viernes, 25 de enero de 2013

Como obtener lo máximo de la palabra de Dios:John MacArthur .



¿Se siente confundido al tratar de estudiar la Biblia por su propia cuenta?  ¿Le parecen superficiales e insuficientes las ayudas típicas para el estudio bíblico?  Este libro llega al corazón de la Palabra de Dios y le lleva a profundidades cada vez mayores en su relación con el Autor de la vida. Con su ayuda usted puede aprender:

• Cómo está organizada la Biblia.
• Qué quiere decir la Biblia. 
•Cómo tener crecimiento     espiritual.
•Cómo le hace productivo la      Biblia.
• Cómo le prepara para la batalla   espiritual.
•Cómo la Palabra de Dios le puede hacer libre ¡y mucho más! 

La Palabra de Dios es poderosa y activa, y ahora usted puede aprender a aplicar de manera eficaz sus enseñanzas y principios valiosos a su propia vida, con los consejos y la sabiduría de un hombre de confianza: John MacArthur.

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Como obtener lo máximo de la palabra de Dios:
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Himnos históricos: Isaac Watts “El Prócer de la himnodia” .


“El Prócer de la himnodia”.

Isaac Watts bien merece el título “Prócer de la himnodia”. Comenzó a escribir poesías a temprana edad, y a los cuatro años aprendió el latín, y siguió con el griego, el francés y el hebreo.

Un día el inquieto niño de cinco años no podía contener la risa, aunque se estaba celebrando un culto solemne. Al demandarle su papá la razón, le explicó que había visto un ratoncito subir por un lazo y al instante se le ocurrió una poesía alusiva.

No sospechaba ni el padre ni el niño que esta gran facilidad para escribir versos se convertiría en un ministerio grandemente usado por Dios.

En Inglaterra se acostumbraba cantar solo salmos con música muy lenta. A los 18 años, Watts se quejó de esta situación. Bueno, le contesto su padre, anciano de la iglesia, danos algo mejor. Fue así que escribió el primero de más de 600 himnos y abrió la puerta al canto congregacional. A pesar de su mala salud, Watts editó tres himnarios y escribió 60 libros sobre diversos temas teológicos y científicos.

Compuso los himnos “Al trono majestuoso”, “Nuestra esperanza y protección”, “Venid, nuestras voces unamos”, “Al mundo paz”, “La cruz excelsa al contemplar” y “A Dios, naciones, dad loor”.

Al Mundo Paz, Nació Jesús.

Descarga y escucha este himno en tu smartphone.


sábado, 19 de enero de 2013

La Ira




La Orotava, 19/01/2013.

La Ira.

          Efe 4:26  Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo; (Reina Valera Gómez).

    Efe 4:31  Toda amargura, y enojo, e ira, y gritería, y maledicencia, y toda malicia, sea quitada de entre vosotros; (RVG).

Sentado a la mesa almorzando con mi familia, mi hijo mayor de 18 años trajo una pregunta a la conversación sobre una posible contradicción  en los versículos antes citados, en relación a lo que Pablo dice sobre la ira. ¿Cómo es posible que se nos diga que podemos airarnos sin pecar y luego que quitemos de nosotros toda ira y enojo? como expresan claramente los versículos 26 y 31 de Efesios 4.  Esto me hizo estudiar este punto con mayor detenimiento, partiendo de la base y teniendo claro que en la Biblia no hay contradicción alguna posible ya que como la inspirada y genuina palabra de Dios es inerrante.

*La ira no es más que una reacción emocional causada por algo que nos desagrada. En sí misma la ira no es pecado, porque aún Dios puede airarse (Deu 9:8  Y en Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros).  En el Antiguo Testamento aparece varias veces la expresión “la ira de Jehová”: Num 25:4 “…la ira del furor de Jehová”, Jer 4:8 “…la ira de Jehová”, Jer 12:13 “…ardiente ira de Jehová”. La ira santa de Dios es una parte de su juicio contra el pecado, tal como se ilustra en la ira del Señor cuando limpió el templo (Mat 21:12,13).

A. T. Robertson, en su libro Word Pictures in the New Testament,  comenta sobre el versículo 26 de Efe 4: “muy probablemente significa: en lo que a mí respecta, ustedes pueden airarse (si no lo pueden evitar),  pero no pequen por ese motivo”.

De lo anterior podemos concluir que  Pablo nos deja claro que es imposible no enojarse, ya que esta en nuestra naturaleza humana. Pero lo que debemos evitar es lo que podría seguir al enojo un descontrol y sentimientos que nos llevarán a ofender a Dios con nuestra actitud.  

*He oído decir que una de cada 35 muertes en la ciudad de Chicago, EEUU, es un homicidio, y que la mayoría de estos homicidios involucran a parientes y amigos. Son los que la ley llama crímenes pasionales. Dos amigos comienzan a discutir (a menudo mientras juegan), y uno de ellos se enoja, toma un arma o cuchillo y mata a su amigo. Horacio el historiador tenía razón cuando dijo: “La ira es una locura momentánea”.

Una mujer trató de excusar su mal temperamento diciendo: Exploto y después me olvido de todo. – Si – respondió una amiga de ella, -- igual que una escopeta, pero vea el daño que deja tras de sí.

“Cualquiera puede enojarse”, escribió Aristóteles. “Pero enojarse con la persona correcta, en la medida correcta, en el momento correcto, por la causa correcta y del modo correcto… no es fácil”.

Salomón tiene una buena solución “La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor” Proverbios 15:1.

*Warren W. Wiersbe “Ricos en Cristo” estudio a la epístola a los Efesios.

miércoles, 16 de enero de 2013

Los 12 discípulos de Jesús, (III). ¿Con cual te identificas?






¿Con cual te identificas?

El menor, el más pequeño.
JACOBO: (gr. Iakoµbos, heb., ‘el que toma del talón’, ‘suplantador’).
1. Hijo de Zebedeo, pescador de Galilea que junto con su hermano Juan fue llamado para ser uno de los doce apóstoles (Mt. 4.21). Con Pedro, los dos hermanos formaron el círculo interno de tres entre los doce, y estuvieron presente cuando el Señor resucitó a la hija de Jairo (Mr. 5.37), en la transfiguración (Mr. 9.2), y durante el sufrimiento del Señor en Getsemaní (Mr. 14.33), ocasiones en las que los otros fueron excluidos. Jacobo y Juan, a quienes Jesús apodó “Boanerges, esto es, hijos del trueno” (Mr. 3.17), fueron reprendidos por Jesús cuando sugirieron que podían pedir “fuego del cielo” para destruir una aldea samaritana que se había rehusado a recibir a Cristo cuando iba a Jerusalén (Lc. 9.54). También causaron envidia entre los discípulos cuando solicitaron un lugar de honor en el reino de Cristo; aunque no se les prometió tal ventaja, se les dijo que compartirían la copa que el Maestro tenía que beber (Mr. 10.39), profecía que se cumplió cuando Jacobo fue muerto “a espada” por Herodes Agripa I, ca.ca. circa (lat.), aproximadamente, alrededor de 44 d.C. (Hch. 12.2).
2. Hijo Alfeo, otro de los doce apóstoles (Mt. 10.3; Hch. 1.13). Generalmente se lo equipara con “Santiago el menor”, hijo de María (Mr. 15.40). La descripción “el menor” (gr. mikros, ‘el pequeño’) lo distingue, ya sea como el más joven o el más pequeño en estatura, de los hijos de Zebedeo.
3. Padre del apóstol Judas (no el Iscariote), conocido solamente por dicha circunstancia en los escritos de Lucas (Lc. 6.16; Hch. 1.13; los otros evangelios tienen Tadeo en lugar de Judas).
4. El hermano de Jesús que, junto con sus hermanos José, Simón, y Judas (Mt. 13.55), aparentemente no aceptaron la autoridad de Jesús antes de su resurrección (véase Mr. 3.21 y Jn. 7.5). Después que se le apareció Jesús resucitado (1 Co. 15.7), se convirtió en dirigente de la iglesia judeocristiana de Jerusalén (Gá. 1.19; 2.9; Hch. 12.17). Según la tradición, fue nombrado primer obispo de Jerusalén por el Señor mismo (Eusebio, HEHE Eusebio, Historia eclesiástica 7.19). Presidió el primer concilio de Jerusalén, que consideró los términos de admisión de los gentiles en la iglesia, formuló el decreto que se promulgó a las iglesias de Antioquía, Siria, y Cilicia (Hch. 15.19–23), y permaneció como único jefe de la iglesia de Jerusalén, tratando de mantener su unidad con Pablo y su misión cuando este apóstol visitó la ciudad por última vez (Hch. 21.18ss). Pocos años más tarde Jacobo se convirtió en mártir al ser apedreado a instigación del sumo sacerdote Anano durante el interregno después de la muerte del procurador Festo en 61 d.C.d.C. después de Cristo (Josefo, Ant.Ant. Josefo, Antigüedades de los judíos 20.9). La tradición de Hegesipo, en su mayor parte legendaria, afirma que Jacobo era conocido como, “el Justo” a causa de su piedad (judía) Eusebio, HEHE Eusebio, Historia eclesiástica 2.23). Jerónimo (De viris illustribus 2) registra un fragmento del apócrifo perdido Evangelio según los hebreos (* Apócrifos del Nuevo Testamento) que contiene una historia breve y probablemente no histórica de la aparición de Jesús resucitado a Jacobo. Jacobo es el autor tradicional de la Epístola (canónica) de Santiago, en la que se describe como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (Stg. 1.1).

JUDAS:
1. Hermano del Señor (Mt. 13.55 = Mr. 6.3). Quizás el autor de la Epístola de *Judas, que se tituló a sí mismo “hermano de Jacobo” (* Hermanos del señor).
2. Hijo de Jacobo (La Biblia de las Américas (NT), 1963; y Valera, rev. 1960 “hermano”) y uno de los Doce (Lc. 6.16), también llamado Lebeo y Tadeo (Mt. 10.3; Mr. 3.18), que le hizo una pregunta a Jesús en el aposento alto (Jn. 14.22). Algunos creen que se trata del autor de la Epístola de Judas.
3. El galileo que fomentó una rebelión contra los romanos (Hch. 5.37). Josefo dice que nació en Gamala (Josefo, Antigüedades de los judíos 18.3), y ubica la rebelión en el 6 d.C. *Cirenio derrotó a los rebeldes y Judas fue muerto. 5. Judío en cuya casa en Damasco se alojó Pablo (Hch. 9.11). 6. Profeta apodado Barsabás, que junto con Silas fue elegido por los dirigentes cristianos de Jerusalén para acompañar a Pablo y a Bernabé a Antioquía, a comunicar la decisión de los apóstoles con respecto a la circuncisión (Hch. 15.22–23).

El traidor.
JUDAS ISCARIOTE:
I. Nombre y origen
En las listas sinópticas de los Doce que llamó Jesús para que estuvieran con él (Mr. 3.14), el nombre de Judas siempre aparece al final, y generalmente con alguna descripción que lo marca con un estigma infame (p. ej.p. ej. por ejemplo “el que le entregó”, Mr. 3.19; “el que también le entregó”, Mt. 10.4; “que llegó a ser el traidor”, Lc. 6.16; cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 18.2, 5). Podemos comparar el caso de Jeroboam I, en el ATAT Antiguo Testamento, donde se menciona con horror que “pecó y ha hecho pecar a Israel”.

Se aplica el término “Iscariote” a su nombre en los textos sinópticos y en Jn. 12.4, mientras que en las otras referencias joaninas la tradición textual muestra considerable variación, dándose el nombre de Simón como el del padre de Judas (Jn. 6.71; 13.2, 26), y haciéndose una explicación adicional de Iscariote mediante el agregado de apo Karyotou (en ciertas lecturas de 6.71; 12.4; 13.2, 26; 14.22). Estos datos adicionales proporcionados por Juan confirmarían la derivación de “Iscariote” del heb.heb. hebreo <éÆsû qƒréÆyot, ‘hombre de Queriot’. Queriot está ubicada en Moab, de acuerdo con Jer. 48.24, 41; Am. 2.2; pero hay otra posible identificación, con Queriot-hezrón (Jos. 15.25, °vm°vm Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds. rev. 1929), que se encuentra 19 kmkm kilómetro(s) al SS sur de Hebrón. Esta explicación geográfica de “Iscariote” es preferible al parecer que considera que el origen de esta palabra es sikarios, la forma arameizada de <isqaryaµ<aµ, ‘asesino’ (cf.cf. confer (lat.), compárese Hch. 21.38), como sugieren Schulthess y O. Cullmann, The State in the New Testament, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1957, pp.pp. página(s) 15s [trad. cast.cast. castellano El estado en el Nuevo Testamento, 1961]. Pero véase la opinión contraria, M. Hengel, Die Zeloten, 1961, pp.pp. página(s) 49.
II. Su actuación
En el grupo apostólico Judas cumplía funciones de tesorero (Jn. 13.29), mientras que en otro texto joanino se lo denomina “ladrón” (12.6), principalmente, podemos suponer, en el sentido de que se apropiaba del dinero que se le confiaba. Para este sentido del verbo traducido “sustraía” en 12.6, como lo confirman los papiros, véase A Deissmann, Bible Studies, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1901, pp.pp. página(s) 257.

Las escenas finales del relato del evangelio se ven ensombrecidas por la traición de este personaje, “uno de los doce”, como se lo llama repetidamente (Mr. 14.10, cf.cf. confer (lat.), compárese 14.20; Jn. 6.71; 12.4). Judas critica la acción de María, que ungió los pies del Maestro con el precioso ungüento (Jn. 12.3–5). El objeto del comentario del evangelista es hacer resaltar la avaricia de Judas, que no vio en el precio del ungüento la acción hermosa que Jesús alabó (Mr. 14.6), sino solamente un medio de aumentar el fondo apostólico y, por lo tanto, engrosar su propio bolsillo. Y aun este motivo lo disfrazó con el argumento, laudable en apariencia, de que el dinero podría haber sido empleado para ayudar a los pobres. De este manera, a la ambición añadió el engaño. Inmediatamente después de este incidente en Betania, Judas acude a los principales sacerdotes para traicionar al Señor (Mt. 26.14–16; Mr. 14.10–11; Lc. 22.3–6). Marcos se limita a relatar el hecho de la traición, y añade que los sacerdotes le habían prometido dinero.

Mateo agrega el detalle de la suma ofrecida, que puede haber sido un pago parcial de la cantidad acordada (con una implícita alusión a Zac. 11.12, posiblemente a Ex. 21.32; cf.cf. confer (lat.), compárese Mt. 27.9). Lucas hace resaltar el profundo significado del acto cuando relata que Satanás entró en el traidor y le inspiró su nefasto pecado (cf.cf. confer (lat.), compárese Jn. 13.2, 27). Los sinópticos concuerdan en que Judas decidió esperar una oportunidad favorable para entregar a Jesús a sus enemigos secretamente, e. d.e. d. es decir “en privado”, por argucia (para esta trad.trad. traductor, traducción, traducido en Lc. 22.6; Mr. 14.1–2, véase J. Jeremias, The Eucharistic Words of Jesus² trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1966, pp.pp. página(s) 72 [trad. cast.cast. castellano La última cena, palabras de Jesús, 1980]).

Esa oportunidad se presentó la noche en que Jesús se reunió con los Doce en el aposento alto, para la última cena (Mr. 14.17ss y pasajes paralelos), hecho que ha quedado perpetuado en la tradición eucarística de la iglesia, que data de la época de san Pablo (1 Co. 11.23: “la noche que fue entregado”). El Señor, con visión profética, anticipa la acción del traidor cuya presencia es conocida en la mesa. En el relato de Marcos no se menciona a Judas por nombre, y parece haber cierto aire de perplejidad con respecto a la identidad del traidor. La conversación de Mt. 26.25, con el diálogo basado en preguntas y respuestas, puede entenderse mejor como hablada en susurros, mientras que la narración joanina preserva la tradición directa de la pregunta del discípulo amado, y la acción de Jesús al mojar el pan, las que pueden haberse formulado y realizado de un modo confidencial. De todas maneras, este es el último llamado del Señor a Judas, como también el rechazo final del traidor. (véase F. C, Fensham, “Judas’ Hand in the Bowl and Qumran”, RQRQ Revue de Qumran 5, 1965, pp.pp. página(s) 259–261, para el rechazo de Jesús por Judas.) A partir de ese momento Satanás toma el control del que se había convertido en su cautivo; y este último sale a la oscuridad de la noche (Jn. 13.27–30).

El plan preconcebido para el arresto de Jesús se cumple totalmente. El secreto que traicionó Judas fue evidentemente el lugar de reunión en Getsemaní esa noche; y el grupo de soldados, dirigidos por Judas, llegó hasta donde nuestro Señor se encontraba orando (Mr. 14.43). La señal de identificación ofrece el último toque de ironía. “Al que yo besare, ese es”, acción con la cual el traidor completó su cometido.

Los últimos capítulos de la vida de Judas están plagados de dificultades. La Escritura da testimonio de su patético remordimiento. Sin embargo, el único evangelista que registra esto es Mateo (27.3–10). A este relato del tormento de su remordimiento y suicidio debe añadirse la narración de Hch. 1.18–19; para completar el cuadro, también debemos mencionar el grotesco testimonio de Papías, Frag. 3, preservado por Apolinario de Laodicea. Este último texto puede consultarse en la serie Ancient Christian Writer, 6, traducida y anotada por J. A. Kleist, eds.eds. edición, editor(es), editado 1957, pp.pp. página(s) 119. Papías relata la forma en que se hinchó el cadáver de Judas (este es un posible significado de la frase “y cayendo de cabeza” en Hch. 1.18; véase ArndtArndt W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 1957, bajo preµneµs), y agrega que murió en su propia porción de tierra. Varias veces se ha tratado de armonizar las versiones (p. ej.p. ej. por ejemplo la sugerencia de Agustín de que la cuerda se rompió, y de que Judas murió a consecuencia de la caída, en la forma que relata Hch. 1.18, combinando así los relatos de Mateo y del libro de Hechos). Pero aun más aterrador que los horrendos detalles es el simple y severo veredicto de Hch. 1.25: “Este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.” El apóstol se había convertido en apóstata, y se había encaminado hacia el destino reservado para tales hombres.

III. Carácter
Esta referencia nos impulsa a determinar cuál era la verdadera personalidad de Judas. Si “su propio lugar” es el lugar que él mismo eligió, ¿qué motivos lo llevaron a su horrendo fin y destino? ¿Cómo podemos armonizar esta declaración con los pasajes de la Escritura que nos dan la impresión de que Judas fue predeterminado para cumplir el papel de traidor, que Jesús lo eligió, sabiendo que lo traicionaría, que desde un principio lo había marcado con el inexorable título de “hijo de perdición” (Jn. 17.12)? Los estudios psicológicos sobre él no son definitorios ni muy provechosos. El amor al dinero; celos por otros discípulos; miedo al resultado inevitable del ministerio del Maestro, que lo hizo convertirse en testigo fiscal a fin de salvar su propia piel; intención entusiasta de obligar a Cristo a declararse Mesías (la famosa reconstrucción de Quincey); su espíritu amargado y vengativo, que se asomó cuando se deshicieron sus esperanzas terrenales, decepción que se tornó en despecho, y el despecho en odio. Todos estos son motivos que se han sugerido. Quizás sea necesario establecer tres principios generales antes de comenzar a analizar tales consideraciones. 1. No debemos dudar de la sinceridad del llamado del Señor. Jesús, al principio, lo consideró potencialmente seguidor y discípulo. Ninguna otra presuposición haría justicia al carácter del Señor, y a sus repetidos llamamientos a Judas. 2. El preconocimiento del Señor con respecto a él no conlleva preordenación forzosa, de tal manera que Judas tenga que convertirse inevitablemente en traidor. 3. En realidad Judas nunca llegó a ser un verdadero seguidor de Cristo. Cayó del apostolado, pero nunca (por lo menos, que sepamos) tuvo una relación genuina con el Señor Jesús. De modo que siguió siendo “el hijo de perdición”, que se perdió porque nunca había sido “salvado”. El título máximo que le dio a Jesús fue “Maestro” (Mt. 26.25), pero nunca “Señor”. Permanece en el escenario de la Escritura como una terrible advertencia al seguidor de Cristo no comprometido, que no abandona su compañía pero que no comparte su espíritu (cf.cf. confer (lat.), compárese Ro. 8.9b); abandona el relato del evangelio como “sentenciado y condenado” porque así lo quiso, y Dios lo confirmó en esa terrible elección.

Las dificultades asociadas con los detalles variables de la muerte de Judas se analizan en BCBC F. J. Foakes-Jackson y K. Lake, The Beginnings of Christianity, 5 t(t)., 1920–33, 1.5, pp.pp. página(s) 22–30; cf.cf. confer (lat.), compárese, tamb.tamb. también, ArndtArndt W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 1957, loc. Cit.loc. Cit. loco citato (lat.), en el lugar ya citado, y s.v.s.v. sub verbo (lat.), véase bajo la palabra correspondiente “Ioudas”, 6; K. Lüthi, Judas Iskarioth, 1955; D. Haugg, Judas Iskarioth in den neutestamentlichen Berichten, 1930; J. S. Stewart, The Life and Teaching of Jesus Christ, 1933, pp.pp. página(s) 166–170; P. Benoit, art.art. artículo(s) “La mort de Judas” en obras completas, Exégèse et Théologie, 1961; B. Gärtner, Iscariot, trad.trad. traductor, traducción, traducido ing.ing. inglés, inglesa 1971.

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  Esta sección tiene como meta, presentar información oportuna, interesante y hasta curiosa para el
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martes, 15 de enero de 2013

Los 12 discípulos de Jesús (II). ¿Con cual te identificas?


¿Con cual te identificas?

Dispuesto para el servicio: Uno de los primeros diáconos y evangelistas.

FELIPE: (gr. filippos, significa: ‘aficionado a caballos’). Los escritores del Nuevo Testamento conocen cuatro personajes con este nombre.
1. Un hijo de Herodes el Grande y Mariamne, hija de Simón el sumo sacerdote. Por un tiempo figuraba como heredero a la sucesión después de Antípater (Jos.Jos. Josefo, Ant, 17.53), pero este arreglo fue revocado por testamentos posteriores, y vivió como ciudadano común. A. H. M. Jones (The Herods of Judaea, 1938, p.176n.) afirma que su nombre era Herodes, no Felipe. (Josefo, Antigüedades de los judíos 18.137, lo llama *Herodes, pero eran tantos los miembros de la familia herodiana que llevaban este nombre que se hacía casi obligatorio tener un nombre adicional.) Su mujer *Herodias, madre de Salomé, lo abandonó con el fin de juntarse con Herodes Antipas, su medio hermano (Mt. 14.3; Mr. 6.17; Lc. 3.19).
2. Un hijo de Herodes el Grande y su quinta esposa, Cleopatra de Jerusalén; Josefo, Antigüedades de los judíos 17.21, dice que se crió en Roma. Cuando Augusto arregló el testamento de Herodes a Felipe se le concedió la tetrarquía de Gaulanítida, Traconite (Traconítida), Auranítida, Batanea (Josefo), e Iturea (Lc. 3.1). Gobernó durante 37 años hasta su muerte en el invierno del 33/34 d.C., y se diferenció de sus parientes por la moderación y la justicia que imperaron en su gobierno (Josefo, Antigüedades de los judíos 18.106). Cuando murió, el territorio fue incorporado a la provincia de Siria hasta el 37 d.C., cuando el emperador Cayo Calígula se lo otorgó a Agripa (el Herodes de Hch. 12.1, 19–23), hijo de Aristóbulo y nieto de Herodes y Mariamne. Felipe reedificó a Panias (la actual Banias) con el nombre de Cesarea de Filipo (Mt. 16.13; Mr. 8.27) y Betsaida Julias (Josefo, Antigüedades de los judíos18. 28; Josefo, Guerras de los judíos 2.168), ambos nombres que reflejan sus simpatías pro romanas. Fue el primer príncipe judio que imprimió la cabeza de los emperadores romanos en sus monedas. Se casó con Salomé, hija de *Herodías, pero no tuvo hijos (Jos.Jos. Josefo, Ant.Ant. Josefo, Antigüedades de los judíos 18.137).
3. Felipe el apóstol fue llamado a seguir a Jesús al día siguiente de aquel en el cual fueron llamados Andrés y Simón, y sirvió de instrumento para que Natanael acudiera a él (Jn. 1.43–46). Su hogar estaba en *Betsaida (Jn. 1.44): esta era la Betsaida de Galilea (Jn. 12.21), la ciudad natal de Andrés y Simón, y se piensa que era una aldea de pescadores en la ribera occidental del lago. En las listas de los apóstoles en Mt. 10.3; Mr. 3.14; Lc. 6.14 aparece en quinto lugar, con Bartolomé en el sexto; Hch. 1.13 lo coloca en el quinto lugar, pero ubica a Tomás en el sexto. Las únicas referencias adicionales a él en el NT cuentan que no pudo sugerir a Jesús cómo proporcionar alimento para los cinco mil (Jn. 6.5), que acercó a los griegos a Jesús (Jn. 12.21s), y que pidió a Jesús que pudiera ver al Padre (Jn. 14.8). Papías 2.4 se refiere a él como uno de los integrantes del presbyteroi (véase  infra (lat.), abajo para mayor información).
4. Felipe fue uno de los “siete” que fueron elegidos para ocupar cargos (los primeros *“diáconos”) en la iglesia de Jerusalén (Hch. 6.5). Cuando la persecución de la iglesia que siguió al martirio de Esteban, llevó el evangelio a Samaria, donde su ministerio fue muy bendecido (Hch. 8.5–13), y posteriormente fue enviado hacia el SS sur, a la carretera que unía Jerusalén con Gaza, para conducir a Cristo al eunuco etíope (Hch. 8.26–38). Después de este incidente el Espíritu lo trasladó a Azoto, la Asdod filistea, y desde allí llevó a cabo un ministerio itinerante hasta llegar al puerto de Cesarea (Hch. 8.39–40), donde parece haberse establecido (Hch. 21.8). Era conocido como “el evangelista”, presumiblemente para distinguirlo del apóstol (3, supra (lat.), arriba), y tuvo cuatro hijas que eran profetisas (Hch. 21.9). Lucas se esfuerza aquí por distinguir al evangelista del apóstol. Dos veces Eusebio (Eusebio, Historia eclesiástica 3.31; 5.24) dice que Polícrates se refiere a Felipe, “uno de los doce apóstoles”, y sus dos ancianas hijas vírgenes, diciendo que fueron sepultados en Hierápolis, mientras que otra hija fue enterrada en Éfeso. Tal vez esta última sea la que se menciona en 3.30 (citando a Clemente de Alejandría, que quizá usa el plural aquí en forma imprecisa) como que había sido dada en matrimonio. También se dice que Papías (Eusebio, Historia eclesiástica 3.39) afirmó que “el apóstol Felipe” y sus hijas vivieron en Hierápolis, y que ellas le suministraron información. Una cita del Diálogo de Gayo y Proclo en  Eusebio, Historia eclesiástica 3.31, de que la tumba de Felipe y sus cuatro hijas profetisas puede verse en Hierápolis, seguida de una referencia a Hch. 21.8–9, demuestra que el historiador había confundido al apóstol y al evangelista. Es perfectamente natural suponer que tanto el apóstol como el evangelista tuviesen hijas, lo cual podría conducir a la confusión. Lightfoot (Colossians, página(s) 45ss) probablemente tiene razón cuando sostiene que fue el apóstol el que murió en Hierápolis.
Los papiros encontrados en Nag Hammadi (* Quenoboskión) han revelado un Evangelio según Felipe apócrifo: véase R. McL., Wilson, The Gospel of Philip, 1962.

El constante:  aparece en todas las listas de los Doce.
BARTOLOMÉ: (gr. bartholomaios, ‘hijo de Talmai’ o, en época grecorromana, ‘hijo de Tolomeo’). El que llevaba este patronímico aparece en todas las listas de los Doce (Mt. 10.3; Mr. 3.18; Lc. 6.14; Hch. 1.13), pero no hay otras menciones en el Nuevo Testamento. Su asociación con Felipe en todas las listas salvo la última ha hecho pensar a muchas lectores desde el siglo(s) IX en adelante que podría tratarse de *Natanael de Caná, el amigo de Felipe (Jn. 1.45ss; confer (lat.), compárese 21.2); sobre esto no es posible llegar a una conclusión definitiva.
 F. F. Bruce, M.A., D.D., F.B.A., Profesor emérito de Crítica y Exégesis Bíblicas en la cátedra Rylands de la Universidad de Manchester, Inglaterra.

El heraldo del Rey.
MATEO: Mateo aparece en todas las listas de los doce apóstoles (Mt. 10.3; Mr. 3.18; Lc. 6.15; Hch. 1.13). En Mt. 10.3 se lo describe, además, como “publicano” ( Dios habla hoy, “versión popular”, 2ª eds. 1983 “el que cobraba impuestos”). En Mt. 9.9 Jesús lo encuentra “sentado al banco de los tributos públicos” y lo invita a seguirlo. En los pasajes paralelos en Marcos y Lucas se designa como Leví al publicano que fue llamado del banco de los tributos públicos, y Marcos añade que era “hijo de Alfeo”. En el Evangelio de Pedro también se menciona a Leví, hijo de Alfeo, como discípulo de Jesús. Posteriormente Jesús es invitado junto con muchos publicanos y pecadores. Ni Mt. 9.10 ni Mr. 2.15 aclaran en qué casa tuvo lugar la comida, pero Lc. 5.29 informa que “Leví le hizo un gran banquete en su casa”. Tomando como base estos elementos generalmente se supone que Mateo y Leví eran la misma persona.

La declaración de Papías de que Mateo “compiló los oráculos” (synegrapsato °ta°ta F. Torres Amat, La Sagrada Biblia, trad. de la Vg. logia) en heb.heb. hebreo fue tomada por la iglesia primitiva como prueba de que Mateo fue el autor del evangelio que hemos recibido como “según Mateo”. La mayor parte de los estudiosos modernos creen que Papías se refería a una compilación por Mateo, ya sea de los dichos de Jesús o de los textos del ATAT Antiguo Testamento relativos a la esperanza mesiánica. Puede haber ocurrido que la posterior inclusión de algunos de estos dichos o textos probatorios en el Evangelio de Mateo haya sido la razón por la cual el documento comenzó a conocerse como “según Mateo” a partir de mediados del ss.ss. siglo(s) II. Para la bibliografía correspondiente, véase * Mateo, Evangelio de.

El interesado, dispuesto e incrédulo.
TOMÁS: Uno de los doce apóstoles. En las listas de los Doce dispuestas en tres grupos de cuatro cada uno, Tomás aparece en el segundo grupo (Mt. 10.2–4; Mr. 3.16–19; Lc. 6.14–16; Hch. 1.13). Se lo vincula con Mateo en Mt. 10.3 y con Felipe en Hch. 1.13. El nombre proviene del arameo, que significa ‘mellizo’; tres veces Juan usa la versión griego del nombre, “Dídimo” (11.16; 20.24; 21.2). El interrogante sobre quién era el otro mellizo no puede resolverse con seguridad. Diversas tradiciones (sir. y egipcio) sugieren que su nombre personal era Judas.

Únicamente en el cuarto evangelio se hacen referencias personales a Tomás. Estaba dispuesto a ir con Jesús a la tumba de Lázaro, y a una posible muerte a manos de los judíos (Jn. 11.16). Confesó que no sabía adónde iba Jesús cuando este advirtió a los Doce acerca de su inminente partida (Jn. 14.5). El incidente principal por el que siempre se lo ha recordado, y por el que ha recibido el nombre de “Tomás el desconfiado”, es el de su incredulidad ante el hecho de la resurrección. No estaba presente cuando Cristo apareció a los demás apóstoles (Jn. 20.24), y dijo que necesitaba pruebas visuales y táctiles de la resurrección (20.25). Una semana más tarde Cristo apareció nuevamente a los once y concedió a Tomás la oportunidad de comprobar la realidad de su cuerpo.

La confesión de fe de Tomás, “¡Señor mío, y Dios mío!” (20.28), señala el punto culminante del cuarto evangelio; se le promete una bendición al que pueda llegar a la fe sin el auxilio de la vista.

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El dictador del futuro, E. Carballosa.


El interés por conocer las cosas futuras parece ir acrecentándose en
nuestro tiempo. Prueba de ello es el pingüe negocio que hacen los
publicadores de horóscopos.
Los cambios súbitos y radicales del mundo moderno y los presagios nada
halagüeños de los observadores y analistas de la escena contemporánea
intensifican la zozobra en que viven millones de hombres y mujeres que se
preguntan ansiosamente acerca de lo que, en verdad, traerá el día de
mañana. No es de extrañar que haya tantos oídos abiertos a cualquier
mensaje que ofrezca descorrer el velo del futuro.
El Señor Jesucristo predijo que en los postreros días se levantarían falsos
profetas que engañarían a muchos (Mt. 24:11). Conforme se acerque el final
de la era presente aumentará, aún más que hoy, el interés por desentrañar
lo que está por venir, y surgirán profetas que en vez de anunciar la Palabra
de Dios dirán a las gentes lo que éstas deseen escuchar (2 Tim. 4:3-4).

EMILIO ANTONIO NÚÑEZ C. Rector,
Seminario Teológico Centroamericano,
Guatemala.

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lunes, 14 de enero de 2013

Himnos Históricos. ¡Oh, qué amigo nos es Cristo!


Leandro Garza Mora
1854–1938

    Experiencias amargas marcaron la niñez y juventud de Leandro Garza. Tenía solo cinco años cuando su padre falleció, obligando a su madre a sostener la familia. Pasaron por penurias y problemas. Cuando al fin ella volvió a casarse, el joven Leandro se disgustó. Se fue de la casa y cayó en malas costumbres. Con el tiempo regresó y la familia entabló amistad con unos misioneros evangélicos. 
Música: Charles C. Converse
1834–1918
    Recibieron el mensaje de salvación y Garza ayudó a establecer una iglesia en su pueblo, Matamoros, México. Llegó a ser pastor y traductor de himnos, sirviendo al Señor durante 70 años. Tradujo el himno:“ Oh qué amigo nos es Cristo”.
Oh que amigo nos es Cristo.
 (Has click aquí para escuchar la música).

¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
El llevó nuestro dolor,
Y nos manda que llevemos
Todo a Dios en oración.
¿Vive el hombre desprovisto
De paz, gozo y santo amor?
Esto es porque no llevamos
Todo a Dios en oración.
¿Vives débil y cargado
De cuidados y temor?
A Jesús, refugio eterno,
Dile todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos?
Cuéntaselo en oración:
En sus brazos de amor tierno,
Paz tendrá tu corazón.
Jesucristo es nuestro amigo;
De esto prueba nos mostró,
Pues sufrió el cruel castigo
Que el culpable mereció.
El castigo de su pueblo
En su muerte Él sufrió,
Cristo es un amigo eterno
¡Sólo en Él confío yo!

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domingo, 13 de enero de 2013

Lugares en el tabernáculo de Dios, mp3



Escucha este mensaje en audio mp3.
(Haz clic sobre el tema para escuchar o descargar, luego en botón derecho del ratón y selecciona "descargar como").





Lugares en el tabernáculo de Dios, nosotros.

                                                           Lugar.                                                            Duración 
                                                            (Islas Canarias)                                               (min.)
                                 Puerto del Rosario - Fuerteventura.                            51:28
                                              La Paterna - Gran Canaria.
                                                              La Orotava - Tenerife.

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A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me es dada esta gracia de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo;
Efesios 3:8

sábado, 12 de enero de 2013

La Paz del perdón, Charles Stanley.






Una guía práctica acerca del perdón de Dios y el perdón hacia nuestros semejantes. 

Dejando atrás el pecado y disfrutando la paz de Dios.

En La Paz del perdón el Dr. Stanley aborda temas como el de como practicar una vida de perdón en nuestras relaciones y como hacer del perdón una experiencia practica continua.

Entrelazando anécdotas de su propia vida y de la de personas a las que ha dado consejería, el Dr. Stanley nos muestra como la paz que nace del perdón afecta nuestra actitud hacia nosotros mismos, hacia otras personas y hacia Dios.





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