La Orotava 02/03/2014.
El Apóstol Pablo nos describe en el capítulo cinco de su carta a los Romanos, tres estados en la condición de todas las personas desde el punto de vista de Dios, Estados que empezaremos a detallar a continuación:
a.- Débiles: Rom 5:6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
La condición de una persona débil es de absoluta incapacidad de valerse por sí misma. Tal cual quedaron nuestros primeros padres al desobedecer al mandato de Dios. Se vieron desnudos e indefensos ante la santidad y justicia del Creador. Esa condición inicial nos fue heredada a las generaciones futuras hasta la actualidad, de tal manera que hoy al igual que en el pasado de la creación original nos encontramos delante de Dios debilitados a causa de la práctica de vivir sin Dios. No podemos hacer nada que valga para nuestra sanidad espiritual ante Dios. Pero nuestro buen Dios no nos ha dejado tirados en el olvido, nos ha dado el remedio a nuestro necesidad. A su tiempo Cristo murió por nosotros, su muerte nos ha ganado la fortaleza espiritual que necesitábamos. Él resucitó de entre los muertos y nos ha restaurado a nuestra salud moral inicial. Pablo declara en Efe 6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Somo fuertes y poderosos en Él solo si le confesamos como Señor de nuestras vidas.
b.- Pecadores: Rom 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Una vez más la muerte de Cristo nos revela otra condición espiritual. Somos pecadores. Este concepto de ser pecadores se ha tratado de desvirtuar por la sociedad actual, vendiéndonos la idea de una invención abstracta para darnos una solución ficticia con el fin de llegar al sometimiento de las masas por los más poderosos. Que conclusión más absurda, solo basta con considerar la estructura legal existente en la sociedad actual. Si el pecado no existiese tampoco existirían las leyes. Los diez mandamientos dados por Dios a Moisés, son valores que en la actualidad aún están vigente en cualquier sociedad que se precie de moderna. El adulterio e infidelidad conyugal se acepta legalmente como causa válida para disolver la unión matrimonial. El pecado es una actitud que va en contra de las normas establecidas. Y Bíblica mente esas normas las encontramos salidas de un Dios creador de todo, incluyéndonos a nosotros. La solución que Dios ha dado a la necesidad de ser pecadores ha pasado una vez más por la muerte de Cristo. Su muerte nos ha ganado la Justificación, significando ella la satisfacción absoluta de la justicia de Dios, y transfiriéndonos esa condición a todos aquellos que le hemos recibido como Salvador personal. Pablo comienza este capítulo recordando esta gratificación divina "Justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios".
c.- Enemigos: Rom 5:10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Una consecuencia de ser pecadores era la enemistad con el Dios que es santo y que habita en santidad, esta enemistad es el producto de las dos condiciones anteriores. Somos enemigos de Dios por ser pecadores y vivir en debilidad espiritual alejados de Él. Pero al igual que en las descripciones pasadas nuestro beneficio pasa por la muerte de Cristo, ganándonos esta vez la reconciliación con el Dios amoroso y eterno. Alguien dijo en una ocasión: "Jesús en su muerte tomó la mano de un Dios indignado y la mano del pecador debilitado y las ha unido para ganar así la reconciliación entre ambos".
Bendito nuestro Señor Jesucristo que por su muerte en la cruz nos ha ganado la fortaleza cuando eramos débiles; Nuestra justificación ante nuestros pecados y la amistad con un Dios santo. ¿Haz nacido de nuevo? este paso es necesario para que tu condición cambie por la muerte del Cordero de Dios, Cristo Jesús.
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