domingo, 31 de marzo de 2013

El Señor necesitó compañía en Getsemaní.


La Orotava, Tenerife, España,  30/03/2013.

El Señor necesitó compañía en Getsemaní.

Huerto de Getsemaní, Israel.
      

Mar 14:32  Y vinieron al lugar que se llama Getsemaní; y dijo a sus discípulos: Sentaos aquíentre tanto que yo oro. Mar 14:33  Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.  Mar 14:34  Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.  Mar 14:37  Y vino y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?

Todos los discípulos que se encontraban con el Señor en el huerto de Getsemaní, habían recibido el llamamiento por parte del maestro, todos sin excepción habían aceptado el reto de seguirle y servirle, todos habían dejado algo tras ellos. Sin embargo Marcos nos describe en estos pasajes a dos grupos de discípulos. Primeramente a unos a los que se les manda a sentarse y esperar (Mar 14:32) El Señor no les dice lo que deben hacer, les dice lo que El va a hacer. No les dice que estén cómodos y descansen, les informa que va a orar. Si el maestro necesita de oración, esto podría significar una necesidad apremiante por delante, dado que horas antes Jesús había declarado todas las cosas que harían con El los hombres malvados entregándole a la muerte. ¿Cuál debería entonces ser la actitud de este Grupo? Estar atento, sin duda alguna expectantes, apoyando a su Maestro con la misma actitud que El, en oración. Este grupo no adoptó la actitud correcta y esperada por el Señor, fueron cautivados por el sueño y se desviaron de  lo que realmente Jesús esperaba de ellos: atención y oración, como lo había descrito el evangelista Lucas: (Luc 22:40) “velad y orad”.

El otro grupo sin embargo, es más selecto y reducido no porque el Señor hiciera diferencias entre sus discípulos, sino que este grupo había demostrado un acercamiento íntimo y personal hacia el Maestro. La petición que se les hace a Pedro, Jacobo y Juan es muy diferente y más detallada que la hecha al resto del grupo, esta vez el Señor es mucho más explicito, El les dice:  “quedaos aquí y velad” (Mar 14:34)  El Maestro quería un grupo entregado y plenamente identificado con El,  sabía que en la unión de varios por una causa común le darían la fortaleza que necesitaba en aquellos momentos tan duros para su humanidad.

Sin embargo el compromiso e interés que estos seguidores habían demostrado en el pasado no les sirvió de nada en estos momentos tan críticos y de tanta exigencia, ya que las victorias del pasado no son garantía de victorias futuras. La única garantía de victoria presente estaba en el obedecer a las demandas del Maestro, las cuales habían quedado muy claras: “quedaos aquí y velad”.

El Señor se encontraba en el momento más crítico de su trayectoria hacia la redención de la humanidad, enfrentarse cara a cara con un Dios Justo, y llevando sobre sí todos los pecados de la humanidad, traerían como resultado el desamparo y ruptura de la comunión entre ambos. Separación que nunca hasta esos momentos se había efectuado desde la eternidad pasada.

Ahora pensemos por un momento, cuando asistimos los domingos a la iglesia para recordar los sufrimientos del Señor, y participar de los memoriales que nos ha dejado. ¿Tenemos claro el mandamiento? “Todas las veces que comieres este pan y bebieres esta copa, la muerte del Señor anuncias hasta que el venga”. ¿Anunciamos su muerte? O transformamos las reuniones de adoración en reuniones de peticiones y temas que nada tiene que ver con el mandamiento de recordarle en sus sufrimientos. Hemos transformado las reuniones de la mesa del Señor en una simple rutina religiosa sobrecargada de himnos, muchos de ellos con temas que no evocan a la obra de la cruz, alejándose  de lo que Dios espera de nuestras reuniones.

Dios espera de nosotros que al participar de los sufrimientos del Señor, representados por el pan y el vino, estemos velando y consientes de lo que hacemos. Es su cuerpo herido por nosotros lo que debemos recordar por medio del pan, es su preciosísima sangre la que debe recordarnos al beber de la copa del fruto de la vid. ¿Dónde están nuestros pensamientos momentos previos a participar de los memoriales? Llámese el pan y la copa cuyo contenido es el vino.

El Señor espera un acercamiento íntimo y consiente cuando nos reunimos para conmemorar sus sufrimientos. No seamos como los discípulos los cuales estuvieron cerca de su persona pero alejados de sus preceptos, Cristo prefiere un corazón que le alabe en el silencio de la intimidad, que una iglesia que sea esclava de la rutina y se someta por compromiso a una celebración fría y sin sentido. Espero que estas líneas nos hagan reflexionar y podamos acercarnos al Señor consientes de lo que Él necesita de nosotros.

lunes, 25 de marzo de 2013

La mortificación del pecado, John Owen.


Lo que cada creyente debería saber sobre la mortificación del pecado. Este libro es un resumen de la obra del puritano John Owen publicado por primera vez en 1656 y titulada en inglés, "On Mortification of Sin". © Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043. Graham, NC 27253. USA. First Edition, printed in USA, 1999 Second Edition. 2001.

Publicado por: Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043. Graham, NC 27253. USA. ISBN 1-928980-09-0. Este libro fue traducido de una versión abreviada en inglés titulada: "Lo Que Todo Creyente Necesita Saber Sobre la Mortificación del Pecado" publicado por Grace Publications Trust y en su versión original en inglés por Banner of Truth Trust.

El título de la versión original en inglés es: "Sobre la Mortificación del Pecado". Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Grace Baptist Mission (139 Grosvenor Ave. London N52NH England) y Banner of Truth (3 Murrayfield Road, Edinburgh, EHI26EL) para traducir e imprimir este libro al español. Traducción realizada por Omar Ibáñez Negrete y Thomas R. Montgomery.


Si quieres descargarlo gratuitamente, 
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La mortificación del pecado:
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viernes, 15 de marzo de 2013

Vestidos del Señor que provocaron alguna reacción.txt


Guacara, Carabobo, Venezuela, 12/02/2003.
La Orotava, Tenerife, España, 03/04/2005.

Vestidos del Señor que provocaron alguna reacción.

La forma de nuestra vestimenta, de alguna manera nos describe, da a conocer parte de nuestra personalidad y de la actividad que en ese momento vamos a desempeñar. Haciendo que los que nos observan reaccionen ante lo que ven.

En las sagradas escrituras encontramos algunos vestidos que están relacionados con la persona de Jesucristo. Describiremos brevemente algunas vestiduras de  Dios, su relación con alguna cualidad de su persona y como esta provocó reacciones diferentes.

Las faldas del vestido del Señor,  Leemos en: Isa 6:1-6  En el año que murió el rey
Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime,  y sus faldas llenaban el
templo.  La visión de Isaías describe claramente como las faldas de las vestiduras
del Señor llenaban la totalidad del templo. Esto podría hablarnos de soberanía,
majestad y gloria. Los seres angelicales exclamaron Santo, Santo, Santo!!! sin
embargo Isaías exclama Hay de mi que soy muerto!!!
Sus faldas, SU MAJESTAD   ------------------------------->    Exclamación de MUERTE.

Los pañales del Señor: Lucas nos muestra en su evangelio: Luc 2:7  Y dio a luz a su
hijo primogénito,  y lo envolvió en pañales,  y lo acostó en un pesebre,  porque no había
lugar para ellos en el mesón. 2:8  Había pastores en la misma región,  que velaban y
guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Luc 2:20  Y volvieron los pastores
glorificando y alabando a Dios por todas las  cosas que habían oído y visto,  como se les
había dicho.
En pañales, SU HUMILLACIÓN  ------------------------------->   Le ADORARON.

Sus vestidos blancos como la luz: Mat 17:2  y se transfiguró delante de ellos,  y
resplandeció su rostro como el sol,  y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Mat
17:4  Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor,  bueno es para nosotros que estemos aquí; 
si quieres,  hagamos aquí Tres  enramadas: una para ti,  otra para Moisés,  y otra para
Elías.
Sus vestidos, SU EXALTACIÓN -------------------------------> quedarnos en COMUNIÓN.

Ropas teñidas en sangre: Apc 19:11  Entonces vi el cielo abierto;  y he aquí un caballo
blanco,  y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero,  y con justicia juzga y pelea.
19:12  Sus ojos eran como llama de fuego,  y había en su cabeza muchas diademas;  y
tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 19:13  Estaba vestido de
una ropa teñida en sangre;  y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
Su ropa teñida en sangre, SU VENGANZA -------------------------------> DOLOR y destrucción.

Es admirable como la palabra de Dios nos muestra a través de los vestidos del Señor lo que representa su personalidad y actitud hacia los que le vieron en cada caso. Ellos tuvieron una reacción en concordancia con cada visión, la reacción no se hizo esperar. Estimado lector piensa que el Dios soberano cuya santidad resplandece y hace opacar la luz del mismo sol, se humillo dejándose vestir con unos sencillos pañales para demostrarnos su infinito amor hacia nosotros. Pero no nos dejemos engañar, un día no muy lejano el vendrá ya no como el humilde niño con pañales, sino montado en un caballo blanco en actitud de batalla y triunfante, sus vestidos estarán salpicada ya no de su propia sangre, como lo hizo en el pasado sino con la sangre de sus enemigos. Que terrible realidad para aquellos que se atrevan a rechazarle hoy.

Acéptale hoy como tu salvador para que mañana El sea tu Dios por toda la eternidad.

martes, 5 de marzo de 2013

Estudio epístola de Santiago, mp3, E. Carballosa


Estudio epístola de Santiago, mp3, E. Carballosa (01-10)



A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me es dada esta gracia de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo;
Efesios 3:8









Escucha este mensaje en audio mp3. (Haz clic sobre el tema para escuchar y para descargarlo, dentro del reproductor,  haz clic en botón derecho del ratón y selecciona "guardar como").



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Epístola de Santiago (01) - Dr. E. Carballosa          45:30 min.






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Epístola de Santiago (02) - Dr. E. Carballosa.          48:45 min.






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Epístola de Santiago (03) - Dr. E. Carballosa.          51:10 min.







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