.
Atrás quedan las experiencias algunas desagradables y otras gratificantes pero todas y cada una de ellas, les harán ser más fuertes y maduros para el camino que les queda recorrer por delante juntos. Así que recuerden: vuestra unión es una unidad plural, ya no dos sino uno, donde Cristo forme parte de esa unión; Vuestra relación es una sociedad conyugal con igualdad de deberes y derechos, todo orientado a un resultado final de dar frutos para Dios y finalmente vuestra unión es un negocio donde Daniel ha pagado un precio y Rebeca ha atendido al llamado de su esposo. Que Dios bendiga esta unión que hoy ha de ser consumada para la honra de Dios.
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interesante y hasta curiosa para el conocimiento
sobre la Biblia, la poderosa palabra de Dios.
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